En más de una ocasión clientes me han compartido que su vida está en orden pero que se sienten mal, vacíos, pasando insomnio, y sin saber cómo manejarlo. Con urgencia esperan sentirse mejor. Cuando hay herramientas y disciplina para practicarlas, la mente cesa de divagar de un lado a otro, así se evita el desbalance en las emociones. En ocasiones llegan las señales emocionales sin poder captarlas mientras, pasa el tiempo, y sumergidos en cumplir nuestros deberes en automático sin espacio para reflexión, podemos caer en la trampa de la reacción. Nos toca a todos revisarnos para no perder ese balance y para cuando se pierda, lo podamos recuperar.

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Buscar el equilibrio momento a momento funciona como preventivo a descontentos, quejas, ansiedad y sensación de vacío. Somos seres integrales, compuestos por la mente, el cuerpo y el espíritu, por lo cual hay que atender las tres. Atender la frecuencia en que vibramos es fundamental para recibir lo que necesitamos para crecer. A veces podemos vibrar en frecuencias bajas como el dolor, la tristeza, la venganza, sin directamente enseñarlo al exterior en nuestro diario vivir. La frecuencia en la que vibramos es importante para adelantar nuestros deseos más profundos y vivir experiencias plenas. Ponerlo en práctica es un reto, pero cuando se logra, los resultados hablan por sí solos.

Vivir en balance aumenta la tranquilidad, afina la intuición, potencia la autoestima, y nuestro paso por el día resulta mucho más pleno cuando dedicamos tiempo para escucharnos y atendernos. Nos conviene ser aún más persistentes para lograr el balance cuando estamos cansados, enfermos, muy metidos en la rutina, preocupados o molestos. Hacer el intento implica que nos debemos tomar en serio la costumbre de practicar hábitos que nos ayudan. ¡Inténtalo!

Sugerencias:

Mantenerse hidratado y comer alimentos frescos.

Practicar la respiración consciente.

Hacer Yoga, caminar, algún deporte, o posturas de balance como el águila y el árbol.

Meditar mínimo 10 minutos al día.

Escuchar y atender tu voz interior.

Disfrutar el día con todo lo que trae.

Cuidar la salud mental.

Administrar el pensamiento.

Confiar.

Evaluemos los siguientes cuatro aspectos para alcanzar el equilibrio.

Cuerpo: El cuerpo físico es la casa donde vivimos. Cuidemos lo que comemos y ejercitémoslo.

Mente: Administrar los pensamientos para generar emociones positivas en vez de ansiedad o preocupación.

Emociones: Reconocerlas para reaccionar de manera adecuada o atender conflictos desde una nueva perspectiva.

Espíritu: Cuidar nuestras cualidades espirituales para el desarrollo del carácter espiritual. Amabilidad, bondad, amor, contentamiento, gratitud, esperanza, pureza, moderación, compartir, son algunas.