De las sorpresas más inesperadas que me he llevado en mis encuentros con los confinados de las instituciones de nuestra isla, es el efecto que tiene en ellos el taller de meditación. Lo mucho que les gusta y los cambios inmediatos que causa en ellos. Algunos lo incluyen seriamente en su rutina diaria, y he sido testigo de los sutiles cambios que se les produce en sus rostros, sus actitudes y su vocabulario. ¡Hermoso!

Igual que ellos, tenemos la oportunidad repetida de reinventarnos, dejar atrás el pasado, lo que no nos suma y volver a comenzar. ¿Les ha pasado que al hacer metamorfosis personales hay conductas a las que se les tiene menos tolerancia? La primera que se comienza a rechazar es la violencia. Seguramente, quien lee esto, al igual que yo, se cansa, se preocupa y también se afecta por la violencia que vivimos y nos rodea. Se ha normalizado el maltrato, los asesinatos y el odio sin razón. Y como dice la maestra y autora, Karen Berg (que en Paz descanse), lo único que acabará con el odio sin razón es el amor sin razón.

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Existe un método para minimizar las reacciones y el impulso violento que además de aportar a disipar la preocupación y convertir esa energía en acción positiva, también nos ayuda a mermar la violencia dentro de uno mismo. Todos tenemos algo de violencia en nosotros, al aceptarlo preguntémonos:

¿Qué estoy haciendo para ayudarme a estar más en paz? ¿Estoy separando tiempo para cuidarme y amarme a mí mismo? ¿Busco y practico las herramientas si las necesito? ¿Busco la ayuda necesaria?

La meditación tradicional es una antiquísima técnica que ahora se incluye en el programa educativo de las escuelas que están a la vanguardia. Es un método para el que no hay que invertir dinero, ni requiere de entrenamiento. Callar la mente, dejarla en blanco o detener los pensamientos es absurdo, ya que el trabajo de la mente es pensar. Lo que sí queremos lograr es no aferrarnos a ninguno de ellos, dejarlos pasar como escenas de una película y de esta manera no afectarnos.

Seremos impactados positivamente en nuestros sistemas corporales, vibración, la mente y estado de ánimo. Establecer el hábito de separar de 10 a 20 minutos al día, para ejercer la práctica de la meditación es lo que trae los esperados resultados. Podremos ver generosos avances en nuestra vida, ánimo y conductas. Luego de unos meses, es posible que también nos pregunten qué estamos haciendo nuevo, pues las facciones y nuestro rostro resultan más claros, relajados, reflejando nuestra luz y paz natural.

Para meditar:

- Siéntate en el suelo o silla.

- En el suelo cruza las piernas (si te molesta comienza con las piernas estiradas o coloca un cojín en los glúteos). En la silla déjalas sin cruzar, con forma de 90 grados, con los pies en el suelo.

- Deja la espalda derecha y cierra los ojos. Que tus manos descansen sobre las rodillas.

- Comienza a respirar inhalando suavemente mientras llenas el abdomen de aire expandiéndolo, y exhalando vaciando el abdomen mientras se lleva hacia atrás hacia la espalda. El pecho está quieto y las respiraciones son por la nariz.

- Sólo respira, lento, como las olas del mar y escucha el ruido de tu respirar. Cuenta cinco segundos para inhalar y seis para exhalar.

- Verás cómo la mente te envía ideas o impulsos para que te levantes o te distraigas, no pelees con ella, solo regresa el enfoque al ruido de tu respirar.

- Continúa hasta que la alarma del reloj te avise que ya pasaron los diez minutos.

- Luego abre tus ojos y ve levantándote del suelo o la silla lentamente con una nueva vibración en ti, disfrútalo.

¡Anímate! Haz por ti todo lo que puedas para mantenerte en paz y en calma. Estarás aportando a la paz que queremos ver en el mundo.

Beneficios de meditar:

1. Ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y aumenta las defensas para prevenir enfermedades.

2. Disminuye la tensión arterial y física.

3. Brinda mayor claridad de pensamiento para responder adecuadamente a los conflictos. En el caso de la depresión funciona para prevenir crisis y vivir con más felicidad.

4. Estimula el cambio de las situaciones negativas a positivas.

5. Mejora las relaciones sociales y de pareja.