Esta semana se ha repetido entre clientes y en los talleres, la oportunidad de invitarnos a observar las veces que nos señalamos a nosotros mismos sin misericordia. Así mismo nos pasa con otras personas. ¿Por qué nos señalamos unos a otros desde la percepción de que alguien está mal y alguien está bien?

La oportunidad que nos regala este tema, es que tenemos la opción constante revisarnos, y hacer reflexión, también sin juicio. Revisar nuestras palabras, pensamientos y creencias para ir creando un nuevo hábito que nos permita entendernos desde lo que tenemos en común en vez de lo que nos separa. ¿Por qué siempre alguien está bien y alguien mal? Si cada cual está viviendo la experiencia desde su perspectiva, será mejor, expresarnos desde lo que sentimos, desde nuestro deseo de compartir, quizás una anécdota, una observación, una forma de pensar, o tal vez un testimonio, y así hacernos responsables de nosotros mismos.

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¿Quién o qué nos da el poder de señalar el camino y las decisiones de los demás? Cada cual está en su camino, haciendo las cosas según sus decisiones y desde donde mejor puede. Sí, ofrezcamos luz que podamos aportar para ayudar a alguien, claro que sí, pero sin añadir el juicio. Fácil no es, pero es un reto que trae frutos.

Ciertamente siempre hay espacio para mejorar, pero el proceso de cada cual es sagrado. Nadie es mejor que nadie ni peor tampoco. Estamos todos en esta vida, donde también se nos da la oportunidad de responsabilizarnos y decidir, ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Con quién? ¿Para qué? ¿Por qué? A lo que le llamamos libre albedrío.

El comprender con firmeza que todos estamos haciendo lo mejor que podemos, desde donde estamos y que igualmente nos podemos y nos debemos inspirar a mejorar buscando técnicas, mecanismos, educación, y practicarlos, nos provee mucha más libertad y paciencia en el camino.

Respetemos las decisiones y formas, si entendemos que otros tienen que mejorar es porque nosotros también podemos hacerlo y nos debemos lanzar a la faena. Seamos compasivos con nosotros mismos primero, así podremos ir creciendo en la comprensión, tolerancia hacia nuestros familiares y los demás.

Sugerencias:

1. Haz lo necesario para mantenerte liviano emocionalmente.

2. Perdona a diario, todo lo que ocurre que no está en tu control y te causan emociones incómodas.

3. Observa tus pensamientos y acciones, y cuando éstas vayan en contra de tu mejor versión intenta transformarlos al momento.

4. Esfuérzate para vivir en alegría, aporta a la de otros también.

5. Rechaza la crítica hacia los demás y a ti mismo.

6. Establece y cumple tus metas diarias relacionadas a tu evolución interna y personal.

7. Vive el presente con comprensión y compasión.