Sin mucha inspiración, porque permití que los recientes acontecimientos sacudieran mi ánimo, indagando en un tema para escribir esta columna semanal, rebuscaba mi interior en una expedición que parecía inagotable.

Recordé a mi primera maestra de yoga, que un día que me dijo que a veces la información que necesitamos se nos presenta al prender el televisor, al navegar en internet, al escuchar una canción o leer algún escrito. Lo había oído antes y aunque podría sonar inusual, aprendí que con la intención y apertura correctas hay gran verdad en su premisa. Así que inmediatamente miré alrededor; había una vela que encendí al lado de la computadora a las siete y treinta de la mañana, cuando respirar profundamente era obligado. Una taza de café a la que le añadí agua caliente porque se había enfriado, y mi agenda, la de Paolo Coelho que mi madre me regala tradicionalmente en las Navidades – y que todavía me funciona mejor que las digitales – la abrí aleatoriamente en la semana treinta y dos, me encontré con este mensaje que definitivamente necesitaba y como estamos conectados, posiblemente lo necesite quien lo lea aquí también:

“Aunque los pensamientos sean siempre los mismos, hay algo más fuerte que ellos, que se llama Amor. Porque, cuando amamos de verdad, conocemos mejor a los demás y a nosotros mismos.”

Ya no había mucho más para rebuscar, en esas palabras lo encontré todo. Lo fácil sería señalar hacia delante, -hábito que solo nos daña a nosotros mismos. Mirar de todas las maneras posibles en dónde “el otro” o “los otros” están cometiendo un error, o medir si aman de verdad o no. Pero así no funciona, hay que mirarse uno. De hecho, también recordé a Bárbara, una gran mujer, amiga sanadora llena de herramientas y compasión que ya no está con nosotros. Hace unos veinte años en una sesión me dijo: Ahora todo eso que dices, aplícatelo tú.

De las mejores enseñanzas y de las más exigentes, porque hay que crear un nuevo hábito, el de observar atentamente cuánto nos amamos, con todo lo que somos, con todo lo que hay que trabajar, y con todas nuestras fortalezas y así conocernos mejor, y conocer mejor al otro. Amar de verdad…

Sugerencias:

• Enfoca en lo positivo de cada evento o situación.

• Haz tus cambios con actitud de alegría y curiosidad.

• Deja la culpa a un lado, siempre hay oportunidad para ser mejores.

• Traza metas internas que sabes que puedes lograr.

• Ve paso a paso hacia tus logros de carácter disfrutando el proceso.

• Sé empático contigo mismo y practícalo con los demás.

• Busca ayuda para apoyar tu proceso.