Las experiencias de la vida le fueron enseñando la relevancia de cuidar de sí misma. También, lo acertado de transformar la visión de lo que fácilmente pudiera juzgarse como negativo, a una mirada más constructiva.

La actriz Suzette Bacó aprendió hace tiempo que el proceso de vivir no es un camino recto, que tú eres el principal gestor de tu armonía y que tu felicidad no la delegas a nadie.

“Para mí, mi paz es primordial, es mi elección”, expuso enfática quien en 2020 se certificó como “coach” profesional con especialidad en resiliencia y organizacional.

“Yo no sabía qué era una decisión y qué tenía que trabajarse. Yo pensaba que la paz era, pues, estar en paz. No. La paz es una decisión y hay que trabajarla todos los días, así que aquellos elementos que yo sé que pueden ser detonantes y que pueden afectar mi paz, yo trato de mantenerlos al límite y al margen”, prosiguió la artista al abundar sobre cómo comprender este aspecto le ha ayudado a lograr el objetivo. “No siempre sucede así, pero no le otorgo mi paz a nada ni a nadie”.

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La actriz también abordó nuestra responsabilidad desde una perspectiva práctica para vivir en calma.

“Hay veces en que si la paz se va, y yo estoy en pura ansiedad, vuelvo y lo reconozco, me centro, y digo ‘mi vida no es eso, mi vida ahora está en orden, es otra cosa, y me gusta donde estoy’, y vuelvo a recuperar eso, y tengo que volver a centrarme y volver a ordenarme”.

Suzette Bacó, quien manifestó que desde hace años la visita a la psicóloga forma parte de su rutina de bienestar, compartió cinco de las prácticas que realiza en su objetivo por cuidar su armonía.

1. Un tiempo a solas

“Cuándo estoy en un momento de adversidad, que me está ‘jamaqueando’, yo tiendo a aislarme, tiendo a estar en silencio y a retraerme un poco y quedarme en mi casa tranquila, porque mi casa es mi remanso de paz y ahí es que yo logro ordenarme. Cuando estoy lista, empiezo a compartir más con mis amistades un poquito más. No nos enseñan a que estar solo está bien. No nos enseñan a disfrutar de estar solo conmigo. Ese es el problema, que lo vemos como soledad y el estar solo no es estar en soledad. La soledad es una cosa; yo estar sola es otra. Yo estoy conmigo. Yo puedo salir sola a comer, feliz. Yo me visto bonita y hago mi reservación y llego sola a los sitios a comer. Voy al cine sola. He viajado sola. Uno tiene que aprender a disfrutar de uno, porque en la medida en que estés bien contigo es que tú vas a estar bien con los demás”.

2. Leer

“Me gusta la lectura que me ayude a fortalecer herramientas que yo tengo, pero que ayuden a recordar y a fortalecer lo que yo en ese momento estoy perdiendo, y entonces vuelvo y me centro”.

3. Meditar

“Practico la meditación todos los días. Me gusta la meditación de sonido primordial, de Deepak Chopra, que la aprendí hace muchos años. Mi maestra fue Camille Carrión y esa es la que practico hace ya más de diez años. La alterno con otros tipos de meditaciones que son guiadas, porque son escuchadas. La de Deepak es en completo silencio. Tienes que aprender a hacerla. En principio no es fácil, pero luego se logra. Es en completo silencio porque lo que quieres es que la mente y los pensamientos paren, y no estés pensando en nada. Hay más de 60 mil pensamientos diarios en el humano. Lo que pretende esta meditación es que, entre pensamiento y pensamiento, hay un ‘gap’ (intervalo). Ese ‘gap’ es de puro silencio y neutro. La meditación te hace entrar en ese ‘gap’ y quedarte ahí media hora, y ese descanso, cuando tú te despiertas de esa meditación, tú estás completamente renovado y lleno de energía”.

4. Ser selectiva a lo que se expone

“Me gusta ver cosas constructivas. Cuando estás en esa etapa, en vez de ponerte a ver películas deprimentes, yo prefiero ver cosas que te eleven, comedia o cosas que tengan un buen sentido”.

5. Orar

“Yo oro. Ahí es que me afino más en mi relación con lo espiritual, con Dios, con estar tranquila, y cuando ya me voy sintiendo más tranquila, entonces sigo manejando la adversidad. Tengo mi ritual. Prendo una velita, me siento. Yo tengo una mesita en donde tengo muchas cosas. Tengo la oración del Ángel de la Guarda. Tengo la foto de mi mamá y de mi papá. Tengo cosas que pertenecían a Albert (Rodríguez), cosas que pertenecían a mi sobrina que falleció hace dos años. Una cadenita, cualquier cosita de ellos. Tengo un Niñito Jesús que me regalaron cuando estaba en la universidad, una profesora. Tengo muchas cosas que son importantes para mí. Tengo un Budita pequeño que me regaló Cristina Soler. Hay cosas que pertenecieron a mis abuelos. Me siento ahí porque ese es mi momento de conectarme con esa gente que me amó y que yo amé profundamente, y eso me da paz porque son mis seres guías, y con mis ángeles. Ahí me siento tranquila. Me conecto con ese ser superior, con Dios, como lo quieran llamar. A mí esto es lo que me funciona. Mi relación con Dios es especial, es única y está por encima de quien sea. La cultivo a mi manera, no dentro de un dogma específico”.