¿Convives con “vampiros emocionales”?
Cómo detectarlos y qué estrategias usar para afrontar sus actitudes tóxicas.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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“El drama y la culpa son parte de ellos. Siempre están actuando o tratando de llamar la atención. Drenan la energía de las personas felices y entusiastas de la vida. No es de extrañar que uno se sienta deprimido después de estar con ellos”, escribe en Quora un usuario llamado Poonam Singh respecto de los “vampiros emocionales”.
Se trata de personas que quitan la energía y que encontrarse con ellas es muy desgastante porque cuentan sus problemas una y otra vez y no hay consejo que les venga bien. Son personas tóxicas conocidas como vampiros emocionales o energéticos, porque de la misma manera que relata el folclore, son similares a esas criaturas mitológicas que se alimentan de la esencia vital de otros seres para mantenerse vivos.
El término apareció en el 2000 luego de que el psicólogo y columnista estadounidense, Albert J Bernstein, publicara un libro titulado “Vampiros emocionales: cómo reconocer y tratar con esas personas que manipulan nuestros sentimientos”. En la obra, el autor destaca que los vampiros emocionales no están estereotipados en una sola persona sino que pueden estar en varios ámbitos de la vida: en una pareja, un amante, un amigo, colega del trabajo, un familiar e incluso un hijo. Asimismo, cuentan con características distintas por eso se podría decir que hay diferentes tipos de vampiros energéticos: antisociales, obsesivos compulsivos, controladores y paranoicos y narcisistas.
“He encontrado que el mayor drenaje de energía en mis pacientes son las relaciones. Algunas son positivas y mejoran el estado de ánimo. Otras pueden succionar tu optimismo y serenidad”, escribió respecto del tema en una columna de opinión para el sitio Psychology Today, Judith Orloff, médica psiquiatra estadounidense.
Por otro lado, la psicóloga Ludmila Bosco expresa que para ella más que personas tóxicas o vampiros emocionales, hay formas de vincularse que presentan estas características dañinas. “No es que una persona es de esa manera sino que tiene una forma particular de relacionarse”, añade. Y asegura que una buena forma de darse cuenta si un vínculo hace daño es estar atento a si constantemente se está en una posición de querer satisfacer al otro y no en pensar qué se pretende recibir o cómo uno se quiere sentir con ese vínculo. “La clave es empezar a hacernos más preguntas sobre nosotros mismos y usar el mundo interno como brújula”, dice Bosco. De esta manera, uno puede darse cuenta que a lo largo de su vida tuvo experiencias o vínculos primarios que “formatearon” la manera de relacionarse con el resto y “perdemos el eje de cómo nos queremos sentir”.
Vampiros emocionales: señales para detectarlos
Para la Dra. Orloff, algunas de estas personas consideradas vampiros llegan a tales niveles de maldad que pueden hacer creer que uno es indigno y no merece amor. Otros suelen ser más cautelosos e infligen daño con cosas más pequeñas como comentarios sobre la apariencia de uno o manera de ser. “Lo que buscan es sacarte de tu centro al presionar áreas inestables de la autoestima”, destaca la profesional y en la misma línea advierte sobre algunas señales que pueden servir para detectarlos:
- Aparece un deseo de consumir carbohidratos o comer alimentos reconfortantes
- Síntomas de ansiedad, depresión o abundancia de pensamientos negativos
- Sensación de bajón o desgano
Qué hacer ante un vampiro energético
Antes de compartir algunos consejos sobre cómo tratar con personas tóxicas la Wellness coach y autora de best sellers sobre autoayuda, Margie Warrell, dice que es fundamental destacar que “uno mismo es el responsable de la energía que saca y la que deja entrar en su vida”.
“Eres el único responsable de tus pensamientos, tu comportamiento y tu felicidad. Y esas personas que generan malestar son también las que más enseñan sobre la vida”, escribe Warrel en su sitio web. Sin embargo, añade que esas lecciones no implican que uno tenga que disfrutar de su compañía o tolerar sus acciones. “Puede que no quieras pasar otro minuto de tu vida con ellos, pero sin duda ofrecen las mejores lecciones sobre tolerancia, aceptación, perdón, compasión y coraje”, sostiene.
No obstante, una vez detectadas las señales de alarma de los vampiros y al decidir hacer algo al respecto, los profesionales coinciden en que las mejores habilidades para poner en práctica son:
Establecer límites
Si se detecta que un amigo o conocido está continuamente haciendo acciones o diciendo cosas que provocan malestar, se debe ser bastante explícito y trazar una línea respecto de los límites; qué es lo que uno quiere y que no o qué comportamientos se aceptarán y cuáles no. “Cuando mis hijos eran pequeños me hice amiga de una vecina con hijos de la misma edad que los míos. No tenía idea de que era un vampiro emocional, ya que todo el tiempo se quejaba de su esposo, sus hijos y del agotamiento de la maternidad. Mis hijos disfrutaban jugando con los suyos, pero un día simplemente le dije: ‘Lamento que te sientas así, pero preferiría no hablar más sobre tu esposo a menos, que quieras hablar sobre formas de mejorar las cosas’”, relató Warrell.
Alejarse y estar dispuesto a finalizar ese vínculo
Dejar de vincularse con personas con las que se ha pasado mucho tiempo a lo largo de los años (o décadas) puede ser bastante doloroso y también incómodo. Sin embargo, cuando la persona es tóxica o no hace caso a los límites puede servir alejarse y llenar el calendario con gente y planes que lo iluminen, de modo que cuando quieran ponerse al día, uno puede decir (con justificación) que está ocupado con otros compromisos.
Practicar la amabilidad y el cariño
No significa tolerar lo intolerable o dejar que sea irrespetuoso, sino que se trata de no rebajarse a su nivel: actuar con paciencia, amabilidad, carácter y compasión. Entender que es un problema interno de la persona y que, en muchos casos, no tienen esos tratos intencionalmente.
En otro orden de cosas, explica la Lic. Bosco que existen ciertos beneficios de seguir algunas de las pautas anteriores. Uno de los principales es que aparece una sensación de bienestar, disminuye la ansiedad y la angustia. “Empezamos a tener vínculos más predecibles que están armados en base a la comunicación y en los que nos alejamos de la idea de lo romántico en donde todo fluye y es perfecto”, destaca. Y añade que como resultado de implementar estas estrategias pueden aparecer síntomas como: culpa, incertidumbre, tristeza y similares. Sin embargo, su aparición es parte de la experiencia vital humana y son sentimientos que se pueden trabajar en un espacio como la terapia.