Dicen que llegar al cuarto piso es estar en los nuevos 20. Pero la realidad es que, aunque no querramos, las mujeres enfrentamos cambios físicos que debemos sobrellevar.

Varios profesionales explican cuáles son los padecimientos que suelen presentarse a partir de los 40 años y los cuidados que conviene tener. Antes, vale la pena recordar que la actitud mental, la alimentación, el ejercicio físico y los chequeos médicos periódicos, pueden hacer la diferencia.

La vista

A que ya no puedes leer las etiquetas o el celular a menos que los alejes –casi hasta tocar el piso. Tranquila que no eres la única. Se llama presbicia.

Según la oftalmóloga Patricia Mora Lagos, esto se debe a un desajuste que se produce con el tiempo en el cristalino del ojo. La buena noticia es que la se corrige con espejuelos, aunque estos deban cambiarse cada año porque el problema aumenta de forma gradual.

Las mujeres –sobre todo por los cambios hormonales en la menopausia– también pueden quejarse de ojo seco o “sensación de arena”, fotofobia y lagrimeo.

Una visita anual al oftalmólogo puede ayudarte a detectar y tratar estos padecimientos.

Sistema urinario

En las mujeres que sobrepasan los 40 años, son usuales las infecciones del tracto urinario (de vejiga o riñones), la incontinencia urinaria (salida involuntaria de gotitas de orina), los prolapsos genitourinarios (caída de los órganos pélvicos como vejiga, útero o recto) y la litiasis renal (o “piedras”).

Corazón

Cuando las mujeres llegan a su cuarta década de vida, deben ser conscientes que tendrán más predisposición a sufrir enfermedades relacionadas con el corazón. Por lo tanto, un chequeo anual de rutina es el principal consejo de la cardióloga Thelma Sánchez Grillo, sobre todo si hay antecedentes familiares o factores de riesgo.

La especialista explicó que antes de la menopausia, los estrógenos tienen una función protectora en el corazón femenino, pero cuando estas hormonas comienzan a descender, las posibilidades de sufrir infartos u otras complicaciones se incrementan, incluso más que en los hombres.

Las estadísticas indican que las mujeres tienen mayor predisposición a sufrir diabetes y presión alta, factores que también elevan al doble o triple el riesgo de padecer del corazón.

Aparato reproductor

Los controles ginecológicos también son fundamentales para las mujeres, no importa su edad. Sin embargo, a partir de los 40, algunos exámenes o chequeos cobran trascendencia para mantenerse vigilantes ante enfermedades como cáncer de mama, de cuello del útero y de ovarios, advierte el ginecoobstetra Rónald Salazar Mora.

Conviene que anualmente se practiquen un papanicolau, un ultrasonido del útero uterina y una mamografía.

Otros padecimientos a los que se les debe prestar atención son la miomatois uterina (núdulos en las paredes del útero), común entre mujeres de 30 a 40 años y tratable si se diagnostica a tiempo.

Endocrinología

De acuerdo con el endocrinólogo Luis Jiménez Briceño, las enfermedades endocrinas pueden aparecer en el momento menos esperado, pero, a partir de los 40 años se debería evaluar con más cautela la función tiroidea, especialmente en mujeres, para descartar o dar tratamiento temprano al hipotiroidismo o a las fallas de la tiroides, que podría confundirse con otros síntomas como la menopausia, la fatiga, o la depresión.

El cáncer de tiroides también debe ser una preocupación. “Este tipo de tumor puede aparecer a cualquier edad, pero la mayor parte de los casos se concentra entre los 25 y los 40 años de edad”, detalló Jiménez.

Otros padecimientos de tipo endocrino que deben ser atendidos son la diabetes tipo 2, más común en los adultos a partir de los 40 años, y los trastornos de lípidos (colesterol y triglicéridos elevados). En ambos casos, el estilo de vida sedentario que tienen muchas personas a esta edad, contribuye al incremento de casos.

Huesos

Está documentado que el envejecimiento óseo comienza a partir de los 40 años en la mujer y algo más tarde en el hombre. La osteoporosis es la enfermedad de los huesos más común en las personas mayores y supone un desequilibrio entre el proceso de formación y el proceso de reabsorción ósea.

Para tratar la enfermedad lo antes posible, los médicos recomiendan hacer ejercicios, no descuidar la ingesta de calcio y vitamina D, evitar el tabaco y, a manera de prevención, practicarse, entre los 35 y 40 años, la primera densitometría ósea por dexa (absorbimetría por rayos X de doble energía) de cadera y columna lumbar.

Piel y cabello

Todas las personas presentan algunas arrugas en el rostro atribuidas a los movimientos de los músculos de la cara. Sin embargo, a partir de los 40, las que empiezan a evidenciarse son las “arrugas de reposo”, es decir, las que ocurren sin que medie ningún tipo de expresión facial. Obviamente, la genética, el color de piel, la exposición solar y el cigarrillo favorecerán o no el surgimiento de las arrugas.

Con la edad, el crecimiento de las uñas también se hace más lento, las glándulas sebáceas comienzan a fallar y la piel se nota más seca. De igual manera, es normal que el cabello se torne más fino y que aparezcan las canas.

Peso

La falta de ejercicios y la alimentación inapropiada también hacen que ganen grasa y pierdan músculo, por lo que la capacidad de quemar calorías sufre una disminución.

La clave para mantener el metabolismo en la tasa de quema de calorías de la juventud es conservar el músculo. Esto lo logra realizando ejercicio y consumiendo proteínas de calidad.