¿Sabes dónde se come a lo boricua en Chicago?
Por más de 70 años, el restaurante La Bruquena ha mantenido satisfecho el paladar de la comunidad puertorriqueña de esta ciudad.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Tan pronto llegue el otoño y luego el invierno, y la ola de calor que azota sea cosa del pasado, la vida en la ciudad de Chicago, en el estado de Illinois (USA), se’congelará' un tanto. El ritmo de vida irá al paso. Y es que el duro frío que se vive en la Ciudad de los Vientos no es cosa fácil en la rutina diaria de sus ciudadanos.
Entonces, en Chicago, las experiencias vividas en la pasada primavera y verano solo serán cosas del pasado y quedarán atrás la oportunidades de visitar museos, ir al lago, a pescar al río, montar kayak, ir a las zonas de playas, presenciar un juego de Grandes Ligas, los festivales, los carnavales, las ‘fiestas patronales’ en el barrio boricua, correr bicicleta, caminar o ‘jogguear’, entre otras cosas. En junio, tiran la casa por la ventana.
Pero, sepa usted que los boricuas que viven en Chicago tienen un lugar especial que bien los hace ‘entrar en calor’ en estos meses fríos que se avecinan, sobre todo, si de comer bien y a lo boricua se trata. El restaurante puertorriqueño La Bruquena, cuyos dueños son el matrimonio de Roberto Tañón y Zoraida ‘Choi’ Rivera, trabajan con igual pasión en otoño e invierno para recibir a los comensales en el tradicional e histórico establecimiento que administran hacen 35 años en el llamado Barrio Puertorriqueño.
Ubicado en la 2726 West Division St, en Chicago, La Bruquena es el restaurante boricua de mayor antigüedad en el área de Humboldt Park, en donde además de la comunidad boricua conviven otras comunidades latinas muy cercanas a otras. Hay otros restaurantes con su buen menú boricua, pero el de mayor notoriedad es La Bruquena, sin duda alguna.
Allí el menú es de usted y tenga. Puro sabor boricua.
“Con sabor a Patria. Esa es nuestra frase para nuestros clientes”, dijo Zoraida, quien atiende a los comensales y les recita el menú de arriba a abajo.
Arroz con gandules, Chuletas Kan-Kan, Arroz con pollo, habichuelas ablandadas horas antes allí mismo en la cocina, patitas de cerdo, tostones de plátanos y/o de pana, biftec encebollado, fricasé de pollo, de ternera, pasteles, ensaladas variadas, pernil, alcapurrias, bacalaítos, guineítos en escabeche, piononos, mofongo, chicharrones de cerdo y de pollo, verduras, sancocho, caldos, sopas, asopaos. En fin, lo que usted quiera, al gusto boricua, allí lo va a encontrar.
“El cerdo y las carnes nos los provee un señor mexicano y nos llega directo del matadero de la ciudad. El cría sus animales; su carne es de muy buena calidad y fresca. Los demás productos de cocinar, sean verduras, frutas, especias, culantro, ajíes, ajíes dulces, cilantro, cilantrillo, etc… los conseguimos en el mercado de la ciudad. Son productos frescos y de buena calidad”, explicó Zoraida.
Zoraida y Roberto, ambos de Caguas, llegaron a Chicago en 1987. Ella estudió y se graduó en Notre Dame y él en la escuela Gautier Benítez.
“Mi papá trabajaba en el estadio Solá Morales. Yo me pasaba en el parque, me gusta el béisbol, imagínate”, recordó Zoraida, quien llegó a Chicago a los 24 años y aquí terminó su bachillerato y completó su maestría en Educación.
Roberto estudió en Universidad Interamericana y vino a Chicago a los 34 años, en busca de nuevas oportunidades de trabajo, luego de haber tenido un negocio de comida en Caguas (Gardys Steak House). En Chicago comenzó a trabajar en la banca.
Su historia
Pero el restaurante no siempre fue La Bruquena, según contó Zoraida.
“Este lugar tiene más de 70 años. Inicialmente se llamó El Vencedor y lo estableció un boricua que vino aquí ‘a echar pecho’ en este lugar, cuando esto era un barrio completamente polaco. Luego en 1970 ese boricua se lo vendió a don Ito (Evaristo, otro boricua), que fue quien le puso La Bruquena, y fue don Ito quien nos los vendió a nosotros en el 1988 y seguimos aquí hasta el sol de hoy”, indicó Rivera.
Tan pronto Roberto comenzó a trabajar en la banca, específicamente en una cooperativa, sus horas de almuerzo en la calle las hacía en La Bruquena. Allí, entre ‘bocau y bocau’, atendía y buscaba clientes. Fue allí, además, en donde conoció a don Ito.
“El negocio estaba un poco en deterioro y le hablé de la posibilidad de que hiciera un préstamo para remodelar. A la semana él me dijo, ‘oye, tú me caes bien. No voy a coger el préstamo, yo te voy a vender el negocio’, me dijo. Yo no tenía el dinero. Pero, hicimos un acuerdo, y la misma cooperativa me prestó una parte y don Ito me ayudó a refinanciar otra. Con un buen apretón de manos hicimos y cerramos el negocio. Nada de papeleos”, recordó Tañón, pariente de la merenguera Olga Tañón.
A finales de la década del 80, durante los 90 y a inicios del 2000, la población de boricuas en Chicago casi alcanzó el medio millón y alrededor de 250 mil de ellos vivían o hacían vida en el área de Humboldt Park, en donde ubica el Barrio Puertorriqueño y La Bruquena.
“Fue un tiempo tremendo. Mucha clientela. La comunidad boricua tuvo una gran crecimiento y buen impacto en esos años en toda esta área. Pero de eso hace algunas décadas. Hoy día es otra cosa, aunque te puedo decir que hay un nuevo tipo de puertorriqueño que está regresando a Chicago a esta área; son profesionales, jóvenes con muy buena preparación académica y buenos trabajos. Y de ese grupo, ya comienzan a visitarnos, a comer aquí, en nuestro restaurante”, dijo Tañón.
En La Bruquena, los fines de semana de ordinario hay música en vivo. Roberto siempre fue un bohemio y la música, junto a la cocina, fue otra de sus pasiones.
“Siempre canté y tocaba la guitarra. Esa vida de música me gustaba y me gusta”, dijo Roberto, que todavía sigue cocinando en el negocio y de vez en cuando sale a tocar y a cantar su bolerito.
Aunque llevan más de tres décadas viviendo el Chicago, el matrimonio no deja de visitar la Isla varias veces al año.
“Tenemos una casa en Puerto Rico hace 21 años y vamos y visitamos a los familiares y nuestros hijos, y luego venimos nuevamente a Chicago”, dijo Rivera.
Imán para los famosos
Artistas y deportistas de gran nivel, cuando tienen compromisos en Chicago, no dejan pasar la oportunidad de comer a ‘lo boricua’ en La Bruquena.
Peloteros puertorriqueños como Joey y Alex Cora, Igor González, Rubén ‘El Indio’ Sierra, Sandy y Roberto Alomar, Yadier Molina, entre otros, han pasado y siguen pasando por allí.
“Alex y Joey son como mis hijos. Y los demás muchachos, Igor, Sierra y otros, siempre pasaron por aquí cuando jugaban. Se les quiere y respeta mucho. Todavía algunos jugadores se dan la vuelta. Yadier Molina era uno que cuando San Luis jugaba en Chicago nos visitaba. Entraba y me decía que le sirviera un trago o refresco a todo el que estaba aquí”, dijo Tañón.
Artistas boricuas como Danny Rivera, Andy Montañez, Ismael Miranda, Andrés Jiménez, Gary Núñez y Plena Libre, entre otros, también han estado en La Bruquena.
“Gary Núñez, si esta en Chicago con el grupo, hace una parada obligada y forman una rumba tremenda. Andrés Jiménez un día me dijo que invitara a 50 de mis amigos, me buscara algunos músicos y que cerrara el negocio que nos iba a dar un concierto. Ese día cerramos el negocio y nos dio el concierto. Salió de aquí como a las 5:00 de la mañana rumbo para el aeropuerto”, dijo Tañón sonreído.
El plato que más salida tiene en La Bruquena es el mofongo con carne frita.
“Ese es el rey. Es la especialidad de la casa, pero ahora apareció el plato de los chicharrones de pollo y ese plato le ha ‘volao’ la cabeza medio mundo. Otro que se vende mucho es el mofongo con camarones”, dijo Roberto, sobre la oferta gastronómica del negocio.
Roberto y Zoraida, tras 35 años de batalla, saben que el retiro les toca a las puertas y lo están planificando.
“Siempre me gustó cocinar. Eso lo aprendí de mi mamá. La música y cocinar eso era lo mío”, dijo. “Ya son muchos y muy buenos años. Aquí no se debe nada. Pero, ya pronto tendremos que ver eso del plan del retiro. Vamos a ver cómo lo haremos”, sostuvo Tañón.