Es en este momento del año en que todo padre y madre se rompe la cabeza buscando decidir qué hará para mantener a sus hijos ocupados en actividades constructivas durante los dos meses de las vacaciones de verano.

Y en el mercado existen cientos de ofertas de campamentos y cursos para mantener entretenidos a los niños durante este periodo, a la vez que se les mantiene activos y se les varía la rutina, la cual tal vez los mantiene hipnotizados a diario por las pantallas electrónicas de televisores, tabletas y teléfonos.

Si esa última parte le suena familiar, sepa que los campamentos de verano enfocados en el deporte son una buena herramienta contra el sedentarismo y una oportunidad de iniciar a los chicos en una actividad que no solo redundará en su salud, sino que en un futuro –si tiene el talento– podría convertirse en su profesión o llevarlos a obtener una beca universitaria.

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La reputada Clínica Mayo establece que entre los 2 y los 5 años, aunque ya comienzan a dominar ciertos movimientos, los niños aún están inmaduros para la mayoría de los deportes organizados, por lo que con ellos es preferible usar juegos sin estructura como correr, lanzar, atrapar, nadar y dar volteretas.

 Entre los 6 y 9 años, según el informe de la Clínica, las destrezas y la visión mejoran, los periodos de atención son mayores y pueden entender mejor las instrucciones que se le dan.

Para esta etapa ya se recomiendan actividades como t-ball, sóftbol o béisbol, atletismo o correr, fútbol, gimnasia, natación, tenis y artes marciales.

Para este último grupo se recomienda considerar la edad, la madurez, el tamaño del niño y su carácter: ¿cree que su hijo disfrutará de ese deporte?

Entre los 10 y 12 años, los niños y niñas ya tienen una visión más madura y la capacidad de entender y reconocer estrategias deportivas, así que podrían estar listos para deportes con técnicas complicadas como lo son el football, el béisbol, el baloncesto, el voleibol y el tenis.

Otro consejo de los expertos es evitar que el niño practique un solo deporte, ya que la especialización podría conducir al estrés y al aburrimiento, además de que evitaría que se descubran las posibles habilidades de su hijo o hija en algún otro deporte.

Igual de importante, quizá hasta más, debe ser la capacidad de enseñar y la calidad de la enseñanza del encargado del campamento. Esa es una pieza clave del proceso.

Pero si aún así no se convence de que su hijo estaría mejor al aire libre realizando actividad física que jugando PlayStation o XBox en el aire acondicionado todo el día, tome en consideración los siguientes datos.

Investigaciones médicas han determinado que los niños que tienen mayor actividad física son menos propensos a padecer de condiciones como: hipertensión, diabetes, cáncer de colon, obesidad, y enfermedades coronarias.

Igualmente, la participación activa en deportes desde la niñez es importante para: desarrollar disciplina, aprender a trabajar en equipo, aliviar el estrés, desarrollar su autoestima, desarrollar herramientas sociales, aprender a manejar las derrotas, colabora a que un niño descanse más profundamente y mentalmente esté más alerta, y ayuda al desarrollo social y sicológico, y es un importante taller de aprendizaje para un menor. Estudios sugieren que a los niños que hacen deporte les ve mejor académicamente.

ENTRETENIMIENTO Y SALUD A LA VEZ

Un campamento de verano relacionado con deportes podría ser la excusa perfecta para poner a su hijo en movimiento y apartarlo del iPad o del teléfono. Una amplia gama de deportes mejora las condiciones físicas y emocionales de quien los practica. Estos son algunos:

Fútbol: Según el website parenting.com, el fútbol es bueno para el desarrollo del balance y para afinar las destrezas de los pies al manejar el balón y pasarlo a un compañero. Por supuesto, la salud cardiovascular del pequeño se beneficiará por la actividad constante. Sin embargo, hay que tomar precauciones. Hay estudios que establecen que los chicos no le deberían pegar al balón con la cabeza hasta después de los 10 años, y otros que elevan esa edad hasta los 13. Se recomiendan descansos de 48 a 72 horas tras cada partido.

Baloncesto: Un partido es fácil de organizar porque se necesitan pocos instrumentos para hacerlo. Solo un canasto y un balón. Es una actividad deportiva divertida y fácil de realizar. Aprender a ‘driblear’ sin mirar la bola, y realizar pases rápidos, ayuda a la coordinación de ojos-manos. Otro beneficio del básquet podría ser que ayuda a fortalecer los ‘hamstrings’ y a desarrollar la técnica de aterrizar bien cuando se brinca (doblando las rodillas), además de que ayuda a tener mejores arranques y frenazos.

Natación: Además de ser uno de los deportes en el que más músculos del cuerpo se ponen en funcionamiento, puede ayudar a salvar vidas. Es un excelente ejercicio aeróbico de poco impacto. Algunos lo consideran como uno de los deportes con menos posibilidades de provocar lesiones. Ayuda en el desarrollo de la coordinación entre manos y pies, además de crear fuerza.

Béisbol: La pelota es un deporte con un ritmo mucho más lento, pero ayuda a crear capacidad de enfocarse en el juego para estar listo para lo que pueda suceder. Por supuesto, la disciplina y la paciencia se desarrollan, así como los músculos de los brazos y las piernas, la coordinación ojo-manos y la capacidad para tomar decisiones en fracciones de segundo.

Tenis: La coordinación ojo-manos también es atendida por este deporte. Se desarrollan huesos fuertes y es un gran ejercicio aeróbico. Ayuda en el desarrollo motor grueso al igual que en el fino. Fuente de desarrollo de rapidez, agilidad y balance dinámico.

Voleibol: Por sus requerimientos de saltar, golpear el balón y moverse rápido, el voleibol ayuda al desarrollo de los músculos de la parte superior del cuerpo, así como los de las piernas. Fortalece el funcionamiento de los sistemas cardiovascular y respiratorio. Acelera el metabolismo y mejora los niveles de energía. Mejora la salud de los huesos y de las articulaciones.

Artes marciales: Ayuda a ponerlos en actividad. Una de las principales ganancias será en su disciplina. Ganan confianza y autoestima. Aprenderán a enfocarse y a tener destrezas para resolver conflictos. Involucran el balance, aumentan la flexibilidad y elevan la capacidad de concentración.