Defectos cardíacos congénitos, ¿qué son?
Es necesario educar más a la población para diagnosticar e intervenir a tiempo
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Aunque están presentes solo en el 1 % de la población, las anomalías congénitas del origen de las coronarias son la segunda causa más común de muerte súbita cardíaca entre los atletas jóvenes.
“Cuando un atleta muere en medio de un evento deportivo, estas enfermedades son una de esas causas”, expuso Eugenio Mulero Portela, cirujano cardiotorácico y director del Programa de Cirugía Cardiovascular del Mayagüez Medical Center, en el oeste de la isla.
Las anomalías congénitas del origen de las coronarias ocurren cuando el individuo nace con defectos en una o más arterias coronarias, que son los principales vasos sanguíneos que suministran sangre y oxígeno al corazón. Específicamente, se trata de anomalías en el lugar de donde surge la arteria coronaria.
Las coronarias tienen su origen en la aorta, que es la arteria principal que transporta la sangre desde el corazón hacia el resto del cuerpo. El especialista explicó que, en circunstancias normales, la arteria coronaria izquierda tiene un tronco principal que se ubica en la parte izquierda y posterior de la aorta, y se subdivide en otras dos coronarias. Su función es llevar sangre al ventrículo izquierdo del corazón.
Mientras, la coronaria derecha se ubica en la parte anterior derecha de la aorta y su función es llevar sangre al ventrículo derecho y al nodo sinusal, que es el grupo de células que regula la frecuencia del ritmo cardíaco.
“Las anomalías que causan síntomas ocurren cuando la coronaria izquierda sale del lado derecho de la aorta o cuando la coronaria derecha sale del lado izquierdo; es decir, cuando están cruzadas”, detalló el galeno con casi 30 años de experiencia. Al tener su origen en el lado incorrecto, las coronarias pueden obstruirse y llevar menos sangre y oxígeno al corazón.
Según Mulero, aun cuando las anomalías congénitas del origen de las coronarias pueden ocurrir en uno de cada cien individuos, la mayoría son benignas, no causan síntomas y no requieren tratamiento.
“La excepción son las que causan síntomas, no son benignas y pueden causar la muerte”, sostuvo.
Los principales síntomas son dolor de pecho (angina), sobre todo al hacer esfuerzo; dificultad respiratoria que no es proporcional al ejercicio realizado, palpitaciones, síncope (pérdida súbita y breve del conocimiento), infartos, fallo cardíaco provocado por infartos y, el más temido, muerte súbita.
Aunque las personas nacen con estas anomalías, los síntomas suelen comenzar a presentarse durante la juventud. “Usualmente, cuando llega la adolescencia, los síntomas se manifiestan más porque los individuos están más físicamente activos y el corazón les pide más oxígeno. Como los niños no necesariamente hacen deportes de alto rendimiento, no se afectan tanto”, explicó.
Debido a que las anomalías congénitas del origen de las coronarias no son tan conocidas como otras enfermedades cardiovasculares y la mayoría de los pacientes son jóvenes, el diagnóstico puede demorar o resultar difícil.
“Si el paciente es joven, el médico puede pensar que el dolor es muscular”, dijo el experto, quien añadió que esta es una enfermedad poco común, pero no infrecuente. “Cuando hay síntomas, es difícil de diagnosticar, por la falta de sospecha de que esta condición existe”, expresó Mulero. “Piensan que puede ser costocondritis [inflamación de los cartílagos que conectan a las costillas con el esternón]”.
Para diagnosticar, el médico puede hacer primero estudios no invasivos como el ecocardiograma, prueba de esfuerzo o stress test y estudios de medicina nuclear. “Luego viene el cateterismo cardíaco, estudio que consiste en inyectar tinte por las coronarias, que se va viendo a través de rayos X y cuando vemos que el tinte no pasa es que hay una obstrucción”, detalló Mulero. “También podemos ver por el tinte si hay una salida anormal de la coronaria, si está saliendo del lugar equivocado, o si la arteria tiene una curva muy aguda”.
Agregó que, “finalmente, podemos confirmar el diagnóstico con un angiograma de coronarias por CT Scan, con contraste o tinte, que nos va a definir toda esa alteración anormal”.
En cuanto al tratamiento, informó que, “una vez se confirma el diagnóstico, dependiendo de cuál es la coronaria anómala, decidimos si conviene o no realizar una cirugía correctiva. Hay que abrir el pecho y llegar al corazón, pero no hay que abrir el corazón. Es una cirugía de alto riesgo y corrige la obstrucción congénita para que la sangre llegue al territorio que le corresponde a esa coronaria”.
De acuerdo con Mulero, aunque es una cirugía compleja, la mortalidad está por debajo del 1 %, por lo que la gran mayoría de las intervenciones resultan exitosas. Para eso, hay que diagnosticar e intervenir al paciente a tiempo. “Si se atienden a tiempo y se evita el fallo cardíaco, estos pacientes salen bien de la cirugía y vuelven a tener una vida activa y productiva”, aseguró el galeno acerca del procedimiento, que está disponible en Puerto Rico.
“Cuando son referidos muy tarde, no se puede hacer cirugía porque ya el corazón se debilitó. Ahí solo ayuda un trasplante de corazón”, advirtió.
Por tal razón, urgió a pacientes y médicos a informarse más acerca de las anomalías congénitas del origen de las coronarias, de modo que más personas puedan ser diagnosticadas e intervenidas a tiempo.
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.
Este contenido comercial fue redactado y/o producido por el equipo de GFR Media.