Compuesta por 242 fotogramas, un corto de sesenta segundos en stop-motion que relata las andanzas de un niño podría pasar como inadvertido entre tantas producciones que circulan en la Red. Sin embargo, lo que distingue al vídeo registrado por los investigadores del centro de investigaciones de IBM son sus protagonistas: un grupo de átomos de carbono sobre una superficie de cobre.

Con esta producción, IBM logró que este corto ingresara al libro Guinness como la película más pequeña del mundo.

La producción se pudo concretar mediante el uso de un potente microscopio denominado scanning tunneling microscope (STM), una tecnología que también fue desarrollada en los laboratorios de IBM y por el cual los investigadores Gerd Binnig y Heinrich Rohrer ganaron el premio Nobel de Física en 1986.

A su vez, los investigadores utilizaron una aguja afilada con una carga eléctrica para manipular la posición de los átomos. La producción demandó un trabajo de 18 horas diarias durante dos semanas, en donde se retrataron los diversos fotogramas del corto.

Con esta producción, IBM el uso de la tecnología a esta escala para celebrar el hito que alcanzaron sus laboratorios al lograr almacenar un bit de información en doce átomos, la cantidad que aparecen al comienzo del corto.