Urge más orientación sobre el acoso cibernético en la Isla
Utilizar el celular o la computadora para agredir es un acto que no es reversible.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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En Puerto Rico se prohíbe el acoso cibernético o cyberbullying, pero no se está orientando de manera eficaz ni a los estudiantes ni a sus padres sobre los peligros que encierra esta conducta.
Generalmente, el cyberbullying se apareja al acoso sexual, lo que acarrea serias consecuencias para los menores, dijo ayer la gerente senior de Relaciones Externas, Comunicaciones y Proyectos Especiales del Centro Nacional para Menores Desaparecidos y Explotados de Washington D.C., Ana Luisa Cody.
Cody, una de las invitadas a la Convención Anual de Desarrollo y Bienestar Juvenil que se celebró en San Juan, dijo que las escuelas tienen que diseñar programas de prevención; que hay que repetirles una y otra vez a los estudiantes de primaria y secundaria que utilizar el celular o la computadora para agredir a otros es un acto del que luego pierden control.
En el caso de Puerto Rico, trabajadores sociales que asistieron a la ponencia de Cody dijeron que las iniciativas antibullying están en pañales y que las políticas que han instaurado no son preventivas ni educativas.
La trabajadora social Margarita Guzmán dijo que cuando un estudiante se queja, lo que sucede es que se llama a todas las partes involucradas y se lleva a un acuerdo con el agresor, a veces firmado, de que este no volverá a incurrir en esa conducta. También se advierte que de reincidir el estudiante será sancionado, incluso hasta con la expulsión.
En muchas escuelas privadas se prohíbe llevar celular, pero los estudiantes los llevan y aun así la institución entiende que el cyberbullying es un problema que se tiene que corregir en el hogar.
“Si me necesitan en Puerto Rico, yo puedo ofrecer asesoría (al Departamento de Educación)”, dijo Cody en un aparte con Primera Hora.
El cyberbullying es el acoso que se da por vía tecnológica y puede incluir la difusión de chismes, la publicación de fotos de terceros sin su consentimiento, robar las contraseñas de alguien para adoptar su identidad y el uso de lenguaje ofensivo o sexual.
Una de las estrategias que utiliza el Centro Nacional para Menores Desaparecidos es apercibir a los menores de que eso que a ellos les parece una mera diversión es una conducta que hace daño a otros; que es una conducta que jamás podrán revertir, aunque quieran.
“Los niños a veces no miden las consecuencias del sexting (enviar mensajes sexuales o fotos de desnudos o pornográficas de otros menores). Cuando eso ya está en línea, no está en tus manos controlarlo”, dijo la experta.
En algunos estados en Estados Unidos, los menores de edad que son atrapados en sexting son criminalizados, y terminan en los registros de ofensores sexuales. En Puerto Rico eso no sucede, medida que alabó Cody. Añadió que la mejor estrategia para ponerle un detente a estas prácticas es la educación.
Cody advirtió que los menores de edad son más propensos al cyberbullying porque la parte frontal de su cerebro no está totalmente desarrollada y, por ello, no miden consecuencias igual que un adulto. Además, acceden a la presión de su pares.