El Bosque Estatal de Carite, establecido en 1935, es un pulmón verde en la sierra de Cayey que comparte sus terrenos con los pueblos de Guayama, San Lorenzo, Caguas y Patillas.

Sobre las verdes montañas que lo componen, no es raro ver algún guaraguao, un halcón de sierra, palomas sabaneras, algún San Pedrito, zumbadores o reinitas. Desde sus entrañas se escucha el cantar de diversos tipos de coquí.

Pero su riqueza se ve amenazada por el desarrollo. Visto desde el aire, el verdor de la zona ha sido interrumpido por caminos que han sido abiertos con máquinas. Y este asunto no es nuevo. Han pasado tres años y los problemas en el Bosque de Carite continúan.

El 7 de noviembre de 2009, vecinos del bosque presentaron una querella al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA). Según los querellantes, el proyecto Veredas Educativas, del desarrollador Francisco “Pompi” González, pone en peligro la biodiversidad e integridad de Carite. Según González explicó a este diario, el proyecto es educativo y se pretende que sea un lugar a donde los abuelos lleven a sus nietos para aprender de la naturaleza y del trabajo.

En 2009 el secretario del DRNA, Daniel Galán Kercadó, informó que técnicos especialistas en corteza terrestre y árboles estuvieron en el lugar y se prepararon unas recomendaciones para la restauración de los terrenos afectados.

“El proyecto Veredas Educativas tiene un concepto bonito; sin embargo, le estamos orientando a la persona a cómo hacer mejor los trabajos, con menos impactos y con protecciones, para evitar la erosión. También ordenamos la mitigación y que se dejen asesorar por técnicos de la agencia. La restauración de la zona debe ser inmediata”, dijo Galán Kercadó en 2009. Éste agregó que multaría al desarrollador por violaciones al Reglamento de Corte, Poda y Reforestación, y el de extracción de corteza terrestre. La multas podrían haber sobrepasado los $50,000.

No obstante, vecinos como el experto en biodiversidad Rafael Joglar se preguntan si en efecto el Gobierno actuó en contra del desarrollador, ya que éste ha continuado abriendo caminos en el bosque y construyendo unos ranchones en algunas de las montañas. La deforestación se observa en fotos aéreas suministradas y tomadas a finales del 2011.

“Lo que hemos visto es que no se han atendido los asuntos que trajimos a la atención del DRNA. Este proyecto y los caminos abiertos con la maquinaria perjudican esta zona que es ecológicamente sensible. Aquí viven coquíes amenazados, como el coquí dorado, el melodioso, el caoba y el martillito”, dijo Joglar.

Sin rendirse, los vecinos volvieron a enviar una misiva al DRNA con fecha del 9 de mayo de 2012. En la carta expresaron su preocupación por los impactos directos, indirectos y acumulativos del proyecto que se desarrolla en violación a leyes y estatutos como la Ley de Bosques de Puerto Rico, el Reglamento 25 de Planificación, Siembra, Corte y Forestación, violación al Reglamento 6916 de Extracción, Excavación, Remoción y Dragado y por la ausencia de una Declaración de Impacto Ambiental.

En el documento, el profesor Joglar detalla que Veredas Educativas destruye flora y fauna importantes con el equipo pesado que está abriendo caminos, y ha deforestado y removido especies como helechos arbóreos, tabonucos, ausubos, granadillos, Maricao, palo colorado, guaba, yagrumo, roble y hoja menuda, entre otros.

Además, el científico advierte que el proyecto carece de controles de erosión y sedimentación que hacen falta para proteger de la contaminación al río La Plata y quebradas tributarias.

A preguntas de este diario, el titular del DRNA aseguró que “se hicieron unas visitas este año y sí se está cumpliendo con la mitigación como se requirió”. Galán precisó que Veredas Educativas no está dentro del Bosque de Carite, sino en fincas privadas.

“No hay nada fuera de lo común; no hay violación a las leyes”, dijo. Mientras ésta es la respuesta gubernamental, los amantes del bosque se preguntan qué futuro le deparará al lugar. Puramente pedagógico el proyecto, según el desarrollador, “será un parque que contará con espacios para que los abuelos vayan con sus nietos a aprender de la naturaleza, de los animales y del valor del trabajo”, explicó González. Agregó que su parque es lo “único” bueno que puede estar ocurriendo en Carite, adonde, según él, acuden personas a realizar actividades criminales, como tirar drogas, asesinar y violar a mujeres.