La búsqueda de justicia y deseo de forjar un País más justo llevó a cuatro parejas a unirse a la demanda federal que cuestiona la prohibición de los matrimonios de entre personas del mismo sexo en la Isla. Dos parejas luchan porque en el Gobierno reconozca la unión que formalizaron en otro lugar, mientras que otras dos sueñan con dar el sí en su tierra.

Esta son sus historias:

Chispazo universitario


Las vidas de Maritza López Avilés e Iris Delia Rivera Rivera se cruzaron en una escuela superior de Bayamón, pero el flechazo ocurrió en la universidad cuando ambas estudiaban Ciencias Naturales.

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“Cuando entramos en la universidad fue que ocurrió ese chispazo”, comentó Maritza, de 58 años, sobre el inicio de la relación.

“Estábamos en un campamento en Guajataca. Me enfermé y ella me cuidó. Ahí fue que sentí las mariposas”, agregó.

Así comenzó una historia de amor, que se ha extendido 38 años. La pareja también tiene una hija de 18 años, cuya custodia legal tiene Maritza.

Maritza, una ama de casa, e Iris Delia, una veterana de la Guerra del Golfo Pérsico, saben que son afortunadas. Siempre han contado con el apoyo de sus familias y amistades.

Apuntan que el secreto para mantener una relación longeva radica en el respeto, la confianza, el amor y en procurar no caer en la monotonía.

“Hace tiempo que quería casarme. Estoy en la demanda porque la amo. Yo soy veterana del Golfo y quiero que ella tenga esos beneficios y el Seguro Social. Tengo varias condiciones de salud que me procupan y si me pasara algo, yo quiero que ella y mi hija estén cubiertas”, afirmó Iris Delia, de 56 años.

La palabra “nos une”


La conexión surgió hace seis años durante una lectura de poesía en el Viejo San Juan dedicada a Ángela María Dávila.

Zulma Oliveras Vega, de 43 años, llevaba 15 días en la Isla tras regresar al País luego de un tiempo de residencia en California.

“Yo creo que fue amor a primera vista”, apuntó su pareja, Yolanda Arroyo Pizarro, de 43 años, sobre la primera vez que se conocieron.

La relación comenzó por teléfono porque Zulma residía en San Germán, aunque se veían los fines de semana. Seis meses después de conocerse comenzaron a vivir juntas.

Zulma, una consejera y activista de los derechos humanos, y Yolanda, una escritora y novelista, también tienen una hija.

La pareja comentó que en la Isla existe apertura y aceptación hacia las parejas del mismo sexo. Ahora hace falta actualizar las leyes para que erradicar el discrimen del País.

Apuntan que existen múltiples razones para unirse a la demanda. Quieren servir de ejemplos a otros parejas del mismo sexo y ayudar a quebrar prejuicios para hacerle el camino más fácil a generaciones futuras.

Además, la pareja sueña con casarse en su Isla.

Amor que sobrevivió a la distancia


José Torruellas Iglesia conoció a su futuro esposo la primera vez que Thomas Robinson pisó la Isla en julio del 2001 para visitar unos amigos.

Luego de ese viaje de Thomas, empezó una relación a larga distancia entre Chicago y San Juan. Pasaron largas horas hablando por teléfono y viajando varias veces al año entre ambas ciudades.

“Empezamos una relación a larga distancia, de tres años, que nadie le daba oportunidad de supervivencia”, apuntó José, de 57 años.

En el 2004, Thomas, de 56 y maestro de inglés, se mudó a Puerto Rico. Dos años después la pareja celebró su fiesta de compromiso y al año siguiente viajó a la ciudad de Toronto en Canadá para casarse.

Ahora persiguen que esa unión sea reconocida en la Isla para que Thomas pueda recibir los beneficios que su esposo recibe y recibiría por su trabajo como representante de servicio al cliente de la Autoridad de Energía Eléctrica.

“Es importante que se reconozca nuestro matrimonio aquí porque nos daría el derecho del plan médico para él. Nos da la formalidad en nuestro compromiso de amor en esta relación, que es reconocida por todos nuestros familiares y amigos.”, indicó José.

En las buenas y en las malas


Johanne Vélez García y Faviola Meléndez Rodríguez se conocieron en una actividad de unas amistades cuando Faviola “rescató” a Johanne de una situación difícil.

Comenzó así una relación que llevó a la pareja a casarse en la ciudad de Nueva York en el 2012 y ahora a reclamar que esa unión sea reconocida en la Isla.

“Como pareja yo creo que el momento más difícil ha sido el momento en que colgaron el nombramiento de mi pareja (a procuradora de las Mujeres). Fue difícil y triste, pero gracias a Dios fue algo para bien y salió airosa”, afirmó Faviola, de 37 años.

En abril del 2009, el Senado dominado por el Partido Nuevo Progresista colgó el nombramiento de Johanne, quien había sido designada Procuradora de las Mujeres por el entonces gobernador Luis Fortuño.

Señaló que fue un momento complicado porque duele ver que el País donde una vive está lleno de prejuicio.

“Es triste y duele, pero la guerra sigue y para eso estamos aquí”, apuntó.

Pero a pesar de ese traspié, la pareja continuó hacia adelante con sus planes. Ahora tiene su propia compañía de consultoría y asesoramiento.

En el plano personal, Johanne y Faviola quieren ampliar su familia y han completado el proceso para adoptar a un niño.

“Tenemos la esperanza de que con la decisión de unirnos a este caso podamos aportar a que nuestra Isla sea más justa, a que en nuestra isla haya un ambiente de mayor respeto y unidad para todas las parejas”, afirmó Johanne.