Crystal Leann Anzaldi no quiere ver jamás a Nilza Gierbolini
Crystal quiere saber algún día qué pasó cuando la secuestraron en 1990.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 13 años.
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Portland, Oregón - Extrovertida, divertida e inteligente, poco a poco logró esculpir una fortaleza inquebrantable en su carácter que la ayudó a pasar la página de sus primeros años de vida y a enterrar la terrible experiencia de haber sido secuestrada y criada lejos de su familia, bajo un nombre falso y en un país que no era el suyo.
Hace 14 años, dejó de ser Sonia Guzmán y recobró su verdadera identidad. Su nombre es Crystal Leann Anzaldi, una joven de 22 años, amante del arte, de la naturaleza y de los animales.
No le gusta que le tengan pena, al contrario. Ha batallado para que ese pasado no ensombrezca sus pasos, ni su único deseo de mantener una vida simple y normal.
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¿Hoy, Crystal Lean Anzaldi es feliz?
Sí, soy feliz.
¿Qué cosas te hacen feliz?
Que puedo cuidarme por mí misma, que trabajo, que voy a la escuela. Eso me hace feliz.
El 8 de diciembre de 1990, Crystal, con tan sólo 14 meses de nacida, fue secuestrada de la casa de sus padres en San Diego, California. Durante muchos años, su familia la buscó y la foto de esa pequeña permanecía en la base de datos del Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados de la Interpol. Siete años después, una querella por maltrato de menores presentada contra Nilza Gierbolini por su entonces esposo, Marshal Chamblin, fue el principio del fin de esa pesadilla.
La pequeña llevaba el nombre de Sonia Guzmán, tenía ocho años y fue encontrada viviendo con Gierbolini en Luquillo. El Departamento de la Familia intervino para proteger a la menor y, durante la investigación descubrió que el certificado de nacimiento de la niña era falso. El caso pasó a manos del equipo de Interpol en Puerto Rico y entre más de mil fotos de niños de desaparecidos, el agente Ismael Cintrón descubrió que la sonrisa de Sonia era la misma que la de la pequeña Crystal, la bebé que había sido secuestrada en California.
En noviembre de 1997, se conoció del milagro: Crystal había sido encontrada en la Isla, estaba viva. Su padre, Jeff Anzaldi, por fin pudo recuperar a su hija y llevársela a su verdadero hogar en Oregón.
Desde entonces, ya ha pasado más de una década. Por mucho tiempo la busqué, quería saber qué había sido de la vida de esta pequeña y por fin di con ella. La contacté, hablamos y finalmente Crystal accedió a conocerme y hablar con Primera Hora.
Es la primera vez que Crystal concede una entrevista, no sólo en Puerto Rico, sino a nivel de Estados Unidos. Pienso que era el momento correcto. Ella estaba preparada.
Nuestra cita fue en el salón de conferencias del Multnomah County Law Library en Portland, Oregón, donde vive. Nos encontramos a la 1:45 de la tarde. Llegó acompañada de su abogada Britt Nelson y su novio Jake Hardman.
Afuera hacía mucho frío, 32 grados Fahrenheit. Adentro, la tensión del primer encuentro se sentía. Todos estaban serios. La abogada de Crystal había impuesto restricciones a la entrevista con el sólo propósito de no dañarla, de protegerla. En el fondo, la entendía.
El hielo se rompió cuando le entregué a Crystal un portrait y un retrato de ella al estilo Manga, una forma de arte japonesa de la cual ella es fanática, que le preparó nuestro artista Miguel Bayón. Cuando los vio, se sorprendió, sonrió y los compartió con Britt y Jake.
“Me encanta, los adoro...”, dijo Crystal.
Entonces, iniciamos una conversación honesta, en la que yo le hacía preguntas con mucha delicadeza y en la que ellos también me hicieron preguntas del caso. Les narré algunos eventos que habían desaparecido de la memoria de Crystal y hablamos de una de las protagonistas del caso: Nilza Gierbolini, una mujer que no significa absolutamente nada para ella, de la que no tiene recuerdos y a la que, de hecho, no quiere ver nunca más en lo que le resta de vida.
Poco a poco todo fue fluyendo. Conocí a una guerrera, con un gran sentido del humor y con muchas ganas de vivir.
Crystal estudia un bachillerato en Artes Liberales en Portland Community College. Ésa es una de sus grandes pasiones y confiesa que su pintor favorito es Edgar Degas.
¿Qué tipo de arte te gusta?
Me gusta el grabado (print making), pintar y dibujar.
¿Qué tipo de pinturas haces?
Paisajes, de montañas, de árboles… la naturaleza.
¿Cómo te consideras: una mujer fuerte o tímida?
Espero ser fuerte.
¿Tú esperas o eres una mujer de gran fortaleza?
Pienso que soy fuerte. No quiero ser una persona tímida, no me gusta eso.
Mientras conversábamos, bajo la mirada atenta de Britt, Jake observaba tranquilo. El novio de Crystal es introvertido y no habló mucho, pero estaba allí dándole apoyo con su presencia a la mujer que ama. Hace un año que viven juntos.
Crystal, además, vive con Jack, un gato juguetón, y con Lola, una tortuga de la que habló maravillas. Le encantan los animales y hasta quisiera tener un perro, pero por ahora no puede. Adora también la lectura, devora libros de todo tipo e, incluso, uno de sus sitios favoritos es la librería Powells, en el centro de Portland. Ese gusto lo comparte con Jake.
¿Qué es lo que más te gusta de vivir en Portland?
Me gusta el clima frío y que siempre pasan cosas divertidas. Que puedo ir a la montaña y a la playa el mismo día, eso es divertido.
¿Te gusta la playa?
Sí, pero aún durante el verano el agua está fría, no como en Puerto Rico. Es bien fría, como 55 grados Fahrenheit.
¿Qué es lo que más recuerdas de la playa en Puerto Rico?
Que el agua es tibia.
Entonces, con mucha candidez, Crystal comenzó a explicarles a Britt y a Jake que en la Isla, aunque llueva en cualquier parte del país, el agua de la playa es tibia. Yo la observaba maravillada, era la primera vez en la entrevista que mencionaba Puerto Rico y lo hizo muy relajada, contando una anécdota interesante a los suyos.
Hace también un año que trabaja cuidando a personas de edad avanzada. Es un trabajo que la llena mucho, porque Crystal es una joven compasiva que dentro de su agenda de vida está ayudar a otros.
¿Cuál es la gran lección que has aprendido de las personas mayores que cuidas?
He encontrado que son graciosas y muy inteligentes. Siempre tienen algo de qué reírse, no están quejándose de la vida, o diciendo: ‘Oh, pobre de mí, estoy sufriendo de dolores’. Incluso, aquellos que están muriendo te dicen: ‘Estoy muy bien hoy’. Siempre están positivos.
Crystal, tú has pasado por una experiencia terrible y has logrado superarlo, te has convertido en una joven fuerte, feliz y productiva, ¿tienes algún mensaje para aquellos que han pasado por tu misma experiencia?
No hay nada que uno pueda decirles para hacerlos sentir mejor y ayudarlos… Yo no te puedo decir cómo yo lo logré, no lo sé. Tuve muchas personas que me ayudaron. Es duro, pero ellos tienen que superarlo por ellos mismos. No necesitan personas molestándolos todo el tiempo, lo que necesitan es paz, silencio, lejos de la gente para salir adelante.
¿Fue importante para ti que te dejaran tu espacio?
Sí, fue muy importante tener mi propio espacio, mi propia vida, para que la gente no me molestara ni estuviera preguntando sobre eso (secuestro) todo el tiempo.
¿Qué personas te molestaban?
Todo el mundo. Cuando era una niña, todo el mundo se pasaba preguntándome: ‘¿Oh, cómo lo estás haciendo? ¿Cómo puedes manejarlo? Ay, Dios mío, eso debe haber sido horrible’. Yo simplemente no quería oír ese tipo de cosas, sólo quería seguir adelante con mi vida. Sólo quería ser una persona normal.
¿Fue difícil para ti llegar al punto en que estás hoy?
Pudo haber sido difícil si lo hubiera hecho sola, pero no fue tan difícil como pudo haber sido porque tenía mucha gente que me ayudó.
¿Quiénes te ayudaron?
Mi familia me ayudó, mi padre y Nikki (su madrastra).
¿Tu padre y Nikki fueron claves en ese proceso?
Sí, fueron monumentalmente importantes en ese proceso. Me apoyaron y me protegieron… Sin mi familia hubiera pasado tiempos muy difíciles.
¿Cómo describirías en una palabra a tu padre Jeff?
Orgullo.
En el camino hubo otras personas que también la ayudaron, como unas maestras cuyos nombres Crystal prefirió no revelar para protegerlas. “Ellas fueron maravillosas y me ayudaron mucho también”, dijo muy serena.
Dada la corta edad que tenía cuando fue hallada y como parte de su proceso de recuperación, hay muchas cosas que Crystal no recuerda, pero otras siguen grabadas en su memoria.
¿Recuerdas cuando te entregaron a tu padre Jeff Anzaldi?
Sí, eso lo recuerdo. Era la primera vez que veía a mi papá.
Cuéntame qué recuerdas de ese encuentro…
Recuerdo haber visto a mi papá, que fuimos a un McDonalds… no mucho más.
¿Sentías miedo?
No, no.
¿Estabas cómoda con la situación?
No puedo decir cómoda, pero no tenía miedo de él.
Inmediatamente, Crystal arribó con su padre a Oregón, en febrero de 1998, después de que la jueza Lilia Ortiz Puig le concedió la custodia de la niña, la pusieron a tomar clases de inglés conversacional y escrito. En ese momento, la pequeña sólo hablaba español.
¿Qué fue lo más difícil para ti durante el proceso de recuperación para poder continuar con tu vida?
No fue aprender inglés, eso fue fácil. Lo más difícil fue cambiar mi nombre, porque ellos me llamaban Sonia. Yo no respondía a mi nuevo nombre Crystal. Eso fue bien difícil. Me llamaban: ‘Crystal, Crystal’, y si yo estaba mirando un libro, seguían: ‘Crystal, Crystal’, y yo no respondía. Entonces me decían: ‘¡Sonia!’ Fue difícil.
¿Cuánto tiempo te tomó asumir que tu nombre era Crystal y no Sonia?
Dos o tres años. De verdad que eso me tomó mucho tiempo.
Y si te digo Sonia ahora, ¿qué pasa por tu mente?
Nada, no es mi nombre, o sea, nada.
Puerto Rico, Nilza y los recuerdos
¿Qué es lo que más recuerdas de Puerto Rico?
Calor, calor, y me acuerdo del castillo (El Morro).
¿Tú volverías a Puerto Rico algún día?
Sí, me encantaría.
Debo confesar que eso me sorprende y me alegra escucharlo…
No tengo muchos recuerdos sobre Puerto Rico y la mayoría de esos recuerdos son malos, pero no todos lo son, hay algunos que son buenos. Como te dije, recuerdo el castillo (El Morro) y ahora que sé lo que es, me gustaría volver a visitarlo. He visto documentales en televisión sobre Puerto Rico y digo: ‘Oh, me acuerdo de eso, el castillo’.
¿Te acuerdas del nombre del pueblo donde vivías con Nilza Gierbolini cuando fuiste encontrada?
No.
Es en el este, se llama Luquillo.
No recordaba.
Britt no sólo es abogada de Crystal, es también la madre de su novio Jake y cuidó de ella por un tiempo de dos años cuando en el 2009 la joven salió de su casa. Defiende a esta joven como una leona. Ambas se confiesan amor de madre e hija.
Fue Britt quien interrumpió para comentar que en julio pasado, vieron un vídeo en Primera Hora en el que aparece Nilza Gierbolini. En esas imágenes luce muy demacrada y contando que había sido golpeada por su actual pareja.
“Uh, ese vídeo”, dijo Crystal, con una expresión de disgusto.
¿Viste el vídeo de Nilza Gierbolini en el hospital?
No mucho…
¿Qué sentiste cuando la viste en ese vídeo?
¿Sobre ella? Nada, nada. No tengo recuerdos de ella.
¿De verdad?
De verdad, de verdad.
¿Ella no significa nada para ti?
No.
¿Tú quieres decirle algo a Nilza Gierbolini?
No, nada.
¿No quieres verla nunca más?
No necesito verla, no quiero verla.
¿No sientes nada por ella?
No siento nada, realmente ella no me importa. No siento nada, nada, nada. ¿Tú entiendes?
Sí...
Britt interviene para decir que Crystal trabajó mucho para lograr su recuperación, y que todos los que la ayudaron la llevaron a ese punto de empoderamiento.
“Nada ni nadie de los que provocaron lo que le pasó tienen poder alguno sobre ella ni su vida”, dijo Britt, como una forma de explicar cómo una joven de naturaleza compasiva y que le gusta ayudar a los además no siente absolutamente nada por esa mujer que se la llevó a la Isla y la escondió por siete años.
¿Recuerdas algunas palabras en español?
Muy pocas.
Dime algunas…
Debo pensar… puedo leerlas pero decirlas es muy difícil. Llegué aquí a (Oregón) muy pequeña… Aquí no tengo con quién hablar en español o practicarlo.
No creo que lo hayas olvidado por completo, dime alguna palabra en español…
¡Lo olvidé!
¡Una sola palabra!
(Dice en español) ‘Lo siento’ (se ríe).
¡Ves cómo te acuerdas!
Es algo que viene y va, no es fácil, no lo recuerdo… No tengo personas en el trabajo, en la universidad, ni amigos, que hablen español y eso lo hace difícil.
¿Es algo que te gustaría recobrar, hablar español?
Sí, me gustaría… y me gustaría aprender el español que hablan los puertorriqueños, porque es muy diferente a como hablan en México o España… el español de Puerto Rico puedo entenderlo mucho más.
Al ver un árbol de Navidad, Crystal me preguntó si en la Isla preparaban unas cajitas y las ponían con yerba debajo de la cama. Le respondí que sí, que es la gran tradición de los Tres Reyes Magos.
“Me acuerdo de eso”, le dijo sonriendo a su novio Jake.
Le pregunté si recordaba a Ismael Cintrón, el agente de la Interpol que resolvió su caso y me dijo que tenía una leve imagen en el Congreso, cuando la entonces secretaria de Justicia de Estados Unidos, Janet Reno, les entregó un premio al equipo de la Isla por la mejor investigación de casos de niños perdidos. Le pregunté también si sabía la historia de cómo se había resuelto su caso y me respondió: “Creo que escuché algo, pero no tengo la historia de primera mano”.
Quieres escuchar la historia, creo que es importante que la conozcas…
Sí.
Y se la conté. Ella escuchaba atenta cómo le explicaba que Cintrón, hoy retirado del Departamento de Justicia, lo resolvió por su sonrisa: era la misma de la foto de ella cuando tenía 14 meses y la de “Sonia” a los ocho años.
Para mí, esto sigue siendo una historia increíble.
Le hablé también de su trabajadora social Josefina Rosa, hoy también retirada del Departamento de la Familia. Ella no tenía recuerdos de eso, ni siquiera de que estuvo varios meses bajo el cuidado del Estado en lo que los tribunales resolvían a quién le darían su custodia.
Crystal tiene varios planes y entre ellos hay uno muy importante: escribir un libro sobre su experiencia.
¿Por qué?
Porque es algo que debe ser dicho, como otros niños que han pasado por lo mismo, como Jaycee Dugard.
Dugard fue secuestrada en 1991 a los 11 años, también en California, cuando iba a tomar una guagua para la escuela. Estuvo desaparecida por 18 años. Durante su cautiverio, su victimario Phillip Graig Garrido la mantuvo como su esclava sexual y ella tuvo dos hijas de su secuestrador. Fue encontrada en 2009 y Garrido recibió una sentencia de 431 años de prisión.
Pero lo que es injusto es que al sol de hoy nadie ha pagado por el crimen del secuestro de Crystal. Nilza Gierbolini fue la única acusada y convicta sólo por la falsificación del certificado de nacimiento. Nadie más. Aparentemente, las autoridades no lograron recopilar evidencia suficiente para acusarla por rapto ni a ella, ni a quienes vivían con ella en San Diego antes de que se trajera ilegalmente a Crystal a la Isla.
“Creo que es muy serio, el que nadie haya sido castigado por ese crimen y alguien tiene que pagar. Creo que es desafortunado que no haya ocurrido”, dijo Jake.
Y tú, Crystal, ¿cómo te hace sentir que nadie haya sido procesado por tu secuestro?
No sé, no hay nada que yo puedo hacer sobre eso.
¿Pero quieres que algún día se haga justicia?
Yo lo que quiero algún día es saber lo que pasó en realidad.
¿No estás obsesionada con que se haga justicia?
No, sólo quiero saber algún día qué pasó.
Y ésa es una deuda que el destino tiene con Crystal.