Vecinos de las comunidades Ojo de Agua y Los Naranjos en Vega Baja, viven atemorizados por el saldo de experiencias pasadas y se preparan para lo peor ante el inminente paso de la tormenta tropical Chantal.

Y es que ambas comunidades suelen ser las más afectadas ante el paso de estos fenómenos atmosféricos, que usualmente dejan calles inundadas y casas bajo agua. El problema se intensifica aún más con la crecida del caño Cabo Caribe que por años ha continuado acumulando los escombros que son arrastrados por las lluvias desde solares aledaños y la maleza que se ha apoderado del cuerpo de agua, causando la obstrucción del canal, que desemboca en el océano Atlántico.

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Hoy, martes, los vecinos en Ojo de Agua y Los Naranjos se mostraron impotentes y preocupados ante las lluvias que dejará Chantal.

“No podemos hacer mucho. Aquí esto siempre se inunda y nuestra mayor preocupación son las casas. Tenemos muchas pérdidas y el gobierno no nos ayuda”, dijo Yarelis Pabón Rodríguez.

Mientras, su vecino, Esiquio Carrasquillo Ramos, aún se encuentra recuperándose de las fuertes lluvias que se registraron en noviembre del año pasado, que también dejaron las calles de ambas comunidades sumergidas en agua.

El hombre mostró las marcas de casi cuatro pies de alto que dejó el agua en las paredes de su casa. A consecuencias de las pasadas lluvias torrenciales, Carrasquillo Ramos tuvo que invertir más de $3 mil en reparaciones a su vehículo Toyota Corolla, que quedó inundado.

Carrasquillo Ramos criticó la presunta inacción del gobierno municipal para atender las necesidades de estas comunidades.

“Aquí cuando llueve uno pasa las noches desvelados mientras los políticos duermen tranquilitos”, manifestó.

“Si ellos saben que ya estamos en temporada de huracanes, deben haber mandado un camión a recoger los escombros, para evitar que vayan a parar al caño y se siga tapando más”, argumentó.

Por otro lado, Carlos García Arimont, tuvo que liberar algunos de sus gallos y gallinas “de castar” para que puedan guarecerse en un árbol que ubica en el patio de su casa. Dentro de su propio cuarto, García Airmont guarda algunas jaulas con sus gallos y gallinas preferidos.

“Aquí cuando llueve esto es el diablo”, manifestó García Arimont, quien procuró asegurar algunas de sus pertenencias en caso de que el agua alcance su humilde casa, que reposa sobre unas pequeñas columnas de cemento.

Mientras, en Los Naranjos, la calle 2 aún permanece bajo agua, luego de las fuertes lluvias del mes de mayo.

“Esto lleva así desde hace dos meses y si vienen más lluvia, ¡ímaginate!”, dijo Johnny

Negrón Rosario, quien se preparaba para colocar una barrera de bloques en las puertas de su casa para impedir la entrada del agua. Se pudo observar otras casas con vallas hechas con planchas de zinc y sacos de tierra.

En Arecibo, específicamente en la calle G de la urbanización Luis Rodríguez Olmo, el ambiente no era muy distinto. Allí, la gente coincidía en que ninguna brigada municipal había pasado a realizar tareas de prevención en plena temporada de huracanes.

“Por aquí no se ha asomado nadie, ni siquiera el alcalde”, denunció Eduardo Rodríguez Cortés, quien lleva 63 años viviendo al final de la calle que da hacia el caño Santiago.

“Miren cómo tienen ese caño abandonado, sin mantenimiento”, dijo, a la vez que señaló que ha pasado más de tres años desde la última vez que se hizo un dragado en ese caño.