Afirman que Puerto Rico también ha sido conejillo de indias de EU
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 14 años.
PUBLICIDAD
Los puertorriqueños han sido utilizados por años como “animales de experimentos” por parte del gobierno de Estados Unidos, al igual que ha ocurrido con los guatemaltecos, recordó hoy, domingo, un médico y dirigente político del país.
El doctor Héctor Pesquera Sevillano, presidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH), afirmó que lo ocurrido en Guatemala en los años 40 del siglo pasado ha sido una realidad durante décadas en Puerto Rico, que “Estados Unidos ha utilizado como un laboratorio experimental bacteriológico y químico”.
“Eso que ha ocurrido en Guatemala hay que enmarcarlo en el contexto de las prácticas abominables de lo que hace Estados Unidos en sus colonias y neocolonias”, manifestó el médico a la agencia Inter News Service (INS).
El abogado puertorriqueño Eduardo René Estades entiende, al igual que Pesquera, que los familiares de los 1,500 guatemaltecos utilizados como “conejillos de Indias” al infestarlos con sífilis y gonorrea pueden tener una causa de acción contra el gobierno de Estados Unidos.
Estades considera, ante la posibilidad de que ninguno de los perjudicados directos haya sobrevivido, corresponde a sus descendientes, con el respaldo del Estado guatemalteco, reclamar a Washington en los tribunales una reparación por tal barbarie.
“Uno pensaba que esas cosas sólo lo hacían los nazis, no un gobierno como el de Estados Unidos que siempre se ha caracterizado por la defensa pública de los valores humanos”, dijo el letrado boricua a la agencia INS en referencia al gobierno alemán de Adolfo Hitler.
El abogado Iván Colón Morales advirtió que, en este caso, existe la necesidad de cotejar el posible involucramiento del gobierno guatemalteco en los hechos.
“Por tratarse de un asunto de derecho internacional público hay que examinar los tratados y el pleito tendrá que dilucidarse en un tribunal internacional”, apuntó Colón Morales.
El doctor Pesquera Sevillano opinó que, desde la perspectiva científica, hay causa de acción de los guatemaltecos, al igual que de los puertorriqueños, por ser victimizados por Washington con “esos experimentos criminales”.
Recordó que en 1932 el dirigente nacionalista puertorriqueño Pedro Albizu Campos denunció, tal como se confirmó después, que el médico estadounidense Cornelius Rhoads inyectaba células cancerosas a pacientes que trataba por anemia en el hospital “Ashford Presbyterian Community”, ubicado en El Condado, sector turístico de San Juan.
“Este científico criminal estaba financiado por la Fundación Rockefeller y tras ser descubierto por un nacionalista, que le dio la información a Albizu Campos, nunca fue enjuiciado”, aseguró Pesquera Sevillano.
Añadió que a raíz del escándalo que esto generó, Rhoads retornó a Estados Unidos a trabajar con experimentos nucleares similares a los que emplearon para irradiar a Albizu Campos en la década de 1950 cuando se encontraba cárcel de La Princesa en el Viejo San Juan.
“El uso de la población como animales de experimentación científica ha sido una constante; miles y miles de mujeres fueron esterilizadas sin su consentimiento”, afirmó.
Pesquera Sevillano también recordó los experimentos con el agente Naranja, luego empleado por las fuerzas armadas estadounidenses en Vietnam, en los montes Toro Negro, en el centro de la Isla, y en El Yunque, en el oriente.
“En el caso de la isla de Vieques se experimentó con distintas sustancias, desde el agente Naranja al uranio reducido y radiaciones nucleares”, dijo el médico y dirigente del MINH.
Argumentó que Puerto Rico tiene derecho a exigir una reparación moral y económica por los experimentos que se han hecho en perjuicio de su población y territorio, al igual que por las bases militares estadounidenses y el colonialismo, de lo que ya hay con el caso de Libia, que fue compensada por Italia con 58.000 millones de dólares.
El presidente guatemalteco Álvaro Colom se mostró indignado al conocer la práctica llevada a cabo por Estados Unidos en Guatemala hace 60 años y que se vino a conocer ahora por un hecho fortuito, cuando la investigadora científica Susan Reverby se topó con documentos en tal sentido en los archivos del doctor John Cuttler, que lideró el programa mediante el cual se observaba la reacción de los pacientes contagiados y su deterioro físico.