Yabucoa pide ayuda a gritos
El pueblo de sureste, donde pasó el ojo del huracán María, fue devastado en su totalidad.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Yabucoa.- Devastación total.
Así describió el jueves el alcalde Rafy Surillo los efectos del huracán María en la denominada Ciudad de la Azúcar, municipio donde entró el fenómeno atmosférico aún como categoría 5 y con vientos registrados de 165 millas por hora.
Surillo informó que el 99 por ciento de las edificaciones municipales, como la alcaldía y el centro de salud, colapsaron y estimó que los daños rondarían cerca de los $100 millones.
Hasta la mañana del jueves, no tenía conocimiento sobre la pérdida de una vida en el pueblo a causa de María. Además, pidió al gobernador, Ricardo Rosselló Nevares, a declarar a Yabucoa zona de desastre.
“Necesitamos ayuda urgentemente”, expresó Surillo antes de salir hacia el barrio Guayabota, zona montañosa yabucoeña donde viven sus padres, para hacer el camino accesible junto a brigadas municipales y voluntarios.
“Aquí sentimos vientos que, aunque no tengo los instrumentos para medirlos, pero era mucho por encima de las 150 millas por hora. El mar, a causa de la marejada ciclónica, literal la playa se metió hasta la tierra e impidió que los ríos no pudieran desembocar, provocando inundaciones durante todo el día. La destrucción total no solo la infraestructura municipal, sino privada”, añadió.
De igual forma, Surillo esperaba comunicación con el Departamento de Educación, rama gubernamental que todavía no había llegado al municipio para proveer comida a los 120 refugiados en la escuela Ramón Quinoñes.
“Es una situación difícil en nuestro pueblo de Yabucoa nunca antes vista. Lo que complica esta situación es que el país está de igual manera que estamos nosotros. A lo mejor hay algunos estén mejor que nosotros, yo dudo que haya uno peor que nosotros. No tenemos comunicación. Eso nos preocupa”, expresó Surillo.
“Hablábamos de la isla Barbuda cuando el huracán Irma que pasó y los dejó incomunicados. Pensábamos que cómo es posible que se quedaron así. Ahora estamos nosotros incomunicados totalmente. Confió en dios y en nuestro pueblo. Va a tomar de tres a cuatro meses limpiar este pueblo. La recuperación, años”, agregó.
Surillo todavía ha tenido comunicación con el gobierno central. Ha podido dar informes a través de Radio Victoria 840 AM ante la falta de señal en los celulares y teléfonos de línea.
GFR Media realizó un recorrido por el casco urbano de Yabucoa, donde los potes y árboles caídos en las vías principales eran la norma. El parque de pelota Félix Millán, hogar de los Azucareros en la Doble A, perdió parte de la muralla del jardín derecho y el techo de las gradas quedó casi completamente desnudo. La parte trasera de la cancha Pedro Albizu Campos también se vio afectadas por las ráfagas de María.
El Centro de Salud dejó de operar luego de desprenderse el cuarto dedicado a pediatría durante el azote del poderoso fenómeno climático.
Allí pasó la noche el enfermero José Rodríguez, de 66 años, quien lleva trabando en la instalación 18 años.
“Me sentí tranquilo. Más que miedo hubo mucha presión. Nos tuvimos que mover a distintitos lugares porque el lugar estaba colapsando. Teníamos un paciente en pediatría y lo movimos del lugar cuando comenzó a desprenderse el salón para darle la mayor seguridad”, contó.
En el barrio costero de Camino Nuevo, varios residentes de la comunidad de El Negro, a orillas del mar, lo perdieron todos.
Frente a su residencia se encontraba César Morales, de 66 años, frente al balcón inexistente que un día antes estaba sentado en un sillón esperando “un vuelo” que lo llevará a un lugar seguro.
“Esperaba lo peor. Espera que se llevara todo esto con ese tipo de huracán, que nunca había uno así. Mientras esté vivo hay que mantenerse”, precisó.
Más arriba, en el sector el Guano, residencias, algunas de 40 años, fueron arrancadas de raíz.
“El viento aquí estaba bien fuerte. Yo le decía a mi padre que el huracán se quedó estacionado aquí. Estuvo demasiado. Ya lloré lo que tenía que llorar”, contó Yanira Pagán, de 40 años, quien pernoctó con sus padres en la planta baja junto a sus dos hijas.
“Guardé mis cosas, los documentos seguros, en dos cuartos que es donde dormiré por el momento”, añadió.
El popular restaurante el Horizonte, ubicado en el tope de Camino Nuevo, perdió por completo su tablado Cielito Lindo, un mirador hacia Punta Yegua, que era frecuentados por tanto locales como turistas.