Promueven uso de flotadores tras accidente aéreo en Isabela
La iniciativa fue sugerida por uno de los líderes del grupo al que pertenecía el piloto que falleció el pasado 28 de noviembre, cuando un paramotor cayó al mar.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 10 años.
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La instalación compulsoria de sistemas de flotación en todo paramotor utilizado para sobrevolar las costas de Puerto Rico fue sugerido por uno de los líderes del grupo al que pertenecía el piloto que falleció el pasado 28 de noviembre, cuando una de esas naves livianas cayó al mar en Isabela.
“Estaremos solicitando a todos nuestros compañeros pilotos que, si aún no lo tienen, adquieran un sistema de flotación en el paramotor”, sostuvo Luis Ruiz, portavoz del equipo Kamikazes de Parapente y Paramotor de Puerto Rico.
En una carta abierta publicada poco después de la muerte del piloto Luis E. Pabón Rivera, de 48 años, vecino de Guaynabo, cuyo paramotor se precipitó en un farallón en un área de mar cercana a Villa Pesquera, en Isabela, Ruiz opinó que un sistema de flotación pudo permitir rescatar a su colega de vuelos más rápidamente.
El cuerpo de Pabón Rivera fue localizado al día siguiente del accidente aéreo. Ruiz manifestó que los sistemas de flotación del paramotor están “diseñados para abrirse automáticamente a los tres segundos de alguno caer al agua y está debidamente probado su funcionamiento”.
“No queremos a nadie volando sin este sistema en ninguna de nuestras costas”, puntualizó al anunciar que en vuelos futuros, si una nave no tiene el flotador, su equipo lo facilitará. Además, en ventas futuras de todo paramotor tomarán la previsión de que incluya el sistema de flotación, recalcó en la misiva.
“No garantizamos que esto (el flotador) pudiera haber salvado la vida Luis, solo Dios sabe, pero estamos seguros de que ese día lo hubiésemos sacado a tierra”, argumentó.
Además de Pabón Rivera, otro aficionado a los vuelos en paramotor, Fernando Herrera, pereció hace tres años en otro accidente en Humacao. El deporte de vuelos en estas naves livianas ha tomado auge en Estados Unidos y otros países donde sus propulsores destacan la seguridad de las máquinas cuya tecnología ha avanzado al compararse con equipos utilizados en décadas pasadas.
Sin embargo, como en toda práctica centrada en el manejo de vehículos de motor, los aficionados recalcan la verificación regular de los equipos. En la carta tras el evento trágico en Isabela, Ruiz exhortó a los pilotos a que “verifiquen siempre sus equipos, tanto en paramotores como parapentes, los cuales pueden ser enviados a inspección una vez note que los mismos no están rindiendo el mismo desempeño que usted espera pasado algún tiempo de uso”.
“No hay dinero que pague nuestra seguridad en el aire”, agregó Ruiz, instructor certificado de estos vuelos, que según recalcó están “debidamente regulados por las agencias federales correspondientes”.
El equipo que organizó la jornada de vuelos en Isabela también realiza prácticas en la zona del Valle de Añasco y días antes celebró en su página en línea el buen tiempo, sin vientos fuertes, para disfrutar sobrevolando sectores del oeste. En redes sociales, algunos aficionados que participaron en esos vuelos en la citada zona, argumentaron sobre las gratas aventuras vividas al desplazarse por los cielos añasqueños.
Como parte de la afición de estos vuelos, los pilotos procuran vientos menores de 15 millas por hora, ausencia de turbulencia y cielos despejados. Entre otras áreas, en la zona oeste suelen despegan del “voladero” cercano a Villas de Isabela y por años han disfrutado esas prácticas sin inconvenientes mayores.
Por el momento las autoridades no han precisado qué provocó el accidente que cobró la vida de Pabón Rivera.
En la primera mitad del siglo XX las primeras máquinas livianas de vuelos, con tecnología distinta a la de los actuales paramotores, se denominaron en la Isla “cabras locas”. Por eso, los expertos en paramotores al presente resienten que se denomine así a las naves contemporáneas por considerarlo un “sobrenombre” o alusión peyorativa para girocópteros usados hace 20 años y que por deficientes salieron del mercado.
“Este deporte no se llama cabra loca, ni nada por el estilo, este sobrenombre se refería a los girocópteros que estuvieron de moda hace unos 20 años y que por problemas de seguridad fueron poco a poco saliendo del mercado”, subrayó, por otro lado Ruiz, en su carta tras el deceso de Pabón Rivera.