La emergencia internacional por el COVID-19 llegó a su fin el pasado 5 de mayo. El virus ha provocado más de 768 millones de casos en todo el planeta y alrededor de 6.9 millones de muertes.

“Sigue circulando en todos los países, sigue matando y mutando”, señaló Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

De hecho, la máxima autoridad de la salud identificó una nueva variante “de interés”: la EG.5, que también ha recibido el nombre de Eris, la cual es una subvariante de Ómicron.

Según la entidad, ha habido “un aumento constante en la prevalencia de esta variante”, por lo que las alarmas están encendidas ante el aumento de casos que puede provocar a nivel global.

De acuerdo con datos de la OMS, la prevalencia en todo el mundo de la variante Eris era de 7.6% en la semana del 19 al 25 de junio, pero ha aumentado de manera considerable en las últimas semanas, tanto que entre el 17 y 23 de julio llegó a un 17.4%.

Circula en Estados Unidos, China, Corea del Sur, Japón, Canadá, Australia, Reino Unido, Francia, Portugal y España. Incluso, en Colombia el Instituto Nacional de Salud confirmó que la detectó por primera vez el 4 de junio.

“Debido a su ventaja de crecimiento y características de escape inmunológico, EG.5 puede volverse dominante en algunos países o incluso a nivel mundial”, precisó la OMS.

¿Cuáles son los síntomas de la variante Eris del COVID-19?

Los síntomas son, a grandes rasgos, los mismos de Ómicron: dolor de garganta y cabeza, congestión nasal, estornudos, tos y alteración del olfato.

“No detectamos un cambio en la gravedad de EG.5 en comparación con otros sublinajes de Ómicron que han estado en circulación desde finales de 2021″, señaló Maria Van Kerkhove, líder técnica de la OMS.

“Persiste el peligro de que surja una variante peligrosa”

En el mes pasado, sólo un 25% de los países en el mundo comunicaron muertes por COVID-19, y un porcentaje aún menor, del 11%, informó de hospitalizaciones y admisiones en unidades de cuidado intensivo (UCI) por la enfermedad, advirtió la OMS.

“No significa que el resto de países hayan dejado de tener fallecimientos y hospitalizaciones, sino que no informan de ellas”, dijo el director general.

“No hay duda de que el riesgo de muerte o de casos graves es ahora mucho menor que hace un año, por la creciente inmunización de la población gracias a las vacunas y las infecciones, pero pese a la mejora, la OMS sigue considerando alto el riesgo del COVID en la salud pública”, añadió el experto.

“Persiste el peligro de que surja una variante peligrosa que pueda causar un repentino aumento en los contagios y los casos mortales”, aseguró Tedros, quien recordó que pese al fin de la emergencia internacional un comité de expertos de la OMS sigue reuniéndose periódicamente para analizar la respuesta al virus.