Un informe retrata el doloroso pasado racista de Canadá contra sus indígenas
Se denunció una política sistemática de "genocidio cultural" durante los últimos 100 años.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Toronto (Canadá).- La Comisión para la Verdad y Reconciliación de Canadá (CVRC) emitió hoy un informe sobre la historia de racismo del país contra su población indígena que denuncia una política sistemática de "genocidio cultural" durante los últimos 100 años.
El informe final de CVRC, que inició sus trabajos hace seis años y que ha entrevistado durante este tiempo a unas 7,000 personas, fue dado a conocer hoy en la capital canadiense, Ottawa, por el juez indígena Murray Sinclair, que ha presidido la Comisión.
Ante decenas de supervivientes del sistema de residencias escolares, muchos de ellos sollozando durante gran parte de la ceremonia, Sinclair afirmó que "lo que sucedió en las residencias escolares fue poco menos que genocidio cultural".
"Fue un intento sistemático y concertado para extinguir el espíritu de los pueblos aborígenes. Pero como nos han demostrado los supervivientes, han sobrevivido", añadió Sinclair entre los aplausos de los asistentes.
El juez se refería al sistema de residencias escolares puesto en vigor a finales del siglo XIX por las autoridades canadienses para internar de forma forzosa a los niños indígenas del país en un intento de asimilarlos a la cultura europea.
Durante su más de 100 años de existencia (la última residencia escolar cerró sus puertas en 1996), cerca de 150,000 niños indígenas fueron internados en contra de los deseos de sus familias, en establecimientos situados a centenares de kilómetros de sus hogares.
En las residencias, que en su mayor parte fueron operadas por instituciones religiosas, los niños indígenas sufrieron castigos físicos y abusos psicológicos y sexuales de forma rutinaria, según los testimonios recogidos por la Comisión.
En la actualidad viven unos 80,000 supervivientes del sistema de escuelas residenciales.
Pero el informe también constató que al menos 6,000 niños murieron en los internados por malnutrición, enfermedad pero también por los abusos sufridos.
En muchos casos, sus cuerpos fueron enterrados en fosas comunes y no se comunicó a sus familias de su fallecimiento.
Y en las décadas de los años 1940 y 1950, las autoridades canadienses utilizaron a los niños indígenas en experimentos médicos para determinar la resistencia del cuerpo humano a la malnutrición.
El informe constató que, dado el rechazo de las autoridades canadienses para proporcionar documentos en su posesión sobre las residencias escolares, la Comisión no ha podido determinar con claridad el número de muertes en los internados, por lo que la cifra real posiblemente sea mucho mayor.
El organismo solicitó hoy al Gobierno canadiense que acepte las 94 recomendaciones que ha redactado para hacer justicia y llegar a la reconciliación.
Entre las recomendaciones, se solicita que Canadá "adopte e implemente totalmente la Declaración de los Derechos de los Indígenas de la ONU", algo a lo que el Gobierno del primer ministro canadiense, el conservador Stephen Harper, se ha negado hasta el momento.
Pero Harper, que en 2008 emitió en el Parlamento canadiense una disculpa pública en nombre del país, rechazó hoy aceptar la adopción de la declaración de la ONU y calificó el informe como un documento "inspirador", insinuando que no es realista.
La Comisión también solicitó al papa Francisco que "emita una disculpa a los supervivientes, sus familias y las comunidades por el papel de la Iglesia Católica en el abuso espiritual, cultural, emocional, físico y sexual" sufrido por los niños indígenas internados en las escuelas residenciales gestionadas por organizaciones católicas.
Sinclair aconsejó a las autoridades canadienses que no intenten ignorar lo sucedido o pasar la página simplemente con la disculpa pública de 2008, pero sin medidas concretas de reparación.
"En vez de negar o restar importancia al daño provocado, debemos aceptar que este daño necesita reparaciones serias e inmediatas. Debemos intentar convertirnos en una sociedad que defiende derechos humanos, verdad y tolerancia, sin evitar el oscuro pasado sino confrontándolo", zanjó el presidente de la Comisión.