Eliminado. Eliminado completamente el programa que por los pasados dos años les permitió a ancianos, discapacitados y deambulantes comprar su comida en restaurantes de San Juan y Guaynabo con la tarjeta del PAN.

La cancelación del proyecto, conocido como Buen Provecho, fue efectiva el pasado 1 de abril, pero la Asociación de Dueños de Restaurantes (Asore) denunció que ni a ese organismo ni a los propios beneficiarios del proyecto piloto se les hizo llegar la noticia.

A los 45 restaurantes que participaron de la iniciativa les llegó la notificación el 9 de abril, dijo el presidente de Asore, Carlos Morell. La carta tenía fecha del día 3 de abril.

La secretaria de la Administración de Desarrollo Socioeconómico de la Familia, Marta Elsa Fernández, explicó que el plan piloto fue cancelado porque no tuvo éxito.

El Servicio de Comida y Nutrición del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos había recomendado desde finales del cuatrienio pasado que se buscaran otras alternativas que pudieran resultar más efectivas para ayudar a las tres poblaciones.

El Food and Nutrition Service anunció el 17 de julio de 2012 que no apoyaba el proyecto, pero la pasada administración nunca lo canceló.

Fernández dijo que el Gobierno federal no impartió una directriz al respecto, sino una recomendación, que eso es lo que siempre hace el FNS en estos casos.

“Estaban participando muy pocas personas. El programa no era costoefectivo... La gente estaba gastando un promedio de $7.21 por comida”, dijo la funcionaria, quien precisó que lo que recibe mensualmente un usuario promedio de la tarjeta del Programa de Asistencia Nutricional son $122.

Con ese dinero, si va a un fast food a comer tres veces al día, la remesa no le da para pasar el mes.

Gadiel Lebrón, director ejecutivo de Asore, dijo ayer que que el problema con Buen Provecho estribó en que el piloto fue mal diseñado.

Apenas una cuarta parte de los que podían disfrutar del beneficio lo hicieron.

Los que estaban visitando los restaurantes eran los que vivían en los alrededores de los establecimientos.

Un residente de Guaynabo, por ejemplo, no podía comer en el Burguer King de Centro Médico y allí, en muchas ocasiones, por misericordia, el establecimiento les estaba regalando la comida a los que iban con su tarjeta de PAN pensando que podían comer en el lugar.

Bajo Buen Provecho, los usuarios autorizados solo podían comprar en los pocos restaurantes que fueron certificados en dos pueblos.

Los usuarios del PAN debían ser residentes de Guaynabo o San Juan y comer solamente en el pueblo donde residían.

“Debieron tomar en cuenta que este tipo de cliente tampoco tiene cómo transportarse”, lamentó Lebrón.

Los dueños de restaurantes están convencidos de que el proyecto puede ser económicamente efectivo si se extiende a toda la Isla.

Otro issue controvertible en torno a Buen Provecho fue el aspecto nutricional.

La nutricionista pediátrica y líder de la Alianza para una Alimentación Adecuada, organización que cabildeó activamente en contra del proyecto, dijo que, si bien es cierto que en los fast foods hay comida saludable, los que llevaban la tarjeta del PAN optaban por alimentos menos nutritivos porque eran los más baratos.

Laureano agregó que Buen Provecho debió cerrar en octubre pasado, pero eso no sucedió.

¿Qué va a pasar ahora con los ancianos, los discapacitados y los deambulantes que no tienen manera de preparar sus propios alimentos?

Marta Elsa Fernández dijo que se está flexibilizando el acceso de las personas sin hogar a organizaciones sin fines de lucro que pueden ayudarlos. Los participantes en este caso son residentes en las instituciones y dan permiso para que se utilicen sus beneficios de PAN para su alimentación.

Lo mismo pasa con los ancianos y los discapacitados.

Secretaria, ¿qué va a pasar con un deambulante que no reside en ningún sitio?

Aunque no tengan residencia fija, son elegibles a la tarjeta del PAN. Pueden acudir a un supermercado debidamente certificado y adquirir allí alimentos preparados.

Estas tres poblaciones también pueden usar el 25% en efectivo al que tienen derecho para el Programa de Asistencia Nutricional para comprar su comida preparada en un restaurante.

El vicepresidente de la Cámara de Mercadeo, Industria y Distribución de Alimentos, Manuel Reyes Alfonso, recibió complacido la decisión del Departamento de la Familia de eliminar Buen Provecho.

La organización, dijo Reyes Alfonso, se siente reivindicada porque siempre sostuvo que el proyecto no era necesario, como lo confirmó el Gobierno federal.

De haberse extendido el proyecto a toda la Isla, una tercera parte de los participantes del PAN se habría beneficiado.

Los supermercados y los distribuidores de alimentos alzaron su voz de inmediato cuando se inauguró el piloto por parte de la administración de Luis Fortuño.

El golpe que se ha señalado para ese sector habría sido sumamente fuerte, de ahí su oposición.

Marta Elsa Fernández dijo ayer que Familia no está descartando “la posibilidad de hacer un proyecto parecido a Buen Provecho en el futuro”. “Estamos evaluando qué otras alternativas se pueden desarrollar para los tres grupos”, dijo la funcionaria.

La ex secretaria de la Familia Yanitsia Irizarry defendió siempre la iniciativa y la quiso proteger hasta el final.

Eliminar el proyecto en periodo eleccionario tampoco habría tenido lógica.