Un día como hoy, hace 16 años, Aníbal Cardona Pastrana asegura haber sufrido una golpiza que jamás olvidará porque la secuela de aquellos puños, patadas y bofetadas aún lo aterrorizan a él y a su familia.

Sin embargo, el hombre decidió romper el silencio y desenmascarar a quien señala como el protagonista de aquel brutal ataque ocurrido el 11 de febrero de 1995: el representante popular Luis Raúl Torres Cruz, quien precisamente fue descubierto esta semana, luego que Primera Hora publicara en exclusiva que tuvo un caso de violencia doméstica por golpear a la madre de sus hijas en 1993. Los hechos nunca trascendieron porque su expediente se archivó bajo confidencialidad luego que el político se acogiera a un programa de desvío del que, según dice, salió totalmente “rehabilitado”.

En cambio, sus argumentos de arrepentimiento, de honestidad y de haber aprendido a manejar sus impulsos de agresividad con unos talleres psicológicos y terapias grupales quedan nuevamente en cuestionamiento con este nuevo incidente que sale a relucir. Y es que, después de todo, como el mismo legislador dijo el lunes al ser confrontado por la prensa: “El pasado de cada persona está con él y le acompaña para toda la vida”.

¿Cuál fue el escenario en esta ocasión? El templo principal de la congregación Mita, en la calle Duarte, en Hato Rey, donde su máximo líder espiritual, Teófilo Vargas Seín, mejor conocido como Aarón, convocó a una vigilia en la que se deberían resolver unos asuntos que lo tenían incómodo, porque ya se comenzaba a rumorar que tenía un hijo no reconocido.

Los señalamientos involucraban a don Aníbal, quien llegó a la actividad a eso de las 12:30 de la madrugada y a la que, asegura, asistieron unas 25 mil personas.

“No lo dije, lo recalco”, recuerda don Aníbal que le contestó al representante popular que, furioso, supuestamente, le metió una “pescozá”.

“Me sacudió la cara de la entrompá que me dio”, dijo quien, posteriormente, recibió otros golpes tras refutar argumentos surgidos en el templo.

“Yo hablaba y era un puño o una bofetá... ripostaba y él, Luis Raúl, me entraba a patás, me daba en la barriga, en la cara...”, dice el hombre que, finalmente, fue expulsado del lugar por los guardias de la congregación. “Incluso, me pusieron un cañón en la espalda para que me fuera y todo lo orquestó él, el flamante representante...”, aseguró el hombre, quien llevó como testigo de esta entrevista a su amigo Amadís Cruz, un hombre confinado a una silla de ruedas que “milagrosamente” escapó de la agresión.

“Todo lo que Aníbal te ha dicho es cierto... yo lo vi. Y que venga Luis Raúl a negarlo”, dijo don Amadís al recordar que en el violento incidente terminaron golpeadas varias personas, incluyendo ancianos.

Ambos recordaron que, entre las víctimas, estaba María “Clarita” Márquez, una prima de don Aníbal que para aquel entonces tenía 65 años.

“Tenías que ver cómo terminó... (por los golpes) sus senos parecían un pedazo de morcilla de lo negro que se los pusieron. La arrastraron hasta la salida y la lanzaron a la carretera”, expresó sobre la viejita que fue socorrida por Nilsa Vargas, una feligresa que era enfermera y dirigía un centro de envejecientes de la iglesia.

Primera Hora contactó a la mujer, quien confirmó los hechos y al igual que don Aníbal, don Amadís y otras víctimas de aquella violenta noche, fue expulsada de la congregación.

“Luis Raúl, ese tipo malvado, golpeó a varias personas. Él y otro más tiraron a una anciana (Clarita) escaleras abajo. Esa señora tenía más de 60 años y no la empujaron, a ella la cogieron, la mecieron como un columpio y con el impulso la lanzaron. Yo lo vi y además la atendí porque era enfermera. Estaba llena de moretones en los senos, en los muslos, el abdomen”, recordó la mujer, que calló porque “esa gente te hace creer que si dices algo en contra de ellos no te salvas, te condenas”.

La indignación de estas tres personas, que guardaron silencio durante 16 años, es que después de tanto tiempo el legislador popular “se atreva” a hablar de rehabilitación. Incluso, lo acusan de dirigir una campaña de persecución en su contra.

“No sé cómo se atreve a decir con ese descaro que se rehabilitó, cuando en 1995, dos años después de lo de su esposa, golpeó a ancianos... ese hombre es malvado”, dijo Nilsa, quien alega que, luego de ser expulsada, perdió su trabajo.

“Me esbarataron la guagua y los cristales, nos intimidaban”, dijo la mujer.

¿Sabe cómo le fue al representante en la iglesia?, le preguntó Primera Hora.

“¿A él? Muy bien... quedó bien parado en la iglesia. Aarón lo apoyó en su candidatura y dio instrucciones a la gente para que votaran por él. Lo ayudó a llegar a donde ha llegado. Ése fue su premio por lo que hizo esa noche”, contestó.

Don Amadís, por su parte, dijo que “gracias al representante del Precinto 2 de San Juan, gracias a ese señor que el 11 de febrero de 1995 cuajó todo esto, yo tuve que mudarme, porque por un año nos amenazaron de muerte, nos tirotearon la casa y nos lanzaban huevos”.

Héctor Ferrer lo sabía

Otra de las cosas que mantiene consternado a don Aníbal es que asegura que todo lo ocurrido aquella madrugada, un día como hoy, es del conocimiento del presidente del Partido Popular Democrático, Héctor Ferrer, a quien le contó todo personalmente hace tres años, mientras ambos cenaban en la casa de don Aníbal.

“Héctor Ferrer no puede decir que no lo sabía porque específicamente hace tres años, en el comedor de mi casa, le informé toda esta situación. Le dije: ‘Quiero que sepas quién es Luis Raúl’. Le conté todo lo que te acabo de decir a ti y no me creyó”, asegura don Aníbal, quien dice ser un militante “de toda la vida” del PPD, al extremo de que fue legislador municipal en pueblos como Vega Baja y Lares.

“Emplazo a Héctor Ferrer a que quite de la portavocía del partido que tanto amo a esa persona, porque no es digno de representarlo”, finalizó.