Melania Trump "odia" que se separe a los niños inmigrantes de sus familias
La esposa del presidente "confía en que ambos partidos puedan unirse por fin para lograr una reforma migratoria exitosa".
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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La primera dama, Melania Trump, "odia" la separación de niños de sus familias tras cruzar ilegalmente la frontera sur del país, que afecta a al menos 2,000 menores y es consecuencia directa de la política migratoria de su marido, el presidente, Donald Trump.
"La señora (Melania) Trump odia ver a los niños separados de sus familias", dijo hoy a Efe la portavoz de la primera dama, Stephanie Grisham.
La esposa de Trump "confía en que ambos partidos puedan unirse por fin para lograr una reforma migratoria exitosa", explicó Grisham.
"Ella cree que tenemos que ser un país que siga todas las leyes, pero también un país que gobierne con corazón", agregó.
Aunque las palabras de la primera dama pueden parecer una crítica frontal a la política de su esposo, el propio Trump aseguró el pasado viernes que odia que "se lleven a los niños" y achacó el problema a las leyes existentes y la presunta oposición demócrata a cambiarlas.
Más clara se mostró hoy la exprimera dama Laura Bush (2001-2009), quien rompió su habitual silencio en temas políticos para pedir al Gobierno de Trump que deje de separar a los niños de sus padres.
"Vivo en un estado fronterizo (Texas). Aprecio la necesidad de implementar y proteger nuestras fronteras internacionales, pero esta política de 'tolerancia cero' es cruel. Es inmoral. Y me rompe el corazón", escribió Bush en un artículo de opinión publicado en el diario The Washington Post.
La esposa del expresidente George W. Bush comparó las imágenes de las instalaciones donde se está metiendo a los niños inmigrantes con "los centros de internamiento" de japoneses en EE.UU. durante la Segunda Guerra Mundial, y recordó que ese fue "uno de los episodios más vergonzosos de la historia" del país.
Pese al aumento de las críticas, Trump volvió hoy a defender la política de "tolerancia cero" de su Ejecutivo con la inmigración ilegal, de la que la separación de las familias es una consecuencia directa.
"Estados Unidos no será un campo de inmigrantes y no será un campo de acogida de refugiados. Lo que está ocurriendo en Europa y otros lugares, no lo permitiré, no bajo mi vigilancia", sentenció Trump en un acto en la Casa Blanca.