Las cinco víctimas del tiroteo en The Capital Gazette
Cuatro veteranos periodistas y una joven recién contratada; lea sus perfiles.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 6 años.
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Cinco trabajadores del diario The Capital Gazette fueron asesinados ayer cuando un hombre, presuntamente identificado como Jarrod W. Ramos, entró al edificio de la empresa en Annapolis y abrió fuego contra los empleados.
Entre las víctimas había cuatro veteranos periodistas muy apreciados dentro de la redacción y una joven de 34 años recientemente contratada para el área de publicidad, según describen los perfiles que publicó The Capital Gazette en su sitio web para rendir homenaje a las víctimas.
Rob Hiaasen, maestro y cazador de historias bizarras
Editor asistente en The Capital Gazette desde 2010, Rob Hiaasen tenía 59 años recién cumplidos y era un periodista reconocido entre sus colegas por su sensibilidad y su buen humor. Estaba casado hacía 33 años y tenía tres hijos: Ben, Samantha y Hannah.
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Hiaasen escribía en el periódico una columna dominical y estaba particularmente interesado en las historias extravagantes y divertidas, donde mejor podía sacar a relucir la ironía que lo caracterizaba.
Aunque disfrutaba mucho de la escritura, Hiaasen comenzó a trabajar como editor porque creía en el talento de los colegas jóvenes y los ayudaba a desarrollar su profesión. "Era un filósofo y un poeta", recordó Tina Reed, una reportera de 33 años, a quien Rob impulsó para que publicara su historia sobre una joven paciente que luchaba contra el cáncer.
Gerald Fischman, una mente brillante y silenciosa
Gerald Fischman era un hombre silencioso y retraído, tanto que la primera vez que pidió trabajo en The Capital Gazette no lo tomaron en cuenta. Pero cuando lo consiguió, en 1992, comenzó una exitosa carrera de 25 años en la que usó su pluma mordaz para escribir editoriales perspicaces sobre la ciudad de Annapolis y la vida de su comunidad.
Fischman no era una persona muy sociable, pero tenía una mente brillante. "Era una enciclopedia que conocía todo, desde filosofía hasta quién sabe qué", recordó Brian Henley, editor retirado del Gazette. Sus compañeros bromeaban con la obsesión que tenía Gerald por la exactitud: una mañana, después de trabajar toda la noche, dejó copias de su editorial en cada escritorio para que todos verificaran los datos que había escrito. En otra ocasión contó a mano la cantidad de palabras de uno de sus artículos.
Fischman, de 61 años, encontró el amor de grande, cuando se casó con una cantante de ópera oriunda de Mongolia. Cuando dos colegas le preguntaron cómo fue que la conoció, él simplemente respondió: "Escribí 'cantante de ópera de Mongolia' en un sitio de citas". Y no volvió a decir nada más.
John McNamara, un fanático del deporte a toda hora
A John McNamara sus amigos le decían cariñosamente "Mac". Era un periodista de 56 años completamente fanático de los deportes: además de trabajar cubriendo eventos deportivos, cada jueves a la noche jugaba un partido de básquet en el Centro de Recreación de Annapolis. Sus tiros de mano izquierda eran temibles.
McNamara no dejaba que la pasión interfiriese en su profesionalismo. Según contó Jeff Barker, un periodista que trabajó con él, Mac "era escéptico de los entrenadores y otras figuras de autoridad que cubría" porque se tomaba en serio su trabajo. "Pero era un amigo leal y un mentor dispuesto para los periodistas jóvenes", agregó Barker.
A lo largo de su carrera, Mac escribió dos libros sobre atletismo y uno sobre básquet (estaba trabajando en el segundo) y colaboró con diferentes medios como The Washington Post, Prince George's Journal y The Herald-Mail. Además del deporte, a John le gustaba el rock, la música folclórica y el cine, donde no era raro encontrarlo disfrutando de una película. Su esposa, Andrea Chamblee, lo recordó diciendo: "Nuestra pelea más grande fue sobre quien fue el más afortunado por haber encontrado al otro".
Wendi Winters, una periodista querida por la comunidad
Hace 25 años, Wendi Winters dejó una larga carrera en la moda y las relaciones públicas en la bulliciosa Nueva York y se mudó a Maryland, donde comenzó a colaborar en The Capital Gazette. Madre de cuatro hijos, Wendi era reconocida en la comunidad porque cubría todo tipo de noticias locales y documentaba los logros de la gente común.
"Cuando había que cubrir algo el fin de semana, siempre podías recurrir a Wendi -contó Kathryn Flynn, editora de Capital Gazette-. De buena gana conseguía tres o cuatro historias en un solo fin de semana". Y recordó que cada Navidad, Winters regalaba a sus amigos tarjetas de saludos junto a algún presente horneado, en las que resumía cómo había sido el año para su familia. "Estabas completamente actualizada sobre cada aspecto de su vida", dijo Flynn entre risas.
Wendi venía de un entorno militar y ese fue uno de los últimos temas sobre los que trabajó: el mes pasado publicó un artículo sobre los egresados de las secundarias del condado de Anne Arundel que querían ingresar a la academia militar. "Los adolescentes compartían un objetivo común: el deseo de servir a nuestro país como miembro del ejército de los EE. UU", escribió Winters y contó que generalmente era las propias familias quienes los inspiraban.
Rebecca Smith, la principiante en el mundo de los medios
Rebeca Smith es la única de las víctimas que no era periodista de profesión. Tenía 34 años y había sido contrataba recientemente por The Capital Gazette para trabajar en el área de publicidad. Su jefe, Marty Padden, estaba muy contento con su desempeño.
"Era una persona muy reflexiva, amable y considerada, y estaba dispuesta a ayudar cuando fuera necesario. Parecía disfrutar mucho de estar trabajando en el negocio de los medios", dijo Padden quien también destacó el gran sentido del humor de Smith.
Según su página de Facebook, a Rebecca le gustaba el softball y había luchado contra la endometriosis, una enfermedad que afecta la calidad de vida de muchas mujeres. En su perfil se definía también como una "Bonus Mom": estaba de novia con un hombre que tenía una hija de una relación anterior y mantenía con la niña una relación muy cercana. "La niña la idolatraba", contó Kelli Pelleska, una amiga de Smith.