Aunque hay estudios científicos que certifican que el reír prolonga la vida del ser humano, el caso de un bebé de Inglaterra llamado Benn va más allá.

El niño de un año de edad depende de las cosquillas para continuar con vida debido a la apnea, una enfermedad que lo deja sin respiración cada cierto tiempo, según publicó Daily Mail.

“Una noche dejó de respirar 23 veces y tuve que hacerle cosquillas cada vez para lograr que volviera a respirar”, dijo la mamá del niño, Sanchia Norris, quien recurre a una alarma para que le avise los momentos en que su hijo se quedará sin aire.

La apnea es frecuente en los bebés prematuros deteniéndoles la respiración por un periodo de 20 segundos o más porque los músculos y el sistema respiratorio no se desarrollaron por completo al nacer. Al hacerle cosquillas, los músculos reaccionan y vuelven a funcionar de forma normal.

Los médicos quienes inicialmente le dieron pocas posibilidades de vivir al nacer con 24 semanas de gestación y con menos de 2 libras de peso, recomiendan hacerle cosquillas en la barbilla, la planta de los pies y el estómago.