¿Por qué se come pescado en Semana Santa?
Si quieres respetar esta tradición, te ofrecemos algunos consejos.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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La Semana Santa es el periodo del año en el que más pescado se come y de hecho, uno de los milagros de Jesús fue repartir cinco panes y dos peces entre una multitud de fieles, y hasta sobras quedaron.
Sin embargo, aunque en ninguna parte de la Biblia dice que no se pueda comer carne, tradicionalmente los cristianos la evitan porque consumirla, o ingerir productos derivados de animales (leche, huevos, mantequilla, etc.) durante Semana Santa (e inclusive desde la Cuaresma) equivale ofender a Jesús y su sacrificio de dar la vida por los creyentes. Actualmente, muchos se vedan de carne exclusivamente los viernes y durante la Semana Mayor.
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Si quieres respetar esta tradición, te ofrecemos algunos consejos para escoger el mejor pescado. Puedes comprarlo congelado o enlatado, pero es preferible que lo consigas fresco –ya sea en marinas o pescaderías regionales- y sigas los siguientes consejos:
– Antes de salir, llévate una nevera con hielo para que conserves la temperatura del producto.
– Verifica que el sitio donde comprarás el producto esté limpio.
– El pescado que escojas, si es fresco, debe “oler a pescado” (pero no a dañado); tener la piel firme y los ojos brillantes, además de las agallas rojas y las escamas bien pegadas al cuerpo.
– Una vez lo compres, llévalo directamente al frízer de tu casa (donde se conserva por tres meses, aproximadamente) o cocínalo inmediatamente.
Al momento de cocinar:
– Descongélalos en la nevera, nunca a temperatura ambiente.
– Nunca descongeles y congeles nuevamente un producto de mar.
– Cocínalos bien, según las instrucciones de la receta que sigas. Consumir productos del mar crudos puede provocar enfermedades.
¿Y si no quiero pescado?
Puede ser que no quieras romper con la tradición pero el pescado no sea de tu agrado, por lo que puedes inclinarte por los mariscos, como camarones, langostinos, calamares o almejas. En el caso de las últimas, deben estar cerradas cuando las compres y abrirse cuando las cocines; descarta las que se queden cerradas.
¿Sabías que…?
Antes podías pagar para tener permiso de comer carne durante la Semana Santa. Se llamaba la “bula” y consistía en ir a la iglesia y pagar una cantidad predeterminada para estar exento de la prohibición.
Fuentes: sabrosia.com; es.alltech.com.