Cae la tarde en el sector Achotillo de Maricao, a donde el sol se escurre entre las despampanantes montañas y las hojas danzan al compás del viento.

Rápidamente, se enciende una lucecita en la humilde morada del artesano Luis Serra Bracero, quien se desplaza por las escaleras que lo conducirán hacia su taller, acompañado por dos perros que rescató de la calle para acogerlos en su entorno familiar.

El artista elabora cada detalle con precisión.
El artista elabora cada detalle con precisión. (Xavier Garcia)

Allí acomoda la materia prima que más tarde se convertirá en antiguos utensilios de cocina confeccionados en coco e higüera, entre estos, cucharones, vasijas, tazas y cafeteras. Mientras tanto, su esposa, Adelaida Troche Rivera, lo llama cariñosamente para darle un buchito de café.

“¡Papi!”, exclama la maricaeña que convenció al otrora maestro de matemáticas con el que se casó hace dos décadas, para que se mudara de Hormigueros al ‘Pueblo de las Indieras’.

Así formaron su hogar, en el que juntos transforman su cotidianeidad en una obra artesanal, conocida en todo el archipiélago.

“Esto viene por herencia de familia porque esto lo hacía mi papá, Agapito Serra Silva y un tío paterno. Mi papá trabajaba en la Hacienda Eureka de Hormigueros y en esa área hay mucha bambúa, que es materia prima”, relató el hombre de 68 años.

“Pero ellos lo hacían para uso propio. Era el coquito de los viejos, la dita para echar el pan, las viandas o servir el arroz. Todas esas cosas, yo fui aprendiendo y lo que no tenía conocimiento, pregunté a mi mamá Juana Bracero y a mi abuela, Anastasia”, manifestó.

No obstante, el hormiguereño hacía las artesanías a modo de pasatiempo y se las regalaba a sus compañeros de trabajo en ocasiones especiales.

“Después que me retiré, le cogí cariño a esto y decidí que no podía quedarme sin hacer nada. Conocí a esta dama, vine para acá, tenía finca, sembraba y todavía me faltaba hacer muchas cosas. Así que me certifiqué como artesano en 2004, pero hace mucho más tiempo que tengo el conocimiento”, contó el educador egresado del Colegio de Mayagüez.

Así las cosas, Serra Bracero se fue envolviendo con la faena artesanal en el renglón del coco y la higüera y, su fama ha sido tanta que hasta perdió su nombre pues, la gente lo llama Luis Coco.

“Esto se compone de coco y el asa es en bambú”, dijo al mostrar una de sus tazas.

Luego explicó el proceso del cual dijo que, “la voy preparando, le voy dando la base, le hago la marca, después que esto está terminadito, mira qué hermosura”.

“El proceso empieza desde el coco que venden en el supermercado pelao’s. Traigo el coco, lo corto a lo que quiero hacer. Empiezo cortando, son dos cortes para que quede la base. Primero se pega la base, luego se pega el asa, se saca lo de adentro. Yo lo pulo por fuera para que quede bien terminado”, mencionó.

“El proceso es corto; le sacamos lo de adentro, pulimos, pegamos, ensamblamos y después vamos haciéndole el diseño. No uso barniz sino poliuretano que es el producto que se usa para proteger la pintura de los autos. No es tóxico, no se sale, mantiene el brillo, no se pone amarilla, lo que yo le pinto se queda permanente”, asintió.

De esa manera, Serra hace “tazas, cafeteras y jatacas que, era un tipo de cucharón que se usaba antes para batir la leche y el café. También se usaba para sacar el agua, las viandas o las habichuelas. Además, hago cucharas, tazas solas, envases para poner lapiceros, platos, entre otros”.

Una de las características de su trabajo artesanal, es que don Luis dibuja la bandera de Puerto Rico en sus piezas y a la vez, escribe versículos bíblicos o dichos puertorriqueños, tales como: “Mi buchito de café”, o “Lo quiero negro, fuerte y caliente”.

“Uno de los dichos es: ‘Hagas lo que hagas te van a criticar. Así que haz lo que te dé la gana’. Eso también le gusta mucho al pueblo. Pero uso mucho: ‘Que tu día esté lleno de cosas buenas. Que tu taza esté llena de café’. Porque como lo hago de café, lo hago con versículos bíblicos o estribillos de nosotros como motivación”, resaltó.

“Por ejemplo, te vas a tomar tu café y lo primero que vas a leer es esto: ‘Que tu día esté lleno de bendiciones, aunque te hayas levantado mal’. Eso motivación y se vende muy bien. Yo voy a la calle San Sebastián (Viejo San Juan) y vendo muchísimas tazas; unas a $5, $8, $12 y $15″, sostuvo.

Igualmente, elabora rótulos para el hogar, con la temática del café. De hecho, las cafeteras que confecciona “están bien preparadas, con su colador, vasija y tazas. Hay otro envase para echar la harina”.

“Yo me siento muy bien, soy retirado. Aquí monté hasta mi propio sistema solar. Este es mi pasatiempo y me hace feliz porque estoy con mi esposa que me ayuda y juntos hemos corrido toda la isla¨, recalcó.

Sus piezas están disponibles en el Paseo de la Princesa en el Viejo San Juan o a través de la red social Facebook: Luis Serra o Luis Coco. Para detalles: 787-900-9777.