Machete Kills
"Machete don't text. Machete don't tweet. Machete no good".
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 11 años.
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Dudo que alguien vaya en busca de otra cosa que no sea bruta diversión en Machete Kills, el segundo largometraje de explotación mexicana del director Robert Rodríguez que comenzó como un jocoso tráiler de dos minutos como preámbulo a la doble tanda de Grindhouse y cuyo chiste ahora ha sido estirado a lo largo de dos películas. Sin embargo, aun los que vayan exclusivamente por las vísceras tendrán que esforzarse para encontrar algún disfrute en esta malograda secuela.
En su segunda sangrienta aventura cinematográfica, el protagonista, Danny Trejo, se ve tan aburrido en ella como nosotros viéndola. A sus 69 años, Trejo ha tenido una prolífica carrera como un actor de reparto. Su amenazante apariencia funciona en pequeñas dosis, pero al frente de una historia es incapaz de cargar con ella, por lo que Rodríguez rellena su elenco con caras como las de Mel Gibson, Antonio Banderas, Sofía Vergara y hasta Lady Gaga en un aparente intento por llamar la atención con artistas que no aprovecha.
El filme comienza con “Machete” y la agente “Sartana” (Jessica Alba) impidiendo la venta de armas militares a un cartel, pero su operativo es interrumpido por un villano enmascarado que roba un misil para atacar a Washington. En esta ocasión, la figura de “Machete” toma prestado de James Bond (o las propias cintas de Spy Kids de Rodríguez), siendo contratado por el presidente de Estados Unidos –Charlie Sheen, bajo su nombre real de Carlos Estévez- para detener los planes de un terrorista mexicano, interpretado por un Demián Bichir cuyo talento da pena verlo reducido a tan bajo nivel.
La gran falta de la película es que no es divertida, algo que Rodríguez logró con Planet Terror y a menor grado con Machete. El director de El mariachi recicla ideas de trabajos anteriores a través de tediosas secuencias de acción en las que se nota que está enamorado de su propia casa de efectos especiales, aunque es difícil precisar si la pésima calidad de estos se debe a una falta de eficacia o responde al estilo B-Movie que la producción persigue.
Machete Kills “concluye” con la promesa de una futura secuela, desarrollada en el espacio, naturalmente. Su realización dependerá del éxito de esta, pero dudo que muchas lágrimas se vayan a derramar si no se da.