“Todavía no soy una persona real”, explica apologéticamente Frances durante el primer acto de Frances Ha, la nueva película del director Noah Baumbach coescrita por su protagonista, la adorable Greta Gerwig, en un papel hecho a la medida para exaltar sus agudos dotes para la comedia. La expresión resume en seis palabras el conflicto interno que atraviesa el personaje como una mujer de 27 años que todavía no se encuentra a sí misma tras haberse graduado de universidad, saltando de empleo a empleo mientras la amenaza de cumplir los 30 se hace cada vez más próxima.

Con su espléndida cinematografía en blanco y negro, el encantador filme rinde tributo a la Manhattan de Woody Allen –con su sofisticada comedia dialógica- al igual que a los clásicos del French New Wave, particularmente The 400 Blows, de Francois Truffaut, al cual el cineasta detrás de la brillante The Squid and the Whale hace referencia directa e indirectamente. La crisis que enfrenta Frances no es muy distinta a la del protagonista de ese filme, el rebelde Antoine Doinel, que hacía la dura transición de la infancia a la adolescencia. Frances se ha quedado estancada en la etapa de la adolescencia y aprende a golpes (para su fortuna, no requirió de 400) que ya es hora de asumir responsabilidades.

El fantástico guión de Baumbach y Gerwig mantiene a Frances dentro del plano de la realidad, evitando caer en la trampa de los personajes extremadamente adorables y extraños que abundan en el cine independiente. Gerwig encarna a Frances con la espontaneidad de una niña que todavía no sabe medir sus palabras, hablando primero y pensando segundo, pero su determinación por echar hacia adelante la hace enternecedora y nos invitan a apoyarla mientras se levanta tras cada tropiezo. Su actuación se complementa favorablemente con la de la novata Mickey Summer como Sophie, la mejor amiga de Frances que tiene los pies firmes sobre la tierra y reconoce que a veces la mejor ayuda que le puede ofrece es dejarla caer.

Si parece que la cámara de Baumbach está enamorada de Gerwig, es porque así es ya que ambos son pareja en la vida real. Sin embargo, la carta de amor hacia el personaje de Frances fue escrita por ambos, y el cariño hacia ella es palpable, ofreciéndole un desarrollo que profundiza tantos en sus virtudes como en sus defectos, creando un personaje tangible. Con tan solo 86 minutos de duración, Frances Ha se va en un abrir y cerrar de ojos, algo que solo sucede cuando se la experiencia es deleitosa.