Fantastic Four
Fantástica no es. Buena, tampoco. ¿Mediocre? Eh...
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 9 años.
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Desde que las películas de superhéroes se convirtieron en una multimillonaria potencia taquillera, las mismas se han divido en dos bandos muy marcados. En un lado tenemos exclusivamente aquellas producidas por Marvel Studios: manudas, coloridas, emocionantes y –sobre todo- divertidas. Sus historias son indiferentes a las reglas del mundo real, celebran los aspectos más fantásticos del medio de los cómics y, aunque pecan de ser demasiado homogéneas para mantener la continuidad narrativa de su universo, no dejan de proveer el escapismo que muchos buscamos en nuestro entretenimiento cinematográfico.
La otra vertiente es la del realismo extremo, filmes como la trilogía de The Dark Knight y Man of Steel, que se preguntan qué pasaría si vigilantes como Batman o extraterrestres como Superman en verdad aparecieran en nuestro planeta para defendernos, obteniendo un tono más sombrío, pesado y, en el caso de Man of Steel, completamente contradictorio a la esencia del personaje. La nueva adaptación fílmica de Fantastic Four cae en algún punto entre estos dos extremos, y en su aparente indecisión entre mantenerse fiel a la liviana fantasía intrínseca de estos cuatro superhéroes o perseguir un tratamiento más serio del material original, termina fracasando por partida doble.
Esta es una mala película. O, mejor dicho, una muy mala media película. El terrible guión de Simon Kinberg, Jeremy Slater y el director Josh Trank se siente incompleto, como si lo hubiesen picoteado en pedazos con un machete. Dicen las malas lenguas de Hollywood que durante la producción hubo fuertes encontronazos entre Trank y 20th Century Fox acerca del corte final, con algunos medios insinuado –incluso- que el estudio le quitó el proyecto y filmó escenas adicionales para terminar la cinta a su manera. Ambos bandos niegan esto, por supuesto, pero lo que acabó en pantalla claramente evidencia que algo no engranó bien durante la producción.
El filme es un primer acto extendido seguido de un abrupto y pésimo final. Más de la mitad de su duración se le dedica a establecer lo que una mejor película hubiera resumido en 30 minutos: estos son los cuatro protagonistas, esta es la manera como adquieren sus poderes y este va a ser el villano en su camino. En su lugar, tenemos más de una hora de letárgica exposición en la que vemos a “Reed Richards” (Miles Teller), “Sue Storm” (Kate Mara), “Johnny Storm” (Michael B. Jordan) y “Victor Von Doom” (Toby Kebbell) construir una máquina que los transporta a otra dimensión y altera sus cuerpos radicalmente. Acto seguido, construyen la máquina -¡otra vez!-, pelean contra su archienemigo en la única secuencia de acción de la cinta… y ya. Nadie sabe dónde quedó el segundo acto.
La química entre los cuatro fantásticos es nula, aun con la extensa cantidad de tiempo que se le dedica a verlos encerrados dentro de un laboratorio soldando piezas u observando monitores (¿acaso eso no suena emocionante?). Actores de la talla de Teller y Jordan pudieron haber hecho brillar a este clásico equipo de superhéroes, pero el libreto no les provee absolutamente nada. Todos los actores se ven tan aburridos filmando sus escenas como usted probablemente lo estará viéndolos en ellas.
Aquí tenemos a un científico con la habilidad de estirar su cuerpo, una mujer invisible, un hombre antorcha y otro de piedra. Debería ser divertido, ¿no? El guión, sin embargo, prefiere perseguir el viejo y trillado ángulo militar acerca de cómo estos podrían ser explotados por el ejército, por aquello de que quede claro de que esta es una película seria de superhéroes, al menos hasta que el risible diseño de Doctor Doom aparece en pantalla y de pronto nos preguntamos si el proyeccionista puso un viejo episodio de los Power Rangers. Pero no. No existe semejante misericordia. Esa patética cosa que usted está viendo se supone que sea uno de los villanos más icónicos de los cómics, y quizá ya será hora de aceptar que a los Fantastic Four jamás se les hará justicia en el cine. Al menos no hasta que Marvel recupere los derechos cinematográficos.
Nota al calce: Para los curiosos, no hay una escena adicional después de los créditos finales, así que siéntanse en la confianza de pararse e irse, incluso antes de que termine la película.