Ver el renacer de Matthew McConaughey de las tinieblas de las comedias románticas a uno de los actores más respetados de su generación ha sido uno de los mayores placeres que he tenido como cinéfilo en los últimos dos años. Tan impresionante la redirección de su carrera que actualmente cualquier proyecto que toque es uno que merece inmediata atención, no por su cara bonita –como lo fue durante la década pasada- sino por su habilidad histriónica.

Tal es el caso de Dallas Buyers Club, cinta cuya conversación previa a su estreno giró mayormente alrededor de la transformación física del actor y su coprotagonista, Jared Leto, tras rebajar decenas de libras de peso para encarnar a dos pacientes de sida.  Esta hazaña pasa a un segundo plano tan pronto los dos hacen sus primeras apariciones en pantalla en el filme de Jean-Marc Vallée, basado en la verdadera historia de Ron Woodroof (McConaughey), un hombre homofóbico y heterosexual que contrajo el virus a mediados de los 80 y batalló la enfermedad contra todo pronóstico de vida.

El guión de Craig Borten y Melisa Wallack estructura cronológicamente la trama desde el momento que Woodroof se entera de su padecimiento, siguiendo sus pasos como un tipo de traficante de medicamentos que mejoraban la calidad de vida de los pacientes de sida pero que no eran permitidos por la FDA en Estados Unidos. La película expone su batalla que libró contra la agencia gubernamental y sus propios prejuicios.

McConaughey ofrece otra cautivante actuación al encarnar a un hombre difícil de querer, que maltrata tanto a quienes lo rodean como a sí mismo. El carisma natural del actor se manifiesta a lo largo de la película mientras se va fortaleciendo su amistad “Rayon” (Leto), un transexual que se convierte en su socio en el negocio de ventas clandestinas de medicamentos. Leto es igualmente impresionante en un rol que lo hace prácticamente irreconocible y que exige una transformación mayor a la de su coprotagonista.

Quien recibe la parte más débil del guión es Jennifer Garner como la doctora que atiende a ambos pacientes y que se hace aliada de su lucha. La cinta trata de introducir un romance entre ella y McConaughey pero este queda totalmente opacado por la relación central masculina, que posee el verdadero peso sentimental de la historia. Vista en conjunto con el excelente documental del 2012, How to Survive a Plague, Dallas Buyers Club ofrece un excelente vistazo a la plaga del cine desde la perspectiva estadounidense.