Contenta. Duro. Fuerte. Con Dios por delante. Suspirando.

Esas son palabras, frases o reacciones que se repiten en las respuestas de la voleibolista Darangelys Yantín, quien estuvo unos días en Puerto Rico y quien regresa esta semana a Estados Unidos, en donde hace la rehabilitación física en varias áreas de su cuerpo afectadas por el fatal accidente de tránsito en que estuvo involucrada y en el que murieron su novio, el baloncelista Andrés ‘Corky’ Ortiz, y el hijo de éste.

Ayer lucía contenta porque el Juego de Estrellas del Voleibol Superior Femenino (VSF) que organizaron las Capitalinas de San Juan le fue dedicado a ella y organizado pro fondos de su rehabilitación.

“Estoy súper emocionada porque son cosas que no se le dan a todo el mundo. Por algo será. Estoy contenta por todo”, dijo Yantín, a quien también se le dedica la temporada 2016 del VSF  y a quien le han organizado otras actividades deportivas y musicales, todas para ayudarle económicamente.

Esta semana, la ‘Gorda’, como se le conoce en el ambiente deportivo, regresa a Jacksonville, en donde recibe las terapias físicas seis días a la semana, algo que tendrá que hacer por un mínimo de tres años y que significa un gasto sustancial de dinero que su familia no ha podido revelar.

“Es fuerte, muy largo. Por lo menos ya solté el bastón. Ya camino, poco, pero camino. Ha sido duro. Es una rehabilitación muy dolorosa. Me tratan de estirar las manos. Estoy en unas máquinas. Me llevan la mano (izquierda) al cuello. Es bien complicado. Siempre estoy sola. Todo hasta las siete de la noche. Será un mínimo de tres años. No hay fecha. Esto es día a día”, dijo la jugadora. quien tiene el brazo izquierdo colapsado y sostenido por un cabestrillo.

Anímicamente, Yantín ha mejorado grandemente. Ya camina sin asistencia, aunque  cojea por la fractura de fémur que también sufrió en el accidente. Sonríe. Saluda. No suelta una lágrima en público aunque suspira. Su señora madre, Ana Luberza, dijo que Dios la ha hecho una mujer fuerte en el proceso.

“Orando mucho he mejorado. Tengo un círculo de oración en donde estoy viviendo y gracias a ellas (hermanas del círculo) estoy de pie. Gracias a mi familia también. Es duro. Día a día. Con Dios por delante”, dijo Yantín, quien está acompañada en Jacksonville por su hermano Jordan.

Es duro el proceso, pero indirectamente el distanciarse de Puerto Rico le ha ayudado a sanar en el proceso, que incluye un caso en corte recién iniciado.

“Me ha tranquilizado un poco. Mucha gente ha querido saber de mí y estoy agradecida por eso. Pero el estar un poquito  lejos ayuda a internalizar todo, porque no ha sido fácil. No ha sido fácil. Estando sola es que uno se da cuenta de muchas cosas de uno mismo, de lo que pasó, del proceso, de poder salir del dolor”.

Naturalmente, Yantín quisiera venir a Puerto Rico la próxima vez para jugar. Dice que ve los juegos del VSF por internet y que le emociona al menos pisar la cancha por un rato.

Pero también es realista consigo mismo. “Si por mí fuera, quisiera volver a ser la misma de antes. pero sé que eso no va a ser así. Este es un proceso bien largo. Es un día a día”.