Nos estamos sancochando
El calentamiento global nos parece lejos, allá por el jurutungo, cuando ya está encima nuestro. Nos está quemando con un abrazo al que no ofrecemos resistencia.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 2 años.
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“Advertencia de calor con índices de hasta ciento once grados”. Oigo tempranito en la mañana del miércoles la voz del meteorólogo Carlos Omar Rivera y caigo en cuenta de que, por mi madrecita santa que habita en el cielo, no recuerdo haber escuchado esa oración durante mi infancia, ni en mi adolescencia, jamás. La escuché por primera vez cuando los meteorólogos del país, poco tiempo atrás, comenzaron a alertarnos y advertirnos que la hornilla de la temperatura está en “hi”, o sea, a fuego.
Use ropa clara, mantenga el cuerpo hidratado, embárrese de protector solar, no haga ejercicios extremos durante demasiado tiempo y salga corriendo al hospital - como vieja sin refajo como dice el refrán - si el espíritu no le da para más y siente mareos. A diario recibimos estos consejos y otras tantas recomendaciones para sobrevivir la hoguera que enfrentamos.
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Nos estamos sancochando. Somos una barbacoa con los carbones cenizos, rojizos y bien encendí'os, o un caldero inmenso y en pleno hervor. Parece que el cielo nos está castigando con una probadita de las pailas del infierno. Hemos abusado de la naturaleza, la hemos despreciado y descuidado y la hemos pensado como nuestra - for granted, como dicen los americanos - cuando en realidad, es del planeta y del universo. Y ahora nos facturan, estamos pagando.
La lista de pecados que alimenta la lumbre es extensa. No sabemos contar votos - ni con palitos ni con ábaco-, no podemos cuidar y mantener los animales que habitan en las calles y mucho menos en un zoológico, no cuidamos de nuestros adultos mayores como debe ser, no protegemos suficiente a los infantes, no podemos sanar el sistema de electricidad, nos cuesta reconocer la importancia de la inclusividad, se pretende mandar sobre el cuerpo de las mujeres y hasta legislar una barrabasada en contra de las mujeres trans. Ya les digo, la lista es larga y tendida sin obviar en ella la curiosidad extraña, descontrolada y hasta morbosa por las garatas politiqueras y los líos amorosos a nivel local e internacional. ¡Nos merecemos la quemazón!
El cambio climático y el azote que representa para esta Isla es un tema al que se le da de codo en vez de ocupar un sitial prioritario. El calentamiento global nos parece lejos, allá por el jurutungo, cuando ya está encima nuestro. Nos está quemando con un abrazo al que no ofrecemos resistencia. Fatal. Últimamente se publica algún artículo, pero por lo general, a las voces que alertan que “el lobo viene” se les ignora bastante y no se les concede la importancia que merecen. Pues sepa usted que el sancochamiento es un aviso claro y contundente que no solamente afecta nuestro cuerpo, sino nuestro diario vivir entero, enterito.
El fogaje lastima las cosechas y si la tierra no pare, no produce, nosotros no comeremos. Mientras tanto, el universo ha decidido que a unos países los quema y a otros los congela. El frío extremo arrasa con vida humana e igualmente con los animales y plantas que producen el alimento. O sea, que ni nosotros ni ellos tendremos algo para llevarnos a la boca. No habrá trueque si no hay nada que intercambiar. Mientras tanto, sufriremos las consecuencias de una erosión costera que nos reducirá y un aumento en el nivel del mar que nos arrastrará como a una tabla de surfear.
Urge que se investigue, pero más urgencia amerita que se tome acción de inmediato. Tenemos la mala costumbre de nombrar a un comité que supervise a otro comité que forme un comité…. y entre comités, dimes, diretes y te diré se nos va la vida sancochados.
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Sesentona y puertorriqueña, esposa, madre de cuatro, abuela pandemial, profesional de las Relaciones Públicas, bloguera, colaboradora de televisión, opinionada, pizpireta y autora de TiTantos. Seguida por miles de mujeres que se ven reflejadas en sus columnas, escritas con un estilo liviano, divertido, lanzado y hasta dramático, y basadas en la cotidianidad de la vida de una mujer.
TiTantos
Todo lo que vivimos, sentimos y opinamos las mujeres de titantos años....desde la locura de mi vida hasta la locura de la tuya