“La risa, remedio infalible” era y es el título de una columna del Reader’s Digest - Selecciones, en español - una revista cuadrada y pequeña que se publica desde el 1922 y que al día de hoy todavía da tumbos por las góndolas de los supermercados, debatiéndose entre magacines que cuentan desde el último grito de la moda hasta el más reciente y picante chisme de la farándula española.

Me dio alegría encontrarlo hace poco en una de esas mil vueltas que se dan al hacer la compra, y constatar que la columna sigue ahí. Fantástico saber que no ha desparecido como tantas otras cosas.

Es cierto, la risa es un remedio infalible. Y ojalá sea la risa la que nos sostenga durante el 2025 que está a puntito de hacer su entrada triunfal entre los coscorrones del 2024.

Los puertorriqueños somos expertos en reírnos, en crear chistes, en parir frases que provocan carcajadas y alcanzan viralidad. Supongo que ese humor nos ha ayudado a llegar hasta donde estamos, a sobrevivir y a no dejar el alma pegada en la brea entre tanto tejemaneje que nos machaca.

Habrá que reírse para combatir el dolor del alza en el costo de esa energía eléctrica que nos lleva de cabeza y de la que, lamentablemente, dependemos tanto. “La lú”, la llamamos como si fuera una más del componente familiar.

Reír también será necesario para los aumentos en los costos de los útiles que nos hacen funcionar a diario, y hasta de los alimentos que componen la canasta familiar. Pero bueno, que ya encontraremos de qué bromear para arropar las preocupaciones y reírnos hasta que nos duelan las tripas.

En el 2012 - diantre, 12 años ya - aposté por llevar a escena las lecturas que componían mi primer libro, “Cuarentaytantos”. Lectura y risa son una fórmula mágica ganadora. Y fue así como dio inicio una serie de temporadas de lecturas - dramatizadas a voz con humor y picardía - que se han convertido en uno de los espectáculos favoritos de la mujer adulta. No porque sea material para ganar un Premio Pulitzer, sino porque atrapa escenas de ese diario vivir complicado y divertido que nos hermana.

La primera vez éramos Marylin Pupo, Myraida Chaves y yo, bajo la tutela de Laura Homar. Un trago y una bandeja de frituras era lo que cobrábamos, pero la pasábamos fenomenal.

De ahí en adelante, ya bautizado el show como Titantos (Season 1, 2 y 3), contó con el cariño de un público que abarrotó las salas. La invitación a reírse era demasiado tentadora como para dejar escapar ese respiro en una vida de mujeres compleja, agotadora y convulsionada. ¿Lo mejor? Pues era y es, desde el escenario, escuchar la carcajada en colectivo, especialmente esa que sale disparada, se ahoga unos segundos y rompe ruidosa.

En febrero 8 comenzamos otra vez con Titantos, Season 4 A Mover el Culete Edition, así que ya estamos listos Normando, Aixa, Lizmarie, Marilyn y yo, bajo la mente maestra de Rafo Muñiz, para ir a provocar risas y a reírnos también. Porque la risa es infalible, es sanadora, es estremecedora, es enérgica, es mágica… y nada mejor para comenzar un año que ya veremos qué nos traerá, cómo será y qué tal lo atravesamos.

Por el momento sigan disfrutando esta Navidad y para ese 2025 que está ahí, a la vuelta de la esquina, les deseo, de todo corazón, titantas risas.