A menudo veo niños pegados a los celulares y tabletas. No veo nada malo en que usen estos equipos. Para ser sincera, mis tres hijas usan este tipo de aparatos, pero el tiempo y lo que hacen con ellos lo decido y controlo yo. Siempre es por cortos periodos de tiempo, porque entiendo que la vida, lo verdaderamente entretenido, ocurre fuera de una diminuta pantalla llena de juegos y de fantasía.

He visto tantos niños ajenos a su alrededor, en distintos escenarios, por estar conectados a estos aparatos. Me da pena. Algunos no saben, cómo es el camino a la casa, a la escuela, a casa de los abuelos, porque simplemente están concentrados en su mundo, en Minecraft, YouTube Kids, y cualquier otra de estas aplicaciones que son fascinantes para ellos, y hasta para nosotros los adultos. Pero no debemos perder de perspectiva que las relaciones interpersonales son sumamente importantes.

Es mucho más fácil darle un celular o una tableta y poder sentarte a comer tranquilo en un restaurante. ¡Claro que es más fácil! Pero, ¿qué tal si aprovechamos ese tiempo para hablar con ellos, para conocerlos más, para hacer planes, para soñar, para vivir? Se supone que eso como padres nos interese. Más allá de eso, es importante que un niño sepa interactuar con la sociedad, con su entorno.

“Mami dame el celular y así me tranquilizo”. He escuchado esto tantas veces en distintos lugares. Y lo peor, es que he visto cómo los adultos ceden. ¿En serio tu niño NECESITA un celular? ¿Sin él deja de respirar? No.

La dependencia de un equipo de estos para que un menor este tranquilo o en control, es peligrosa. El día que por la prisa se te quede el aparatito tu hijo podrá sentir que se le cae el mundo, que no tiene nada que hacer. He visto niños que prefieren estar sacando ovejas o zombies de su casa en Minecraft, en lugar de estar jugando con otros a su alrededor.

Me rehúso a pensar que un adulto no puede tener la creatividad suficiente para entretener a un niño y que se la delegue a un aparato. Tanto que se usa por ahí la palabra “reinventarse”, para referirse a que una persona utilizó el don de la creatividad para proponerse y lograr hacer cosas nuevas, diferentes a las que tradicionalmente hacía. Pues exhorto a que se reinvente con su hijo. En el camino a casa o al destino que sea, cante con su hijo, invéntense una canción, planifiquen algo, háblele del camino por el que va, ore si es creyente, use la creatividad, si ya el niño lee tenga libros en el auto; pero no permita que su hijo siga creciendo conectado del aparato y desconectado del mundo real.

Además de la importancia del desarrollo de sus destrezas sociales, están las implicaciones de salud que puede tener un niño por estar expuesto a estos dispositivos por periodos prolongados de tiempo.

La receta ideal para que un niño se tranquilice, para mí y basado en mi experiencia como madre, es la atención.

Cuando yo escucho un “mami” o “mamita” atiendo, las miro a los ojos, para que sientan que están siendo atendidas. Si no puedo atenderlas, se los digo, que tienen que esperar. Me ha costado que lo comprendan, porque niñas al fin siempre van a buscar más y más atención, pero debe haber un balance.

Te exhorto a que te conectes con tus hijos y los desconectes del celular y la tableta.

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