Venezuela duele. Pero duele no porque como dicen los opositores, se avecina “una dictadura”, sino por los destrozos, por las hordas populares encapuchadas y anárquicas que a su paso destruyen todo, provocando más allá de desasosiego, una impresión alucinante y horripilante, azuzados sabrá Dios por quiénes, para continuar proyectando esa situación “caótica” ante el mundo hasta que caiga el presidente Nicolás Maduro.

Hasta que lo “derroquen”. Hasta crear la necesidad ficticia de que hay que dar un Golpe de Estado a un gobierno legal y democráticamente constituido. Pero ¿quién o quiénes lo quieren derrocar? 

Abordar el tema de la crisis económica, política y social de nuestro hermano y querido país venezolano es un asunto delicado porque exacerba pasiones, como sucedía en el pasado con Cuba, ya no tanto, que quien osara reconocerle bondades a la Revolución Cubana, se exponía a ser arrinconado, condenado al ostracismo, al aislamiento, al odio, al ataque, o a ser ejecutado.

Para muestra, recordemos el asesinato de Carlos Muñiz Varela. 

Los puertorriqueños, al igual que el resto del mundo, hemos sufrido un bombardeo de propaganda adversa en contra del gobierno de Maduro electo de forma democrática; como antes la hubo contra Hugo Chávez, sin que se muestre al mundo la otra cara de la moneda.

Son guerras ideológicas. Venezuela está dividida. El chavismo y la Revolución Bolivariana han prevalecido en las elecciones presidenciales durante 19 años, desde 1998 cuando Chávez ganó de forma abrumadora la presidencia.

El chavismo y la Revolución Bolivariana sigue vivo, tras lograr movilizar a ocho millones de almas para la elección de los representantes a la Asamblea Nacional Constituyente. Ocho millones de chavistas se manifestaron, más que los que votaron por Maduro en las elecciones pasadas. Pues ocho millones de personas se expresaron a favor de la paz.

 Se señala que lo que hay detrás de esta revuelta social en Venezuela es una mano siniestra, mencionándose a la Agencia Central de Inteligencia para desestabilizar el gobierno de Maduro.

Chávez lo denunció en el pasado, que “el imperialismo”, refiriéndose a los Estados Unidos, estaba fraguando un Golpe de Estado con el único interés de ejercer su hegemonía capitalista, el control de la región y de sus grandes reservas petroleras.

¡Ah! El maldito y codiciado petróleo. La caída de los precios del petróleo, que representa el 96 por ciento de las divisas, mermó los ingresos del Estado, agudizando una prolongada crisis económica, la escasez de alimento y bienes de primera necesidad. Mucho de la escasez de alimentos se lo atribuyen a empresarios que han creado una carencia artificial para agudizar la crisis y provocar el malestar de un pueblo agobiado.

Venezuela está dividida. Hay una lucha de clases, hay una derecha y una izquierda, es una lucha ideológica, es el capitalismo y el anti imperialismo en pugna, pero el presidente es Maduro y le faltan menos de dos años para concluir su mandato. 

Eva Golinger, una abogada, escritora y bloguera estadounidense, nacionalizada venezolana, ha expuesto: “La cobertura internacional de las protestas antigubernamentales ha sido abiertamente sesgada y a favor de la oposición. Ni siquiera han intentado mostrar la realidad venezolana de forma balanceada. Las únicas voces representadas en los principales medios internacionales son antigubernamentales y hasta los mismos reporteros no esconden su postura crítica contra el gobierno de Maduro. Es como si no existieran los millones de personas que siguen creyendo en el proyecto chavista, lo cual es un grave error. Los grandes medios internacionales desestiman y censuran este importante sector, haciendo invisible e ignorando su existencia. A cambio, las manifestaciones violentas han sido tratadas como ‘pacíficas’ y ‘democráticas’ en casi todos los medios internacionales”.

En Puerto Rico, también hay violencia. Mantener la colonia, mantener a un país esclavizado, es violencia. 

Lo inaudito es que lo que en nuestro País se condena y por lo que se arresta y se paga con cárceles y leyes injustas, si es en Venezuela, se aplaude.

Aquí se aprobó una ley para aumentar las condenas si la persona que comete un delito está encapuchada. En Venezuela, todas las hordas están encapuchadas. Aquí por presuntamente intentar provocar un incendio en una institución bancaria se mantiene encarcelada sin derecho a fianza a la modelo Nina Droz (#FreeNina).

En Venezuela, critican la falta de transparencia del gobierno como una de las razones por las que hay que protestar. Aquí hay falta de transparencia y hay que acudir a un tribunal federal a ver si se libera información que compete al pueblo. Aquí se intenta pagar una deuda que no ha sido auditada.

Se llama doble estándar. Pero…Venezuela duele hondo.