Héctor O’Neill y lo que representa para la mujer
“¿Por qué el alcalde O’Neill se sintió con derecho a golpear, a abusar y a proferir expresiones insultantes a la querellante, afirmando que ella es de “su propiedad”?
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 7 años.
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Lo que le sucede al poderoso y “sempiterno” alcalde de Guaynabo, Héctor O’Neill, y a la policía querellante, subordinada, que cayó en las garras de este avezado político, guarda estrecha relación con la ausencia en el currículo escolar de la enseñanza con perspectiva de género.
Tiene que ver con que las niñas y los niños entiendan que ningún hombre, incluyendo el alcalde O’Neill, tiene derecho a someter por la fuerza, ni golpear, ni violar a una mujer, ni insultarla, ni irrespetarla y mucho menos que piensen que la mujer es propiedad del hombre.
Eso se aprende mediante educación con perspectiva de género, señor gobernador Ricardo Rosselló.
La carta circular sobre educación con perspectiva de género que eliminó la flamante secretaria de Educación, Julia Keleher, tiene que ver con esta reprochable conducta del alcalde O’Neill y ¡sabrá Dios! de cuántos políticos más, incluyendo legisladores, que se aprovechan de su puesto para hostigar sexualmente a sus subordinadas.
Lo que está sucediendo con el cacique de Guaynabo, tiene que ver con el abuso de poder, con creerse que por ser un omnipotente alcalde, sus empleados le pertenecen y que puede tomar y hacer suya a la mujer que se le antoje. Y cuidado, que nadie se cree que la policía municipal sea la primera en pasar por ese calvario.
Muchas permanecen calladas. No rompen el silencio.
Desde pequeños, hay que enseñarles a los niños y niñas que los hombres y mujeres son iguales. Deben aprender que los niños y las niñas tienen los mismos derechos y capacidades; que no se es superior o inferior a otro, a base del sexo con el que se nació.
¿Por qué el alcalde O’Neill se sintió con derecho a golpear, a abusar y a proferir expresiones insultantes a la querellante, afirmando que ella es de “su propiedad”? Es machismo. Sexismo. También es un delito. Es violencia contra la mujer y abuso de poder.
Esta conducta se aprende como parte del proceso de socialización, en el que a la mujer se le concibe como inferior y se le enseña a ser sumisa y a verse como un objeto propiedad del hombre.
Al hombre, desde pequeño, se le llama el sexo fuerte y es el que manda. Aún dentro del matrimonio, muchas mujeres son violadas, golpeadas y por supuesto, asesinadas.
Por eso es importante, incluir en el currículo escolar, la educación con perspectiva de género. Hay que detener la violencia contra la mujer, contra nuestras niñas, nuestras hijas, nuestras madres.
Ese machismo, esa violencia, se propaga como pólvora. Se aprende en la casa, en la escuela, se respira en el aire. De ahí la alta tasa de mujeres víctimas de violencia, la alta tasa de mujeres asesinadas. Los niños y niñas internalizan esa conducta y esa violencia y la reproducen.
A las chicas se les socializa en un “modelo de amor-sufrimiento” con el que se identifican “ante una película, una novela, un libro o una canción”. En tanto que los varones copian el patrón del machote, el macharrán que manifiesta la violencia.
Lo menos que podría imaginar es que su hija adolescente, ha copiado ese patrón de inferioridad de género y piensa que el amor es sufrimiento y se somete a la violencia y al maltrato de su joven noviecito en la escuela, y usted ni se entera.
Así llega una joven policía, a los 17 años, al municipio de Guaynabo e inicia una relación con un alcalde que la avasalla. Si no accedes a sus reclamos te va a ir mal e inclusive perder el trabajo. Pero si accede, recibirá “privilegios”. Esta dinámica se da en cualquier centro de trabajo.
O’Neill no es el único alcalde que enfrenta imputaciones como esta. Tenemos el reciente caso del alcalde de Guayanilla, Edgardo Arlequín, indultado incomprensiblemente por el entonces gobernador, Alejandro García Padilla.
Tenemos otros alcaldes en el listado: Enrique Questell, de Santa Isabel; Roberto Vera Monroig, de Adjuntas; y Ángel “Wiso” Malavé, de Cidra.
Hoy, se conmemora la lucha de la mujer a través de la historia por la reivindicación de sus derechos económicos, laborales, sociales.
Se reclama PAZ para la mujer. La paz no se compra. Se lucha por la paz.
El gobernador Rosselló, su esposa Beatriz y la Junta de Control Fiscal, que contrató a la secretaria de Educación, deben tomar en cuenta que la violencia contra la mujer es una conducta aprendida, que puede desaprenderse educando con perspectiva de género.
No más violencia contra la mujer. No más alcaldes agresores.
Hoy, 8 de marzo de 2017, Día Internacional de la Mujer.