Eclipsados. Así quedamos ante el embrujo del eclipse solar. Nos hechizaron las hermosas formas adoptadas por el sol ante el embrujo y paso lento de la luna arrolladora, tema para poetas y románticos.

Pero… hay otras situaciones que nos mantienen eclipsados, hechizados, embrujados, opacados, enajenados, embobados y hasta idiotizados.

El estar colonizados y esclavizados guarda una relación con ese estado. Es como si una venda cubriera nuestros ojos o como si un astro nos opacara y nos impidiera brillar con luz propia. 

La mayoría de los pueblos del mundo son libres y soberanos. No es normal, ni correcto, ni democrático que un país sojuzgue a otro, que le imponga sus normas, sus leyes, sus tribunales y una Junta de Control Fiscal.

Eso no ocurre en países soberanos. La mayoría de los países del mundo son independientes. Ser independentista no es un delito. Lo convierte en delito la metrópolis que no quiere perder sus posesiones y utilizan sus reglas, sus leyes y sus tribunales para aplacar la disidencia.

En la colonia todo es extraño.

Esa es la sensación que me da con el caso de la modelo Nina Droz Franco, prisionera en la cárcel federal, por cargos relacionados a los actos vandálicos que ocurrieron con posterioridad al Paro Nacional del 1 de mayo pasado.

“Hay jurisdicción federal”, expuso la jefa de la fiscalía federal en Puerto Rico, Rosa Emilia Rodríguez, imputándosele “uso de fuego para causar daño en un edificio involucrado en comercio interestatal”.

Ese cargo la hubiese expuesto hasta 15 años de prisión. Ante esa posibilidad la joven optó por declararse culpable de un delito menor, que pudiera representar entre dos a cinco años. Se le denegó la fianza por considerársele “un riesgo de fuga y un peligro para la comunidad”.

Ahí comenzó la pesadilla o el calvario de Nina. Sus defensores y su familia levantaron banderas, al denunciar “tratos degradantes, violaciones administrativas y del proceso disciplinario”. 

“Nina estuvo recluida en solitaria 23 horas diarias, permitiéndosele solo tres baños semanales, excluyendo fines de semana, envuelta en el color naranja brillante de su ropa, ropa de cama, toallas, ropa interior, etcétera”, informó su amiga, la abogada Mariana Nogales.

  Según la administración del Centro Metropolitano de Detención o cárcel federal en Guaynabo, a Nina se le encontró un pedazo de plástico filoso que, de acuerdo a Nogales, parecía un pedazo de un gancho de ropa plástico “redondeado”.

La confinada tiene dos lockers, uno con llave y el otro sin llave. Pues… apareció en el locker sin llave.

Ese “hallazgo” le valió más castigos y medidas disciplinarias. La metieron al hoyo. En el hoyo se enfrentó al trato, que pudiera parecer hasta “sádico” de un oficial de custodia que la dejaba a oscuras y que, de acuerdo a la confinada, le hacía gestos y muecas, que dejamos a la interpretación de cada cual.

Le eliminaron las visitas durante seis meses y le negaron otros seis meses de acceso a la comisaría. Ni comida, ni toallas higiénicas, ni artículos de higiene se puede comprar. La joven no puede recibir la visita ni el apoyo emocional de sus progenitores. Le quebrantan el alma. El sistema de justicia federal parecería ensañarse contra Nina, quien es independentista.

“Hay que luchar por la patria”, expuso Nina el 24 de marzo pasado en su cuenta de Facebook.

En su muro, una persona se solidarizó con Nina: “La cuestión es que la están tratando de forma injusta sin concederle fianza, retardando el juicio, poniéndola en aislamiento. Aquí hay un odio enfermo hacia ella. Hay que defenderla del odio injusto que la están tratando. Quieren utilizarla como un escarmiento para imponer un terror a todo puertorriqueño que se rebela. Nina Droz es prisionera política y por eso la quieren tener el máximo de tiempo”.

La vista de sentencia contra Nina será en octubre.