Yo no creo en eso
“Y los gatos negros… ¿también te preocupa cuando alguno te pasa de frente?“.
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
PUBLICIDAD
Dime la verdad: ¿crees en las supersticiones?
Seguramente, me dirás que no, pero… si vas por la calle y te encuentras una escalera en medio de la acera, ¿evitarías pasar por debajo de ella para que no te traiga mala suerte?
Anda, dime la verdad…
Si un condominio tuviese un piso 13, ¿comprarías un apartamento en ese piso? ¿O preferirías comprar en otro piso, solo porque ese es el número de la mala suerte?
Lo pensarías dos veces, ¿cierto o no?
Y si estás en una conversación y alguien te pregunta si alguna vez has tenido un accidente de carro, y contestas que no, ¿eres de los que busca algo de madera para darle unos golpecitos y así sentirte protegido de cualquier accidente en el futuro?
Vamos, vamos… te estás sonriendo porque sabes que sí lo has hecho.
Todos somos supersticiosos; lo que pasa es que no lo admitimos. Sin embargo, no pasamos debajo de una escalera, ni compramos en un piso 13 y tocamos madera solo “por si acaso es verdad”.
Si te ves retratado, no te sientas mal. La verdad es que las supersticiones son creencias muy arraigadas en nuestra sociedad y son parte integral de la historia de la humanidad.
Esa idea de tocar madera para buscar protección es una costumbre que se remonta a creencias antiguas basadas en que los dioses y los espíritus residían en el interior de los árboles. Los golpes a la madera tenían el propósito de despertar a esos seres místicos para que escucharan sus plegarias y los protegieran.
En cuanto a la aversión al número 13, la teoría tiene su origen en razones religiosas atadas al cristianismo. Se piensa que la mala fama proviene de la Última Cena de Jesús, en que había 13 personas alrededor de la mesa (12 apóstoles y Jesús). Entre los comensales estaba Judas, el traidor, el decimotercer miembro del grupo. De ahí la mala fama del número. Para colmo, se considera que el viernes 13 es el día de la mala suerte, tal vez porque Cristo fue crucificado un viernes.
De hecho, muchas de las supersticiones tienen su origen en creencias religiosas. Por ejemplo, la idea de que pasar por debajo de una escalera puede causar serias repercusiones tiene su explicación en el triángulo que se forma entre la escalera, la pared sobre la que descansa y el piso. Ese triángulo representa la Santísima Trinidad, y pasar por el medio de ella se considera una profanación de lo sagrado y una atracción de lo diabólico.
Y los gatos negros… ¿también te preocupa cuando alguno te pasa de frente? Si lo has pensado, pues heredaste ese temor de tus antepasados en la Edad Media, quienes relacionaban a los gatos negros con brujerías y con la denominada ‘magia negra’.
Otra superstición interesante es la que dice que si rompes un espejo tendrás siete años de mala suerte. El origen de esta creencia se remonta a la antigua ciudad de Venecia, donde en el siglo XV se comenzaron a producir grandes espejos hechos de vidrio. Este invento era sumamente costoso y solo los ricos de la época podían darse el lujo de poseer un espejo. Los sirvientes pobres que trabajaban para estos aristócratas recibían una advertencia: si rompían uno de esos espejos tendrían que reponerlo con el dinero de su sueldo. Para muchos de ellos, eso podría representar años de trabajo solo para repagar el dinero del espejo roto.
¿Qué otras supersticiones conoces? Déjame saber en los comentarios o escríbeme en el grupo En Buen Español de Facebook.
Hazlo, te traerá buena suerte…
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
En buen español
Tu idioma guarda miles de historias y secretos. En la columna descubrirás las fascinantes curiosidades que esconden nuestras palabras y expresiones.