Un huevo con sal
El condimento, además de estar presente en prácticamente todas las cocinas y recetas del mundo, también ha aportado grandemente a nuestro idioma.
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¿Te has fijado cuán presente está la sal en nuestra vida y en nuestras expresiones cotidianas? Su presencia va mucho más allá del mero condimento que le echamos a la comida. En la columna de hoy te hablaré sobre las curiosidades atadas a ella que, tal vez, desconocías.
A simple vista, la sal parece un ingrediente insignificante. Su presencia, mayormente blanca y de granitos minúsculos, no suele ser un elemento muy impresionante. Sin embargo, tiene un rol importante en cualquier cocina alrededor del mundo. Toda receta, de una manera u otra, requiere el uso de ella.
Por ejemplo, cuando comemos algún alimento con una rica SALsa por encima, estamos haciendo referencia directa a la sal. En latín, salsa es el femenino de ‘salsus’, que significa “salado”. Esto refleja la práctica antigua de utilizar la sal como conservante y condimento.
Asimismo, tenemos las sabrosas y nutritivas enSALadas que adornan nuestros platos de comida. El origen de esta palabra, lo adivinaste, está también ligada a la sal. El término ‘insalata’, en latín, se relaciona con “algo que se ha sazonado con sal”. Originalmente, la palabra hacía referencia a cualquier conjunto de ingredientes que se mezclaba con aceite, vinagre y sal, lo que aún es una característica de muchas ensaladas modernas. Este origen de la palabra ensalada refleja la importancia de la sal como condimento básico en la preparación de alimentos.
¿Y qué me dices de las SALchichas? La raíz de esta palabra, sals- en latín, está vinculada a la sal, un ingrediente esencial en la elaboración de este alimento compuesto de carne picada mezclada con otros condimentos. Lo mismo pasa con el SALami, un embutido que usa la sal como método de conservación.
La sal tenía un valor inmenso en las sociedades antiguas. Por ejemplo, los egipcios utilizaban este ingrediente para embalsamar cuerpos. En la época de los romanos, cuando no existía la luz eléctrica y, mucho menos, los refrigeradores, ellos usaban la sal para preservar las carnes y los alimentos perecederos. Este inmenso valor de la sal la convirtió, literalmente, en una moneda con la que les pagaban a los soldados romanos. De ahí procede el término SALario, del latín ‘salarium’, que hace referencia a la ración de sal que recibían como remuneración. A partir de ahora, vas a mirar con otros ojos el salario que recibes cada quincena.
Entonces, están todas las expresiones que decimos a menudo y que están atadas a este condimento…
Cuando alguien siempre tiene mala suerte, solemos decir que está sala’o. “Chacho, no pego ni una. Estoy bien sala’o”.
Por otro lado, si una persona se muestra muy interesada en otra y aparenta estar buscando algo más o tiene intenciones ocultas, decimos que ese huevo quiere sal. De seguro la expresión proviene de la idea de que un huevo sin sal es insípido, lo que sugiere que alguien necesita un ‘condimento’ adicional para satisfacer una necesidad o deseo.
Y, por supuesto, cuando alguien hace un comentario que agrava el dolor de alguna persona, decimos que le echó sal a la herida. “Evita hablarle a Pepa de su infiel marido, para no echarle más sal a la herida”. En la medicina antigua, se usaba la sal para evitar infecciones, pero causaba un dolor intenso.
Por último, si una persona es aburrida, sin gracia, solemos decir que es un huevo sin sal. “Estoy empezando a salir con Manolo, pero no tiene conversación. Es un huevo sin sal”.
Espero que hayas aprendido algo nuevo y que el tema de esta columna haya sido, para ti, un huevo CON sal…
De lo contrario... ¡SALudos!
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
En buen español
Tu idioma guarda miles de historias y secretos. En la columna descubrirás las fascinantes curiosidades que esconden nuestras palabras y expresiones.