Mi papá era zurdo, pero escribía con la derecha.

La razón fue muy trágica: de pequeño, en el París de la década del 1920, su maestra le pegaba con una regla en los nudillos de su mano izquierda cada vez que agarraba el lápiz con esa mano. A otros compañeros de clase les amarraban su mano izquierda para obligarlos a usar la otra. Según él me contaba, la maestra repetía que “los zurdos no irían al cielo”.

El lenguaje es testigo, aún en pleno siglo XXI, de lo que suelo llamar ‘la maldición de la izquierda’. La derecha se le conoce como ‘la diestra’, que es sinónimo de apto, experto y hábil; la izquierda, por el contrario, es ‘la siniestra’, que se relaciona con lo perverso, funesto y maligno. Veamos algunos ejemplos de las connotaciones negativas de la izquierda, según nos revelan nuestras expresiones cotidianas:

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  • Cuando alguien hace algo fuera de la ley o de la moral, suele hacerlo… ‘por la izquierda’.
  • Si tienes un mal día es porque te has levantado… ‘con el pie izquierdo o por el lado izquierdo de la cama’.
  • Una persona que no sirve para nada… es ‘un cero a la izquierda’.
  • Al que no sabe bailar le dicen que tiene… ‘dos pies izquierdos’.
  • Las aves que anuncian malos agüeros decimos que vienen… ‘por la izquierda’.

En contraste, la derecha suele relacionarse con lo bueno. En el trabajo, un asistente productivo es tu ‘mano derecha’. En la religión, Jesús está sentado ‘a la derecha del Padre’, que es el lugar de los justos; mientras que, en muchas imágenes, el infierno y los condenados aparecen a la izquierda. En la gran mayoría de las pinturas que vemos sobre la crucifixión de Jesús, su cabeza se muestra inclinada hacia el lado derecho de su cuerpo, en dirección de la cruz donde está crucificado el buen ladrón.

Nos debemos santiguar con la mano derecha, ya que hacerlo con la izquierda es considerado impuro. Con la derecha se suele dar la bendición, y al momento de saludar lo hacemos con esa misma mano. Algunos gobernantes suelen poner su diestra sobre la Biblia al momento de jurar su nuevo cargo, mientras que, en los tribunales, levantamos la derecha cuando juramos decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad.

Este estigma también se ha filtrado en la política. Durante la Guerra Fría, la izquierda fue demonizada y relacionada con el comunismo, el caos y la subversión, mientras que la derecha representaba el orden, la estabilidad y la democracia. En muchos países, las dictaduras de derecha justificaban sus abusos con la idea de protegerse de “los males de la izquierda”.

El idioma también refuerza esta diferencia. En latín, sinister significaba tanto “izquierda” como “peligroso”. En inglés, left proviene de una raíz germánica que significa “torcido” o “débil”. En francés, gauche significa tanto “izquierda” como “torpe”.

En el mundo del deporte, los zurdos suelen ser vistos como una rareza. En la pelota, los lanzadores zurdos son pocos y muchas veces se les trata como jugadores “diferentes”.

Y entonces, ¿por qué ponemos el anillo de matrimonio en la mano izquierda? Según una teoría, es para servir de escudo de los malos espíritus que pudiesen atacar y destruir el matrimonio. Es curioso cómo en las bodas cristianas, que provienen de tradiciones machistas antiquísimas, la mujer está siempre localizada a la izquierda y el hombre a la derecha.

Desde el lenguaje hasta la política, la izquierda ha estado marcada por un estigma que persiste hasta hoy. Tal vez sea hora de romper con esta ‘maldición’...