Palabras intraducibles
“Hay una palabra en español... ‘anteayer’ que en inglés no existe un vocablo como este”
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Hay palabras que, simplemente, no tienen traducción.
Esta realidad se puede deber a muchos factores, pero la razón principal es que las palabras y sus definiciones son reflejos de la cultura y la historia de cada sociedad.
Un ejemplo es el verbo ‘empalagar’ para referirnos a la sensación de hastío que nos da luego de haber consumido algo muy dulce. En inglés no hay un término específico que exprese ese efecto. Tomemos como ejemplo la oración: “Este postre es demasiado dulce y me empalaga”. Para traducirla al inglés, habría que usar más de una palabra: “This dessert is too sweet and makes me sick to my stomach”. Seis palabras (“makes me sick to my stomach”) para decir una sola en español.
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Algo similar ocurre con el vocablo ‘merienda’, tan común en nuestra vida cotidiana. “Hoy llevaré una merienda a mi trabajo”. En inglés existe la palabra ‘snack’, pero ambos no son términos completamente intercambiables y hay unas diferencias culturales en su uso. Nosotros los hispanos decimos ‘merienda’ para referirnos específicamente a la comida que se suele tomar por la tarde, generalmente entre el almuerzo y la cena (también pudiese referirse a la comida ligera entre el desayuno y el almuerzo). Por su parte, un ‘snack’ es un término más amplio y general que se refiere a cualquier tipo de comida pequeña y rápida, y no se asocia necesariamente con un momento específico del día.
Tampoco hay una traducción literal para el término ‘madrugada’, ese periodo entre la medianoche y la salida del sol. Por ejemplo: “Juan estuvo de fiesta hasta la madrugada”. Una posible traducción al inglés sería “Juan was partying until the early hours of the morning”. De nuevo, necesitas seis palabras en inglés (“the early hours of the morning”) para expresar el concepto de ‘madrugada’.
Lo mismo pasa con la palabra ‘friolento’, que en español se refiere a una persona que es muy sensible al frío. “Tengo que abrigarme mucho porque soy muy friolento”. Para expresar esta idea en inglés, habría que definir la idea de ‘friolento’: “I have to wrap up very warm because I am sensitive to low temperatures”. Seis palabras para decir lo mismo.
Otro término que es común en nuestro lenguaje cotidiano es cuando nos referimos al día anterior al día de ayer. Hay una palabra en español para eso: ‘anteayer’. En inglés no existe un vocablo como este. Si quiero traducir “Anteayer visité a mi novia”, tendría que describirlo de la siguiente manera: “The day before yesterday I visited my girlfriend”. Cuatro palabras (“The day before yesterday”) para expresar una sola en español.
Sin embargo, el ejemplo más contundente de palabras sin traducción es el concepto latino del ‘amor’. En español tenemos un matiz muy claro para diferenciar entre amar y querer. Como bien decía el cantante José José: “Es que amar y querer no es igual”. ‘Querer’ se utiliza para expresar un afecto más ligero o un sentimiento amistoso, mientras que ‘amar’ lleva consigo una carga emocional más profunda, vinculada a un amor romántico o familiar. Esta distinción permite a los hablantes hispanos expresar de manera más precisa la intensidad y naturaleza de sus emociones. En contraste, el inglés utiliza el término genérico ‘love’ para describir una amplia variedad de sentimientos, desde el cariño simple hasta el amor profundo. En ese sentido, el español permite una mayor riqueza en la expresión.
¿Qué otras palabras o expresiones se te ocurren que no tienen traducción del español al inglés? De seguro encontrarás muchas. Descubrirlas es un ejercicio interesante que te invito a explorar…
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Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
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