¿Los taínos dejaron de existir?
“Nuestros queridos taínos, al final, se salieron con la suya... Dejaron su huella en palabras que se utilizan en diversos idiomas alrededor del mundo…”
Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 1 año.
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Piénsalo dos veces antes de contestar…
Es cierto que la historia se ha encargado de documentar el genocidio de los taínos durante los primeros años de la colonización española en Borikén. Las enfermedades y los abusos a los que se enfrentaron nuestros antepasados indígenas acabaron con ellos; pero hay algo que ni las armas, ni la avaricia, ni los virus pudieron asesinar: su legado cultural.
Y es en nuestro lenguaje cotidiano, en las palabras que usamos y que nos rodean a diario, que mejor se manifiesta el hecho de que los taínos siguen ahí, presentes y vivos entre nosotros.
Comencemos con los nombres propios de los municipios de Puerto Rico. ¿Sabías que casi la mitad de los pueblos de la isla provienen de un nombre taíno? Un total de 36 de los 78, para ser exactos.
De esos 36, hay 16 municipios que honran la memoria de algún cacique taíno. Entre ellos está Bayamón (Bayamongo), Caguas (Caguax), Mayagüez (Yagüex), Coamo (Coamex) y Luquillo (Yuquibo). Uno de nuestros pueblos celebra el liderazgo de una cacica: Loíza (Yuiza).
El resto de los municipios con nombres taínos hacen referencia a lugares o cosas. Por ejemplo, Aibonito viene de Jatibunicu (“río de la noche”); Guaynabo se refería a un “sitio de mucha agua”; Vieques la llamaban Biequé, “tierra chiquita”.
La herencia taína en el lenguaje, sin embargo, va más allá de los nombres propios de nuestros pueblos. Se calcula que hay cerca de 300 palabras de origen taíno en el español. De hecho, de todos los lenguajes nativos en América, el taíno es el que mayor influencia ha tenido en nuestro lenguaje. Además, la primera palabra indígena registrada en el español es taína: “canoa”. La escribió Cristóbal Colón en su diario a solo dos semanas del descubrimiento de América.
Veamos algunos ejemplos de palabras y expresiones que usamos a diario, muchas de ellas reconocidas por la Real Academia Española:
-¿En el supermercado compras “batatas”? Anota esa en la lista de palabras taínas.
-¿Frente a tu casa tienes un árbol lleno de “comején”? Otro término taíno.
-¿Has visto volar nuestro “guaraguao”? Los taínos le pusieron el nombre.
-¿Buscando “guayaba” ando yo? Un éxito musical que Rubén Blades les debe a los nuestros.
-¿Los policías andan con una “macana”? Sí, gracias a nuestro vocabulario indígena.
-¿Conoces a algún “jaiba”? Los taínos les decían así a los cangrejos de agua dulce que eran muy difíciles de agarrar; de ahí el significado que le damos hoy día (persona lista).
Y ahora viene lo mejor de todo: nuestros queridos taínos, al final, se salieron con la suya. Su legado cultural en el lenguaje va más allá del español que hablamos en Puerto Rico. Dejaron su huella en palabras que se utilizan en diversos idiomas alrededor del mundo…
Los famosos “huracanes” que nos fastidian de vez en cuando deben su nombre a los taínos. Y esa palabra es hoy día internacional: “hurricane” en inglés, “ouragan” en francés, “hurrikan” en alemán, “uragano” en italiano.
La rica “hamaca”, sobre la cual echamos deliciosas siestas, es otro tainismo internacional (“hammok”, en inglés).
Hay quienes se la comen, o solo las ven pasar por sus patios. Son las “iguanas”, presentes en el vocabulario de otros idiomas.
Los famosos “B.B.Q.” (“BarBeQue”), que pensamos que son una herencia del inglés, pues no: la palabra viene de “barbacoa”, otro término taíno.
Al final, los taínos no desaparecieron: se hicieron más vivos y presentes en nuestras vidas, aquí y alrededor del mundo.
Dulce venganza…
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
En buen español
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