Las vacas y las vacunas
Sí… la palabra ‘vacuna’ tiene una relación directa con las ‘vacas’.

Nota de archivo: esta historia fue publicada hace más de 5 años.
PUBLICIDAD
En estos días, ¿cuánto no daríamos por la pronta llegada de una vacuna que detuviese la pandemia del COVID-19? Estas inyecciones, que algunos aplauden y otros critican, permitirían la formación de anticuerpos que nos darían inmunidad contra este coronavirus que está afectando a miles de personas alrededor del mundo.
Pero este blog es sobre el idioma, así que me voy a centrar en los aspectos lingüísticos de estos asuntos.
¿A qué te suena la palabra ‘vacuna’? ¿Acaso te suena a… ‘vacuno’?
Lo ‘vacuno’ es aquello perteneciente o relativo al ganado. Sí… la palabra ‘vacuna’ tiene una relación directa con las ‘vacas’.
¿Y que tienen que ver las vacas con las vacunas? Mucho, sigue leyendo…
Resulta que, en varias ocasiones en la historia, la viruela llegó a convertirse en una epidemia devastadora, sobre todo en el siglo XVIII. En aquella época, era común que las mujeres encargadas de ordeñar las vacas se contagiaran con una versión menos grave del virus de la viruela, también conocida como el 'virus de la vaca' o 'viruela vacuna'. El contagio se producía cuando las manos de estas ganaderas entraban en contacto con unas ampollas infectadas con el virus que se encontraban en las ubres del ganado. Como en aquella época no había buena higiene y el jabón no abundaba, pues las manos de las ordeñadoras infectadas con el virus pasaban a contaminarlo todo y a contagiar a las demás personas a su alrededor.
Médicos de la época en Inglaterra observaban que estas mujeres que ordeñaban las vacas y que estaban en constante contacto con la viruela vacuna se volvían inmunes a la enfermedad y jamás padecían de viruela. Por lo visto, ellas se volvían inmunes. Ante esto, en el 1796, un médico llamado Edward Jenner tuvo la idea de tomar un poco de secreción de una granjera que se había infectado con una vaca que tenía viruela vacuna y se la inyectó en el cuerpo de un niño de ocho años llamado James Philips. El niño nunca enfermó ni murió de viruela. A partir de ahí, se comenzó a inyectar o ‘vacunar’ a más personas en Europa y se pudo observar que el procedimiento era efectivo para evitar que las personas mostraran los síntomas de la enfermedad. El propio Jenner vacunó de forma gratuita a los pobres de su pueblo de Berkeley y salvó muchas vidas.
Este virus de la viruela era muy contagioso, provocaba fiebres muy altas y la aparición de ampollas de pus en la piel. Aquellos que no morían, quedaban por siempre con cicatrices en su piel debido a las ampollas de la viruela. Ya hoy día no se escucha hablar de esta enfermedad, luego de que en el 1980 se declarara su erradicación gracias a las intensas campañas de vacunación.
Así que, podemos darles las gracias a las vacas por todo lo que le han dado a la humanidad: carne, cuero, leche, derivados de la leche y… la vacuna que nos salva vidas. Así que, en un futuro, cuando podamos volver a salir de nuestras casas y pasemos por un prado lleno de vacas, bajemos la cabeza hacia ellas en señal de respeto y agradecimiento por todo lo que han hecho por nosotros…
Exdecano y profesor de la Escuela de Comunicación Ferré Rangel de la Universidad del Sagrado Corazón y fundador del movimiento En Buen Español. Experto en comunicación y amante del lenguaje. Conferenciante internacional sobre temas relacionados con el poder de la palabra. Autor del libro 'Habla y redacta en buen español' (2011) y 'En buen español: El libro de las curiosidades de nuestro idioma" (2020). Apasionado de la historia, la educación, la fotografía y el mar. Esposo de Mirté y padre de Sebastián, Alejandro, Mauricio y Mariana (y del perrito Muni Cipio).
En buen español
Tu idioma guarda miles de historias y secretos. En la columna descubrirás las fascinantes curiosidades que esconden nuestras palabras y expresiones.