Mi más reciente proyecto teatral Los tóxicos me permitió hacer una investigación exhaustiva sobre las relaciones tóxicas. Y es que muchas veces pensamos que este tipo de relación se da solo entre las parejas y perdemos de perspectiva que también está presente entre amigos, familiares y hasta en relaciones laborales.

Comencemos por definir qué es una relación tóxica. Una relación se vuelve tóxica en el momento en que una de las partes “se aprovecha” de la otra cuando, aparentemente, solo uno de los dos obtiene un beneficio. Por ejemplo, la persona que actúa viendo únicamente su interés, que se propone manipular e intentar controlar o que, simplemente, quiere sacar provecho. Me imagino que estarán pensando en aquellos que conocen y son así.

¿Cómo saber si estás en una relación tóxica? Y ojo, todo esto que escribo es basado en artículos que he leído, ya que no soy una experta en el tema y los argumentos responden a lo que he leído e interpretado. Si en tu relación sientes todas o algunas de las mencionadas, entonces podrías estar en una relación tóxica: Dependencia emocional, necesidad de aprobación, falta de límites o límites excesivos, emocionalidad excesiva, inestabilidad en la relación e irracionalidad y justificación.

¿Qué estás haciendo para cambiar estos patrones?

Muchas veces cuando estamos en una relación, los monstruos e inseguridades que nos habitan salen a flote. Y lo peor es que los descargamos con nuestras parejas.

En la obra Los tóxicos, escrita y dirigida por Carlos Vega, lo mencionado se hace evidente y funciona como un espejo de la realidad. Las parejas que se han dado cita en el teatro han empatizado con la pieza, pues en algún momento hemos caído en momentos de toxicidad.

Ahora bien, lo más importante es comenzar a erradicar estas conductas, no anquilosarnos a las relaciones tóxicas y transformarnos. Si bien es cierto que soy fiel creyente de que nadie cambia a nadie, también parto de la premisa de que el ser humano es cambio, y en el momento en que haya disposición, aquello en lo que hay que trabajar, se trabaja.

Pues, esta columna tiene como fin eso: invitar a repensarnos y comenzar a establecer relaciones saludables. Si hay algo que agradezco de mi trabajo como actriz, es que cada proyecto me permite investigar y me ayuda a crecer como persona. Esta obra teatral, que regresa el 15 de abril a Bellas Artes de Santurce, no es la excepción.

Las relaciones tóxicas se dan entre los seres humanos y por eso no es culpa de unos o de otros. Entre algunas otras señales se encuentran actitudes de control y celos, cuando le molesta que pases tiempo de calidad con tus amigos o familiares, te controla tus gastos personales, investiga tus redes sociales o celular, te menosprecia, te chantajea emocionalmente o te trata con exceso de sobreprotección.

Otras de las señales son las faltas de respeto, critica tu manera de vestir, minimiza lo que te sucede, no reconoce tus logros, cuando discuten siempre tienes que ceder tú, te culpa por todo lo que le sucede y se dirige hacia ti con indiferencia y maltrato.

¿Cómo evitamos este tipo de conductas? Desde el diálogo y el respeto. La base de una buena relación es la comunicación y el respeto. Hagámonos consciente de ello y comencemos a erradicar esos patrones que nos atrasan como seres humanos y no nos permiten crecer. Como siempre, este puño tiene como intención educar e invitarnos a ver aquellas cosas que con el ajoro de la vida no nos detenemos a observar.

Si sientes que necesitas más herramientas para mejorar tus relaciones interpersonales, busca ayuda, nunca está de más.