La pasada semana tuve la bendición de compartir con dos grupos de jóvenes distintos, amantes de las palabras. Primero fue el jueves con estudiantes de nivel superior quienes, en busca de aumentar sus conocimientos sobre la oratoria, su maestra me invitó a tertuliar con ellos. Luego, el sábado, en el certamen anual de oratoria de la Cooperativa de seguros múltiples, niños, adolescentes y jóvenes universitarios presentaron extraordinarias piezas de oratoria, demostrando que nuestra juventud está más viva que nunca.

Aquel que diga que nuestra juventud está perdida, miente, pues definitivamente son más los jóvenes que están haciendo el bien, que los que están en malos pasos. Prueba de ello fue lo vivido la semana pasada. ¿Por qué es importante que los jóvenes dominen la palabra? Porque la palabra tiene poder y aquel que no lo crea así, está equivocado.

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El poder de la palabra en la juventud es una herramienta invaluable que puede aportar en la sociedad de múltiples maneras. Las palabras tienen el poder de inspirar, motivar y transformar a las personas, y los jóvenes tienen la capacidad de utilizar este poder para generar cambios positivos en su entorno. Una cualidad que distingue a los jóvenes es que escuchan su intuición y se lanzan al vacío, con tal de luchar por lo que creen o experimentar nuevas vivencias que les recuerden que son jóvenes.

En primer lugar, las palabras son importantísimas para expresar ideas y opiniones, y es menester escuchar la voz de nuestra juventud. Estos tienen el derecho y la responsabilidad de hacer oír su voz, y la palabra escrita u oral es una forma efectiva de transmitir sus pensamientos. Al expresar sus ideas, los jóvenes pueden abrir el diálogo y propiciar el intercambio de perspectivas, lo que contribuye a un ambiente de comprensión y tolerancia. Ambientes necesarios para lograr un mejor país.

Además, las palabras pueden ser utilizadas para crear conciencia sobre temas importantes, desde el punto de vista de aquellos que componen el presente de nuestra patria. La juventud puede utilizar su voz para abordar problemas sociales, como la igualdad de género, el cambio climático, la violencia, la falta de tolerancia o los prejuicios.

Asimismo, las palabras pueden ser utilizadas para inspirar y motivar a otros. Los jóvenes pueden convertirse en líderes y modelos a seguir, compartiendo sus experiencias y motivando a otros a superar obstáculos. Mediante sus historias, los jóvenes pueden demostrar que cualquier objetivo es alcanzable con esfuerzo y determinación. Así lo han hecho muchos jóvenes de nuestro país y del mundo entero.

Sin embargo, es importante recordar que el poder de la palabra también requiere una gran responsabilidad. Las palabras pueden tener un impacto duradero en las personas, tanto positivo como negativo. Por lo tanto, es esencial que los jóvenes utilicen su poder de manera consciente y ética, evitando el lenguaje ofensivo o irrespetuoso. Deben abordarlo con honestidad para así lograr credibilidad, sobre todo aquellos que serán los líderes de nuestra nación.

En definitiva, el poder de la palabra en la juventud es una herramienta valiosa que puede generar cambios significativos en nuestro país. Sin embargo, es importante que utilicen su poder de manera responsable. Al hacerlo, pueden convertirse en agentes de cambio y contribuir a la construcción de un mundo mejor.

No olvidemos nunca que aquel que domina la palabra domina el mundo. Seamos conscientes del poder de las palabras.