El título de esta columna de opinión no tiene como fin invitar a la violencia, sino exaltar la gesta de una de las deportistas más valiosas de nuestro país actualmente. Una carolinense que, una vez más, pone este 100x35 en alto. Y es que, al verla pelear, ¿quién no se siente patriota?

En un deporte que popularmente ha sido dominado por los hombres, una mujer puertorriqueña -el sábado, 4 de febrero- hizo historia.

Amanda Serrano hizo una vez más que nuestra monoestrellada brillara en el mundo. Con su victoria volvimos a sentir lo que sentíamos en tiempos de Héctor “Macho” Camacho, Félix “Tito” Trinidad y Miguel Cotto, con la diferencia de que esta vez era una mujer quien hacía alarde de su puño.

Hizo historia, porque es la primera boxeadora puertorriqueña en proclamarse campeona indiscutida de una división, logro que ningún hombre u otra mujer había alcanzado previamente. Serrano puso a sudar no tan solo a la mexicana Erika Cruz, sino que hizo que su equipo de trabajo cambiara las estrategias. Como han mencionado los medios de comunicación, Amanda conserva los cinturones pluma (126 libras) de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Organización Internacional de Boxeo (OIB) y añade el de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), que tenía Cruz. ¡Qué grande eres!

Esta victoria no significa un logro solo en el boxeo, sino que es una victoria en pro de la equidad. Gracias a su triunfo, una vez más, nos ha puesto a suspirar en nombre del boxeo. De igual forma, le da visibilidad al rol femenino en un deporte que, nacionalmente, ha sido liderado por los hombres. Representa el despertar de una tradición que se había perdido. ¿Cuántos no nos emocionamos cada vez que ganó Tito o Cotto? Este logro permite que las nuevas generaciones vivan en carne propia la emoción que sentíamos cuando gritábamos a coro “¡TITO! ¡TITO! ¡TITO!”

Y entonces, cuando piensas que ya has gritado lo suficiente: “Yo soy boricua, pa’ que tú lo sepas”, la entrega de los Grammy comienza con la presentación musical de Bad Bunny, lo que nos remontó a la entrada al cuadrilátero de Serrano, al son de “El apagón”, ya que el “performance” del “Conejo malo” inició con esa canción que tanto nos representa.

Para aumentar nuestro orgullo patrio, el mundo fue testigo de los grandes de nuestra historia inmortalizados en los cabezudos que acompañaron a Bad Bunny.

En los Grammy no solo estuvo Benito, sino que le acompañó Roberto Clemente, Julia de Burgos, Tego Calderón, Andy Montañez, entre otros cabezudos del grupo teatral Agua, Sol y Sereno, dirigido por Pedro Adorno.

La música y el deporte son símbolos de nuestra identidad puertorriqueña. La identidad es eso que nos ayuda a entender quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos. Benito Martínez puso en alto nuestra identidad, ya que a través de nuestro idioma el español (de las pocas cosas que aún no nos han podido arrebatar), puso a bailar al mundo entero.

Los puertorriqueños nos hacemos sentir alrededor del mundo de muchas maneras: en la música, el deporte, la actuación, las artes plásticas, la moda… Prueba de ello fue este pasado fin de semana. Y si queda duda alguna, recordemos que la pasada semana el astronauta Joseph Acabá fue ascendido a jefe de la Oficina de Astronautas del Centro Espacial Johnson de la NASA, primera persona de ascendencia hispana en ocupar ese puesto y es BORICUA. Los boricuas estamos en todas. ¡Qué orgullo ser puertorriqueña!

“Esta victoria no significa un logro solo en el boxeo, sino que es una victoria en pro de la equidad. Gracias a su triunfo, una vez más, nos ha puesto a suspirar en nombre del boxeo”