¿Hasta dónde vamos a llegar en nombre de la política? ¿Cuánto más tenemos que pasar las mujeres por el simple hecho de ser mujeres? ¿Cómo es posible que haya personas que se escuden en la religión para pasar juicios?

Estas son solo algunas de las preguntas que vienen a mi mente al pensar en el más reciente incidente entre la comisionada residente Jenniffer González y el candidato al Senado, el Dr. César Vázquez.

Tan reciente como el viernes pasado, la comisionada subió a las redes sociales un video sobre su parto como respuesta a los ataques de Vázquez. Este señor, desde el embarazo de González, se empeñó en cuestionar una y otra vez el mismo. Su acto es considerado uno de violencia machista, como muy bien lo explicó la licenciada Amárilis Pagán a la periodista Milly Méndez. ¿Cuánto más le vamos a permitir a este señor? Parecería ser que tiene una obsesión con la vida de Jenniffer.

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Lo más peligroso de esto es que los ataques y/o cuestionamientos vienen de una persona que es profesional de la salud y que milita en un partido de base de fe. Pero, ¿qué tipo de fe profesa este señor?

En el perfil de Instagram, Vázquez se describe a sí mismo y cito como: “Fundador y expresidente del Proyecto Dignidad. Candidato al Senado por Bayamón. Médico cardiólogo, pastor y defensor del matrimonio y la familia”. Parece ser que su defensa por el matrimonio y la familia es selectiva, porque al pasar tanto juicio a la vida de González está faltando a sí mismo.

Entonces, una vez más César Vázquez lo vuelve hacer. En nombre de la “dignidad” atenta contra la dignidad humana. Nuevamente, saca su machismo a pasear y de eso no queda duda.

En 2023, cuando el candidato al senado humilló por primera vez a González escribí una columna sobre el machismo que habita en él. Hoy reafirmo lo que en ese momento escribí. Un embarazo no se cuestiona nunca.

El Sr. Vázquez está lacerando la salud emocional de la comisionada y, por consiguiente, de los niños que hoy día son pequeños, pero en algún momento crecerán y verán toda esta atrocidad. ¿Dónde están los valores cristianos que tanto profesa? Definitivamente, sus acciones van en contra de su filosofía cristiana.

Sr. Vázquez, usted como médico sabe cuáles son las consecuencias de sus comentarios, haga un examen de conciencia.

El comentario de este “cristiano” corresponde a un pensamiento estereotipado y a los prejuicios que existen contra las mujeres en la política. Sería oportuno que revalúe el por qué está en la política. Es lamentable que en nombre de la fe se atente contra la dignidad humana. ¿Cuál es el fin de su partido? Escudarse detrás del fundamentalismo religioso y atacar a quienes no piensan como ustedes. Qué pena que haya olvidado el mandamiento instituido por Jesús en la Última Cena: “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”. Le invito a vivirlo verdaderamente.

Sr. Vázquez, me gustaría repasarle el significado del concepto dignidad: “Dignidad - se refiere al valor inherente y la importancia de cada ser humano, independientemente de su origen, posición social o circunstancias. Implica el respeto y la consideración hacia la integridad y los derechos fundamentales de una persona. La dignidad implica tratar a los demás con equidad, compasión y justicia, reconociendo su valía como individuos”.

¿Su partido, sus expresiones y acciones corresponden a la definición presentada?

No me parece. Cada vez falta menos para las elecciones y la contienda política no puede continuar siendo un circo mediático, esto supone una falta de respeto a todos los ciudadanos que queremos lo mejor para nuestro país. La familia es sagrada. Quien está corriendo para un cargo político es Jenniffer, no sus hijos; basta ya de tanto ataque. Comisionada, no caiga en su juego, no le dé el gusto.

Imagino que alguno que otro fanático político o religioso escribirá que no soy apta para escribir esta columna, por parodiar a González, pero que no se confunda la gimnasia con la magnesia: mi trabajo es parodiarla a ella, su familia -insisto- es sagrada. Lo que ha hecho César Vázquez una vez más es maltratar, humillar y violentar a una mujer. Qué cosa, que nunca se mete con los hombres, su obsesión es atacar a las mujeres.

Electores, tomen note, un individuo así no hace falta en el Senado.