El sábado fuimos testigos del intento de asesinato a Donald Trump, en plena luz del día.

Esto porque Trump y su sed de poder, nuevamente, corren por la presidencia de los Estados Unidos. Es triste ver cómo los Estados Unidos tomó un paso hacia atrás, ya que cuando Donald Trump ganó la presidencia en el 2016, en ese momento ganó el racismo, la xenofobia, la homofobia y el odio.

Pinochet, Mussolini, Hitler, Somoza o Trump no llegaron a obtener tanto poder por su posición política, sino por la gente que los seguía y apoyaba, lo cual es realmente preocupante. Por eso es importante que los norteamericanos este año no deberían cometer el mismo error.

Relacionadas

Insisto, la violencia genera más violencia y Trump es un hombre violento. Claro, no se justifica para nada la acción del joven de 20 años, quien luego del intento, perdió la vida.

Ahora la pregunta obligatoria sería ¿Trump reconocerá el por qué atentaron contra él? Es interesante que, contrario a lo que pensaría él mismo, quien le disparó no fue un inmigrante, a quienes tanto odio les tiene, sino que fue uno de los suyos: un republicano.

Desde hace años, el racismo es un mal que acompaña a nuestra sociedad. Este mal se acrecentó en los Estados Unidos con la llegada al poder de Donald Trump y con su afán de “Make America Great Again”, parecería que ese slogan de campaña abrió una caja de pandora y permitió que el racismo y la xenofobia fueran la orden del día en los Estados Unidos durante su presidencia.

El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos identificó a un joven de 20 años llamado Thomas Matthew Crooks como el presunto autor de los disparos en el mitin de Donald Trump en Butler, Pensilvania. 


Foto de su high school year book 2022 via Pittsburgh Post-Gazette
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) de Estados Unidos identificó a un joven de 20 años llamado Thomas Matthew Crooks como el presunto autor de los disparos en el mitin de Donald Trump en Butler, Pensilvania. Foto de su high school year book 2022 via Pittsburgh Post-Gazette (Captura Pittsburgh Post-Gazette)

En el siglo XXI, los prejuicios, el discrimen, el racismo, la xenofobia, y todos los actos que inviten al odio, deben ser repudiados. La opresión y el abuso de poder tienen que erradicarse por completo.

Tenemos que educarnos en vías de la aceptación, la equidad y el respeto por los derechos humanos.

Inevitablemente, el sábado pensé en George Floyd, quien el 25 de mayo de 2020, fue brutalmente asesinado en Minneapolis, por ser negro, y por alguna razón vino a mi mente.

Entonces, hoy más que nunca resuenan en mí las palabras de Martin Luther King pronunciadas el 28 de agosto de 1963 delante del monumento a Abraham Lincoln en Washington, DC, durante una histórica manifestación de más de 200,000 en pro de los derechos civiles para los negros en los EE.UU.: “Sueño que un día, esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales”.

Ese sueño sigue presente, vivo y resuena más fuerte que nunca. Que ninguna persona tenga que suplicar porque le falta el aire. Continuemos luchando en pro de los derechos humanos y el respeto a la vida.

También, al mirar a Trump, muchas veces recuerdo cuando en medio de nuestro dolor tras el paso del huracán María, nos tiró con papel toalla.

Ira, rabia, desasosiego, desesperanza, coraje, frustración e impotencia fueron algunas de las sensaciones experimentadas en ese momento con la visita del payaso de Trump.

En momentos como los que estábamos viviendo no necesitábamos que se nos insistiera en la deuda o se mofarán de nuestro dolor. Al contrario, en ese momento necesitábamos que nos devolvieran toda la ayuda que por años les hemos dado a la nación más poderosa.

Entiendo que cada cual recuerda los sucesos dependiendo de su realidad, pero no me cabe en la cabeza cómo una persona que lo que emane sea odio e intolerancia hacia las minorías obtenga tantos seguidores y tanto poder y sea tan cínico de volver a correr por la presidencia.

Espero que el acto del sábado le sirva de lección y se retire o, simplemente, comprenda que hay muchos que no quieren que regrese al poder. Su regreso a la presidencia supone atraso para los Estados Unidos, pero sobre todo, atraso para los derechos humanos.